Tirofijo: la violencia en Colombia comenzó con el asesinato de Sucre, para luego también asesinar Ayacucho!...

  1. Los países de Latinoamérica fueron libertados por Venezuela, la tierra bendita llamada por José Martí "La Jerusalén de América": La Nueva Granada, Ecuador, Panamá, Perú, Bolivia (fundada por el Libertador), y con el triunfó de Ayacucho se consolidó la expulsión definitiva de los realistas de nuestro continente, liberando en consecuencia a Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay. Esos países, como hoy Colombia, no nos perdonan el que les hubiésemos liberados, y desde hace dos siglos vienen pugnando por volver a los hábitos miserables de aquellos virreinatos. Todos ellos, después de 1825, se unieron para hacer desaparecer la obra grandiosa de Bolívar y Sucre, y siendo tan cobardes desde entonces, su clase dominante, ha conservado un odio demencial hacía Venezuela.

  2. En cuanto Sucre triunfó en Ayacucho, en la Nueva Granada se conformaron círculos criminales para derrocar a Bolívar, y asesinarlo tanto a él como a Sucre (quien estaba destinado a ser su sucesor). Pertenecían a esto círculos amargados y pro-realistas como Vicente Azuero (quien llegó a pedirle a Bolívar que se coronara), Francisco Soto (asesor permanente de Santander), Fernando González (horrible leguleyo), Fernando Gómez y el binomio José Hilario López-José María Obando (los asesinos de Sucre). En cuanto Sucre regreso del Sur, los planes se activaron. Como dice Manuel Marulanda Vélez, Tirofijo, todos aquellos cobardes neogranadinos no soportaban la grandeza de Sucre y Bolívar, y para ellos poder existir "políticamente" y controlar el poder en la Nueva Granada, debían exterminar a estos dos eximios y grandiosos patriotas. ¿Y quién recuerda a estos asesinos que no sea para despreciarlos, qué ganaron con sus crímenes? En tinta oscura y fresca que algunos jóvenes habrían querido mezclar con su propia sangre, se comenzó a imprimir el horrible pasquín "El Demócrata". La orden era hablar con la crudeza que exigían las circunstancias, pues la patria requería de alguien que actuara sin vacilaciones ni escrúpulos. Con ansiedad morbosa se iban pasando los "liberales" unos a otros los alucinantes términos de aquella declaratoria que decía: "Bolívar es un vesubio apagado, pronto a romper su cráter vomitando llamas de odio, destrucción y de venganza. Su explosión es temible; y puede lanzar al gobierno republicano y a la libertad al caos del olvido. Sucre, Carreño, Luque, Portocarrero y otros pérfidos mariscales, son bocas que verterán la sangre, terror y espanto de que está hirviendo al fondo de aquel volcán".

  3. Lo más extraño era que entre los "liberales" del Perú también corrían rumores de que Sucre sería asesinado; y estos rumores corrían desde los mismos centros peruanos que habían anunciado el año 28, la rebelión de Obando-López. Las deliberaciones en los círculos secretos de la capital no tenían respiro ni descanso. Se hablaba con doble sentido: "- La fiesta se pondrá pronto, ya me enviaron los cohetes, prepárese compadre". "- El parto tiene día y hora, manos a la obra...". Sucre durante su estancia en Bogotá no dejaba de ir cada mañana al convento de San Francisco. Poco antes de partir, cuenta uno de los activistas de aquellas cofradías asesinas, un tal Genaro Santamaría, que apenas salía de una de aquellas reuniones donde se planteó la urgente eliminación de Sucre, y al pasar por casualidad por el atrio de la iglesia y encontrarse con el Gran Mariscal, "con los brazos cruzados, me impresionó mucho, pues me pareció un espectro que se me aparecía, habiendo momentos antes decretado su muerte".

  4. Algunos jóvenes eran fuertemente sacudidos por estos conflictos de conciencia, pero como estaban embebidos en las lecturas del filósofo sensualista Jeremías Bentham (autor de "La defensa de la usura") quien sostenía en uno de sus párrafos más comentados: "Se dice que el hombre tiene cierta cosa que le advierte interiormente lo que es bueno y lo que es malo, y que esa cosa se llama conciencia. No hay tal conciencia. Todo eso en el fondo es arbitrario. La ley natural y derecho natural son ficciones; no hay más ley natural que los sentimientos de pena y placer". Además, sostenían los más cultos abogados de la cofradía liberal, que aquellas prácticas PARA ¡ELIMINAR TIRANOS! se venían ejecutando desde los tiempos de Macedonia y Roma y sus fines eran despedazar lo viejo y lo inútil.

  5. El hervidero de comentarios adquirió su paroxismo mayor el día en que Sucre dejó la capital. Debía hacer un recorrido de unos doscientos kilómetros antes de llegar a Neiva, uno de los lugares donde pensaba descansar, ahí, donde lo esperaba el monstruo (quien llegara a ser presidente de la Nueva Granada) José Hilario López…



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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