Sorprendentes Revelaciones!: Cuánto nos costó el plato de lentejas (frío) que Rockefeller le sirvió a Betancourt…

  1. Nelson Rockefeller fue mucho más millonario que Trump, y estuvo a un tris de ser presidente de Estados Unidos. Lo que Trump tiene de copete, Nelson Rockefeller lo tuvo de jeta, y mientras aquel para debutar en política le dio por coleccionar misses al potentado petrolero se le prendió el bombillo y comenzó a comprar farsantes. Rockefeller para proyectarse como estadista, por ser inmensamente rico, decidió controlar Sudamérica, comenzando por Venezuela. Así como a la reina de Inglaterra le encanta divertirse con los africanos, hacerles visitas y llevarles golosinas, Rockefeller tenía debilidades parecidas y se entretenía tuteándose con los negros, indios y mulatos del sur de América Latina. Su plan era hacerse dueño de todos los recursos de América del Sur como crédito previo en su ascenso hacia la presidencia de EE UU.

  2. "The Washington Post", "Life", "Times" y "The New York Times" le hacían largos reportajes a míster Nelson cuando emprendía sus exquisitos "safaris" (así los llamaba él y los periodistas) por Sudamérica, por aquel patio trasero, ancho, ruco y fértil. Su abuelo tenía asentados los mayores imperios petroleros del mundo con la Standard Oil Company a la cabeza, y el centro neurálgico de sus operaciones lo tenía ubicado en Venezuela. Para esta tarea, míster Nelson tenía que buscarse a un político latinoamericano con garra, de izquierda, con un inmenso talento para maniobrar con harta versatilidad en las aguas nacionalistas del antiimperialismo, y ese milagro se le dio de manera maravillosa en la persona de Rómulo Betancourt.

  3. Míster Nelson Rockefeller tuvo una vida tan pobre e infeliz a pesar de todos sus millones que en muchas ocasiones planeó matarse, no encontraba de qué manera hacerlo. Falleció a los 70 de un infarto en los marasmos de sus cientos de vidas equivocadas. Venía de haber fracasado estrepitosamente como gobernador con la masacre que había provocado en el motín del Centro Correccional de Attica. Pero míster Nelson tenía la aspiración de que nosotros los venezolanos fuésemos durante varios siglos "un país en pleno desarrollo" aunque siempre fuésemos en retroceso", pues esa era la idea y el verdadero concepto de lo que él entendía por "progreso".

  4. Nelson Rockefeller fue un multimillonario muy triste y pavoso, insisto. Realmente un tipo mediocre humana e intelectualmente, por lo que para darse caché en su inmensa incultura se convirtió en un gran coleccionista de arte moderno, fundando con su madre el MoMA, el Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York. Tuvo todo lo que materialmente puede darle este mundo a los multimillonarios: rascacielos, flota de aviones y de yates de lujos, multitud de mansiones en todos los continentes. Los medios decían que era muy bello y tenía una cara de elegante muermo, con el típico rostro de los gringos (como John Wayne) que lo que saben es ponerle precio a todo.

  5. Se casó Nelson Rockefeller con una mujer tan millonaria como él, pero a la que no quería. Nunca la quiso Nelson más que por las apariencias, y siempre hizo lo imposible por estar lo más alejado de ella, andando cada cual por su lado. A lo gringo.

  6. En la década de los cuarenta, Betancourt tuvo sus primeros contactos con míster Nelson y se reunieron en Nueva York estando presentes Diógenes Escalante (embajador nuestro en Norteamérica) y Raúl Leoni. El plan era buscar un presidente para Venezuela que sirviese a los intereses de Estados Unidos. Se escogió a don Diógenes Escalante de manera provisional y se le dijo en un contrato que luego le tocaría el turno a Betancourt. Resultó que don Diógenes Escalante fue envenado en un brindis en su honor que se le hizo en Caracas, y entró en una severa demencia. Quedó descartado. En sus contactos de Betancourt con míster Nelson, éste le dio luz verde para que junto con Pérez Jiménez le dieran el golpe a Isaías Medina Angarita.

  7. A partir de aquí de 1945, intensifica la relación de Betancourt con míster Nelson. En su famoso libro "Venezuela, Política y Petróleo", Betancourt enaltece con grandes elogios la obra de la Estándar Oil Company en nuestro país, escribiendo: «[...] coetáneamente, un audaz hombre de negocios, John D. Rockefeller, avizoraba el porvenir de la mágica fuente de riqueza y echaba las bases de la que llegaría a ser la más gigantesca empresa industrial de los tiempos modernos: la Standard Oil10». Admiraba al hombre que con el mayor descaro sostuvo: «La mejor manera de explotar petróleo es una dictadura petrolera». Y así será, las petroleras funcionarán hasta más allá de su muerte como verdaderos poderes fácticos. A Rómulo también le fascinaba el gran contendor de los Rockefeller, el holandés Hendrik Deterding (dueño de la Royal Dutch Shell), mejor conocido como el «Napoleón del Petróleo». Estas dos compañías, como quien manipula muñequitos de plomo, provocarán ríos de sangre en el continente latinoamericano: la Guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia, las distintas guerras que ha tenido Perú contra Ecuador, y la instauración de las voraces dictaduras y gobiernos títeres en Venezuela, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y México.

  8. A partir de 1960, por orden de Nelson Rockefeller se desatará un gran interés en las universidades estadounidenses por estudiar la vida de Rómulo Betancourt. Porque será durante la década de los sesenta cuando Betancourt promete definir una nueva estratégica forma de gobierno democrático (anticomunista), que podía convivir pacíficamente con la política capitalista de la Casa Blanca; un sistema igualmente (cínico y falso) capaz de combatir a las dictaduras del continente. El historiador norteamericano Robert Alexander (pagado por Rockefeller) en esa época, definió a Rómulo Betancourt como el líder más importante desde Simón Bolívar y, según él, era un ejemplo del que es posible combinar desarrollo económico, democracia política y libertad. «La democracia betancourista sería el complemento histórico de la obra de Bolívar, siendo el uno «Padre de la Patria» y el otro Padre de la Democracia». Para casi todos los estudiosos norteamericanos de América Latina durante la Guerra Fría, Rómulo Betancourt representó la contrafigura de Fidel Castro, como mejor aliado de Washington entre todos los países del continente.

  9. Durante el gobierno de Rómulo Gallegos y por órdenes de Betancourt se plantó la tesis adeca, dirigida al presidente de Estados Unidos y resumida en esta sentencia: «Señor Truman: Usted tiene que alimentarnos y vestirnos». Fue realmente la consigna de Betancourt y Gallegos como estrategia para sacar de abajo a Venezuela. Este par de Rómulos había sido en verdad amamantado por la señora loba del norte, y quedaron indigestados para siempre. Sobre este aspecto dijo de manera clarividente el Libertador: «La influencia de la "civilización occidental" indigesta a nuestro pueblo, de modo que lo que debe nutrirnos nos arruina». Resultó inconcebible que cuando teníamos 1.500 millones de dólares anuales de ingresos, sin ninguna necesidad el gobierno adeco solicitó un empréstito de 50 millones de bolívares y además se trajo al señor Rockefeller con sus grandes mercados, para que se nos esquilmara mejor. Fue así como los norteamericanos se hicieron dueños, de manera exclusiva y a perpetuidad, de la clientela de la población de Venezuela, a tal punto, que por ejemplo, para 1940, la familia Rockefeller era dueña del 95% de la producción petrolera, de numerosas propiedades rurales y mansiones en Caracas, y ésta se dispararía con los adecos.

  10. Era muy propio de los adecos decir que el pensamiento bolivariano resultaba anticuado y contraproducente para los proyectos desarrollistas y modernos que reclamaba nuestro continente. Isaías Medina Angarita partió en visita oficial a Estados Unidos el 17 de enero de 1944, prácticamente como el portavoz y el líder más importante para ese momento de América Latina. Era la primera vez que un presidente venezolano iba a la Casa Blanca, y allí tiene lugar el encuentro de Medina con el funesto Nelson Rockefeller. En una reunión muy privada se trató como prioritario el tema de las relaciones con Holanda y el estatus de las islas Aruba y Curazao, y se sugirió la posibilidad de que Venezuela pudiese cooperar en el establecimiento de algunas bases militares norteamericanas en el hemisferio. Medina fue muy claro al decir que en absoluto deseaba tropas estadounidenses en su país, y que lo único que requeríamos era que se nos diesen los elementos para defendernos, que nosotros sabíamos hacerlo muy bien. Sin duda que los dos más grandes nacionalistas durante el siglo XX, fueron Cipriano Castro y Medina Angarita.

  11. Cuando el 6 de abril de 1945 se crea la embajada de Venezuela en la URSS, el canciller Caracciolo Parra Pérez le comunica a Medina que ha estado recibiendo presiones de Nelson Rockefeller, quien le ha comunicado la inquietud del Departamento de Estado por la conducta rusa, que a Estados Unidos le preocupa sobremanera la reacción de los partidos comunistas, tanto en el propio Estados Unidos como en los países latinoamericanos, porque dichos partidos obedecen ciegamente las órdenes y las consignas de Moscú. Qué gran coincidencia entre esta apreciación de Rockefeller y la que desde hacía varios años venía sosteniendo Rómulo Betancourt en contra de esa amistad de Medina con la URSS. Pero lo más contundente de todo es lo que agrega Parra Pérez: «Como usted y yo lo habíamos previsto, los norteamericanos comienzan a hablar ahora de comunismo como antes hablaban de nazismo y a invocar contra aquél la solidaridad continental y la defensa del hemisferio».

  12. El golpe contra Medina también lo dirigió la embajada norteamericana. Todos los movimientos palmo a palmo se le transmitían a Nelson Rockefeller (con influencia en el Departamento de Estado). No fue Pérez Jiménez quien buscó para el golpe la ayuda de AD, sino que la condición sine qua non impuesta por para poder reconocer al gobierno de facto debían ir en alanza con Betancourt. Ya para esa época Nelson Rockefeller era uno de los grandes propulsores de la CIA. Después que se produjera el derrocamiento del presidente Isaías Medina Angarita, Rockefeller recibirá como regalo una lujosa finca en el estado Carabobo, obsequio de aquel primer gobierno adeco por su contribución al golpe de Estado del 18 de octubre del 45. Rockefeller «nunca fue, es, ni será sectario», y así como fue amigo del dirigente supremo de AD, lo será también del señor Marcos Pérez Jiménez cuando éste sea presidente. Llama sobremanera la atención cómo Betancourt llegó a aliarse con tanta fuerza con un Nelson Rockefeller, cuando hacía pocos años lo había atacado con furia. En una ocasión al terminar un artículo sarcástico sobre él (con quien después colaboraría en proyectos agrícolas y pesqueros) sostenía que los Rockefeller eran «explotadores de nuestro país con toda su hipocresía máxima». El Nelson petrolero, implementó para la política exterior una enorme burocracia, cuyo único fin era el control de la cultura y la educación en América Latina. Organizó conciertos, exposiciones de pintura, programas de estudios políticos, proyectos de intercambio cultural y educativo. Mister Rocke le llamaban cariñosamente los grandes amigos adecos.

  13. Después que se derroca a Medina, los grandes medios del mundo todos controlados y pagados por Nelson Rockefeller hacen un trabajo espectacular para lavarle la cara al golpe y poner a Betancourt por las nubes, incluso superior a Simón Bolívar: el 11 de agosto de 1946, apareció en The Pittsburgh Post Gazette, un artículo firmado por Ray Josephs, titulado: «El nombre de Rockefeller es aclamado hoy por los venezolanos». Sostiene Josephs que ya a Rockefeller, gracias a la actividad que desempeñan los que derrocaron a Medina, no es sinónimo de «imperialismo yanqui» ni «elemento explotador del coloso del norte», sino que aparece como símbolo de progreso y desarrollo económico. Rockefeller es aclamado porque va a proveer un plan para usar el capital norteamericano en un programa de amplia escala, por medio de métodos y técnicas científicas para aumentar la producción. Josephs cita datos específicos de este programa que contempla la comercialización del pescado «en el cual Nelson Rockefeller y sus cuatro hermanos invirtieron tres millones de dólares, la Creole Petroleum Corporation y las compañías asociadas del grupo Royal Dutch Shell trece millones de dólares y el gobierno de Venezuela dio todas sus facilidades. Los Rockefeller trabajando con la Corporación Venezolana de Fomento establecieron una Corporación Internacional de Economía Básica, bajo la cual se conformó un equipo venezolano con el mismo nombre». Mister Josephs se preguntaba: ¿por qué está haciendo Rockefeller todo esto?, y la respuesta la daba el ministro Pérez Alfonzo: «creemos que Rockefeller y las compañías petroleras en las cuales su familia es tan importante, se dan cuenta de que si bien el petróleo venezolano ha producido riqueza, ésta le ha dado poco a nuestros trabajadores. Ahora viene un plan que tomará parte de este dinero y proveerá los medios de levantar nuestra antigua forma de vida». Sobre los ingenuos y torpes argumentos de Pérez Alfonzo, la historiadora Nora Bustamante se manifiesta tajante para decir: «…es insólito, a lo que hemos llegado, a que la fulana siembra del petróleo se le entregue a Rockefeller para que la implemente, para que la ejecute, toda una idea que no podía venir de otro cerebro que no fuera el de Betancourt327».

  14. En la década de los cincuenta, cuando Betancourt establezca su residencia en Estados Unidos, comenzará nuevamente a recibir apoyo del sistema de mecenazgo que había implantado en el mundo la Fundación Rockefeller. Así, obtuvo pasajes para contactar a sus amigos José Figueres y Luis Muñoz Marín, permanencia en buenos hoteles, almuerzos con líderes socialistas y ayudas «para paliar la mala situación que siempre padece un exiliado». También se agitaba toda una diplomacia cultural subvencionada por la Fundación Ford, hermana mayor de la Fundación Rockefeller. Esta futura sucursal de la CIA seleccionaba notables políticos latinoamericanos para iniciar un vasto programa de intercambio cultural, que incluyera la publicación de trabajos de pensadores que en el combate dialéctico fuesen capaces de derrotar a los intelectuales de izquierda.

  15. En Venezuela fue costumbre (hasta enero de 1999), que cuando arribaba al país un magnate gringo, los presidentes se esmeraban en atenderle en el acto, como si se tratase de supremos mayordomos, como si por ellos Venezuela existiese y tuviese el derecho a ser considerada nación. Así sucedía, por ejemplo, cada vez que Nelson Rockefeller llegaba al país. Pues bien, un emisario de míster Nelson, en 1945, se presentó en Miraflores se trataba de mister Henry Linam. Llegaba para tratar con el presidente Medina el álgido problema de los impuestos petroleros. Ese día la agenda del presidente estaba copada, de modo que Linam no podía ser atendido al instante como él exigía, entonces molesto y ofendido le ordena al decano de guardia: «Por favor, dígale que regreso a mi oficina donde me esperan asuntos urgentes por resolver, y que volveré cuando esté menos atareado». Al presidente se le notifica la manera grosera como ha respondido, y da la orden para que se expida un oficio redactado en los siguientes términos: «El señor presidente de la República le hace saber lo valioso de su tiempo, pero también que si no puede esperar, tiene 48 horas para abandonar el país». Linam fue expulsado de Venezuela por irrespeto al presidente de la República. Betancourt, percibió en esta respuesta un tono que le alarmaba. Cualquiera en su lugar hubiera expresado un acto de solidaridad con Medina, pero no lo hizo ningún político importante de aquel momento. Lo que a Rómulo le preocupaba era que esta posición nacionalista fuese a convertirse en una gran bandera de lucha suramericana.

  16. La Ley de Reforma Agraria de los adecos, tanto en el 47 como en el 62, no pudo aplicarse porque chocaba contra los intereses de las propiedades de Rockefeller en el país, y por so tuvieron que derogarla apresuradamente. La de Medina mucho menos pudo aplicarse porque fe una ley que causaba escozor porque también interfería con los intereses de los consorcios norteamericanos, en los que Nelson Rockefeller tenía enormes negocios. Betancourt llegó a sustituir la idea de entregar tierras al campesino con un plan mediante el cual se les arrendaba tierra a los latifundistas para luego subarrendarla a los campesinos, toda una espantosa farsa y trácala.

  17. Hay muchísimo más sobre estos pavorosos y pavosos amores de míster Rocke con Betancourt, pero de momento los invito a que lean mi libro "EL PROCÓNSUL".



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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