¿Sabes qué es el Singapurismo?

"Si quieres derrotar la corrupción debes estar listo para enviar a la cárcel a tus amigos y familiares".

Lee Kuan Yew

El "singapurismo" es un movimiento político-social que pretende defender los principios del modelo de Singapur para aplicarlos a la realidad de los países latinoamericanos.

El modelo económico de Singapur está de moda entre la población joven de Latinoamérica por muchos motivos: además de contar con el mayor porcentaje de millonarios del mundo, Singapur es líder mundial en materia de eficiencia, competitividad económica, industrial, vivienda, transporte, educación, sanidad, etc. Es uno de los países con mejor calidad de vida del planeta, donde se pagan los más bajos impuestos y la tasa de desempleo no supera el 2%, a pesar de contar con muy pocos recursos naturales, pues las tierras cultivables y hasta el agua potable son escasas, por lo cual han sido declaradas "recursos preciosos". No Tiene petróleo, pero sí tiene refinerías y fábricas que le permiten ser un gran exportador de productos petroquímicos, electrónicos y de servicios.

En muy pocos años Singapur pasó de ser una pequeña ciudad-estado de 700 km2, conformada por 63 islas, con altos niveles de desempleo, inseguridad y pobreza, (como ocurre en muchos lugares de Latinoamérica), a ser un centro financiero mundial de gran importancia, con un nivel de vida urbana envidiable, un gran desarrollo ambiental, sostenibilidad económica reconocida y alabada por las potencias económicas mundiales. Además, Singapur encabeza los indicadores internacionales en materia de salud, vivienda, estabilidad, transparencia política, etc.

Otro aspecto notable de Singapur, es el reducido tamaño del Estado. A diferencia de lo que ocurre en muchos países europeos, en la mayoría de ellos, el Estado gasta en promedio 45% del PIB, mientras que en Singapur, el gasto apenas asciende a 5% del PIB. El Estado castiga con severas penas de cárcel la prevaricación, el cohecho, la administración desleal y demás delitos relacionados con las prácticas corruptas, llegando incluso hasta la muy discutible pena de muerte. Gran parte del milagro económico y social de Singapur se debe a su política de "tolerancia cero contra la corrupción".

Desde el punto de vista económico, el Singapurismo se acercaría más a un "sistema mixto", con una economía de libre mercado muy desarrollada, en donde el sector privado y el Estado confluyen en perfecta armonía. No se debe confundir con el Socialismo de Estado, donde el Estado controla y regula absolutamente todo.

El éxito de Singapur consiste en la interactividad constructiva entre la inversión privada y el control estatal.

En el Singapurismo, el Estado desarrolla una planificación del capitalismo para poder establecer equilibrios en el sistema y así evitar abusos, injusticias y desbarajustes sociales que puedan enturbiar el proceso de desarrollo del país, que fue justamente el problema que sucedió en Chile con el modelo liberal que se implementó después de la dictadura militar. Como no hubo planificación ni control del Estado, la corrupción generó un libertinaje donde empresarios inescrupulosos tuvieron chipe libre para hacer y deshacer, al punto que hasta se coludieron con los políticos, se tomaron el Estado y se adueñaron de él, corrompiendo todo el sistema. El Estado fue pervertido tanto por los políticos como por los empresarios. Políticos que en la mayoría de los casos eran también empresarios que ingresaron al Estado para favorecer sus negocios.

La corrupción se debe a la codicia propia del ser humano y ha existido siempre. Pero últimamente se ha extendido de manera alarmante en todos los países, como un cáncer que hace metástasis, siendo ésta la causa principal del colapso económico que nos está llevando al límite de la supervivencia humana.

La corrupción es un acto en el que varias personas coluden, usualmente dentro de los gobiernos, para buscar beneficios particulares en perjuicio de la mayoría de la población. Esta patología social también se presenta en las corporaciones privadas con efectos similares. La lucha contra la corrupción en todo el mundo es una de las batallas más difíciles pero necesarias, que debemos librar.

Afortunadamente en Singapur, parecen haber encontrado una fórmula efectiva para erradicar este flagelo en todos los niveles de la sociedad.

El gran éxito que ha tenido Singapur es haber disminuido la corrupción a uno de los niveles más bajos que existen.

La corrupción es una grave enfermedad que se genera en todos los gobiernos y la padecen todos los pueblos del mundo.

Pero, ¿cómo logró este país superar tantos problemas en un par de décadas y por qué la lucha contra la corrupción en Singapur despierta tanta polémica?

Veamos:

La corrupción es uno de los vicios más antiguos y uno de los que más afecta el bienestar de la sociedad. Es difícil pensar en la erradicación total de los sobornos, las comisiones, los fraudes, los privilegios, etc.

Pero Singapur, desde hace más de veinte años, permanece en los primeros puestos del índice que mide la transparencia política y las buenas prácticas, elaborado por "Transparencia Internacional".

La ciudad-estado de Singapur era conocida en toda Asia por ser epicentro de todo tipo de vicios. El crimen, el soborno, el mercado negro, las malas prácticas de burócratas y policías, eran algo normal. Las irregularidades estaban normalizadas como parte de la cultura de Singapur.

Singapur declaró su independencia del Reino Unido en 1963. Desde entonces la ciudad-estado ha prosperado rápidamente y se ha ganado la distinción de ser uno de los "cuatro tigres asiáticos".

Lee Kuan Yew, considerado el "Padre de la Patria", transformó el país en un modelo de éxito económico y prosperidad. Lee entendió que para transformar el país, era necesario realizar un cambio total: atraer una gran inversión extranjera y acelerar el crecimiento de su economía. Pero esto solo sería posible si se desarrollaban instituciones de altísima calidad ética y moral, con prestigio, confiabilidad y bajo el imperio de la ley.

Al obtener el triunfo electoral se propuso acabar con la corrupción a todos los niveles. Convocó al Partido de Acción Popular (PAP), bajo su dirección, para emprender esa lucha en todas las instituciones hasta que finalmente lograron su objetivo.

En 1954 Lee Kuan Yew había fundado el Partido de Acción Popular PAP, con el que se presentó a las elecciones en 1959. Su propuesta principal consistía en una lucha frontal y organizada contra la corrupción. Sin embargo, esta propuesta, aunque anhelada por los habitantes encontraba numerosos opositores: aquellos que habían hecho de la corrupción su sistema de vida. Finalmente, cuando su partido resultó vencedor en las elecciones con amplia mayoría, afirmó que el resultado de las elecciones era el triunfo del bien sobre el mal, de lo limpio frente a lo sucio, de lo justo frente a lo malvado y decidió usar todo el poder del Estado para enfrentar la corrupción. Sin embargo, el triunfo electoral apenas era el primer paso.

Para impulsar su reforma administrativa, Lee Kuan Yew tomó como referencia la Oficina de Investigación de Prácticas Corruptas, OIPC, la cual había sido creada por el gobierno británico en 1952 para combatir la corrupción de policías y políticos de bajo rango. Sin embargo en un principio, esa oficina no fue para nada efectiva, pues está comprobado que la corrupción no se puede eliminar si no se combate desde los niveles superiores del Estado. Los agentes de dicha oficina no contaban con la capacidad ni la autoridad suficientes para realizar investigaciones exhaustivas, ni existían leyes que definieran y regularan los procedimientos y los crímenes más graves. Por tal razón, la corrupción continuaba desenfrenada. Pero este problema fue resuelto por el nuevo gobierno de Lee Kuan Yew, quien inició el proceso de modernización total de dicha oficina, empezando por hacerla completamente independiente de las otras instituciones que pudieran obstaculizar sus investigaciones y su trabajo.

El siguiente paso consistió en capacitar a todos los agentes que se encargarían de perseguir y neutralizar las redes de corrupción. Se requería excelente adiestramiento, vigilancia y buenos salarios a todos los funcionarios del Estado y de la OIPC. Todos los universitarios titulados que quisieran pertenecer a la OIPC, debían recibir entrenamiento en cursos sobre investigación y leyes penales. Una vez concluídos dichos cursos debían estar dos años enteros "a prueba" dentro de la Institución, para iniciarse finalmente como Oficiales de la OIPC.

La OIPC adquirió tal seriedad y prestigio que llegó incluso a investigar al mismísimo Primer Ministro Lee Kuan Yew, a su esposa y a su hija por supuestamente beneficiarse de negocios del gobierno. Finalmente las investigaciones concluyeron con la inocencia de las personas citadas.

Pero esta oficina es solo uno de los factores que han hecho de Singapur un país ejemplar en el tema de la corrupción.

En 1960, el Parlamento Singapurense con mayoría del PAP, aprobó la Ley de Prevención Contra la Corrupción, una ley muy estricta que le otorga a la OIPC una especie de omnipotencia.

Por otra parte, el Sistema de Justicia de Singapur (jueces, fiscales y policías), se hizo igualmente eficiente, honorable, honesto e independiente.

A todo esto se suma la cultura meritocrática impulsada con la ayuda del partido y adquirida por el pueblo singapurense. Desde que el Partido de Acción Popular (PAP) inició su gobierno, se comenzó a promover en los singapurenses la cultura de la meritocracia, que consiste en medir el valor de una persona basándose en sus logros, esfuerzos y méritos. Los singapurenses se distinguen actualmente por la estimación y el reconocimiento que sienten por quien trabaja honestamente y se esfuerza, y por el contrario, rechazan al mediocre y estafador.

La meritocracia es una piedra angular en los cimientos de la cultura de tolerancia cero contra la corrupción.

Esa transformación diametral de Singapur fue posible gracias a que el partido de gobierno PAP, en poco tiempo logró, mediante una acción bien coordinada de todos sus miembros, eliminar la corrupción. De otra manera, la suerte de Singapur hubiese sido muy diferente.

Lo que hemos comentado nos demuestra que también es posible disminuir la corrupción en nuestros pueblos latinoamericanos. Esto lo puede lograr un partido unificado cuyo primer objetivo sea el bien de la patria, o en su defecto, un pueblo consciente y organizado.

Para tener consciencia y poder organizarse, el pueblo debe contar con medios de información y comunicación, como por ejemplo, el Sistema de Medios Públicos que pertenecen al pueblo y no al gobierno de turno. Pero sucede, que dicho sistema está siendo utilizado únicamente para el servicio de las élites del partido y del gobierno. El Poder Popular permite que esto ocurra permanentemente y a pesar de que casi todo el personal técnico de los medios: periodistas, artistas, publicistas, etc., pertenecen al sector mayoritario y explotado de la población.

Para eliminar la corrupción, ante todo necesitamos purgar por completo nuestras instituciones, crear organismos completamente independientes, que se encarguen de investigar, atrapar y condenar a todo aquel funcionario corrupto y por supuesto, promulgar leyes que permitan hacer todo lo necesario para cumplir con esa importante tarea.

Si queremos transformar el mundo, si queremos dejar una huella de nuestra existencia, si queremos un futuro mejor para nuestros hijos, debemos promover en ellos los valores de la meritocracia, educando a los niños para que el día de mañana, cuando sean adultos trabajadores, se esfuercen por alcanzar y mejorar sus metas honestamente. De esta manera conseguiremos formar una patria de gran estabilidad jurídica, con gobiernos, instituciones y habitantes honestos y responsables.

La corrupción es la más grave enfermedad de los gobiernos en el mundo entero y los medios de comunicacióntienen la capacidad y la obligación de eliminarla, pero sucede que los más grandes medios están justamente en poder de una élite mundial, cuyos intereses particulares son muy diferentes a los de las grandes mayorías. ¿Qué podemos esperar?

La comunicación es una actividad fundamental en la sociedad, de ella depende en buena parte nuestra conciencia político-social, de ella depende la opinión pública, de ella depende el consenso y el disenso, de ella depende la cultura, las costumbres, la alimentación, el consumo, la libertad, todo.

En gran medida, el enorme poder que tiene la clase dominante sobre las grandes mayorías se debe al control que tiene de los medios masivos de comunicación e información y las redes sociales, ya que por medio de la manipulación de la verdad controlan la opinión pública con fines perversos.

¿De qué le sirve a la mayoría de la población la libertad de expresión si no tiene dónde expresarse?



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Gilberto Hernández Ortíz

Graduado en la universidad Nacional de Colombia en Licenciado en Ciencias de la educación especializado en el área de Física y Matemáticas Postgrado en Educational Media en la Universidad de North Carolina A&T State University año 1984 - Greensboro, N.C Prof. Jubilado de la Univ. de Oriente (Núcleo Anzoátegui)

 gilnandez@hotmail.com

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