Norteamérica necesita otra revolución

Dígase a un estadounidense ¨1776¨ ó ¨ 4 de julio e inmediatamente cualquiera de estas fechas le traerá a la memoria la Declaración de Independencia, cuando las 13 colonias originales se separaron de Inglaterra. El 19 de abril de 1775, 700 soldados ingleses salieron de Boston para impedir la rebelión de los colonos mediante la toma de un depósito de armas de estos últimos en la vecina ciudad de Concord. En el poblado de Lexington, se enfrentaron a 70 milicianos. Alguien nadie sabe quién, abrió fuego, y la guerra de independencia comenzó. Los ingleses fácilmente tomaron a Lexington y Concord, pero a su regreso hacia Boston, fueron hostilizados por cientos de voluntarios de Massachusetts. Para junio, 10.000 soldados coloniales habían sitiado a Boston, y los britńicos se vieron forzados a evacuar la ciudad en marzo de 1776.

En mayo de 1775, un Segundo Congreso Continental se reunió en Philadelphia y empezó a asumir las funciones de gobierno nacional. Creó un ejército y una marina continentales bajo el mando de George Washington, un hacendado virginiano y veterano de la Guerra Francesa e Indígena. Se imprimió papel moneda y se iniciaron relaciones diplomáticas con potencias extranjeras. El 2 de julio de 1776, el Congreso finalmente resolvió: Que estas Colonias Unidas son, y por derecho deben ser, estados libres y soberanos. Thomas Jefferson, con la ayuda de otros de Virginia, redactó una Declaración de Independencia, que el Congreso aceptó el 4 de julio de 1776.

La declaración presentó una defensa pública de la Guerra de independencia, incluida una larga lista de quejas contra el soberano Inglés Jorge III. Pero sobre todo, explicó la filosofía que sustentaba a la independencia, proclamando que todos los hombres nacen iguales, y poseen ciertos derechos inalienables, entre ellos la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, que los gobiernos pueden gobernar sólo con el consentimiento de los gobernados; que cualquier gobierno puede ser disuelto cuando deja de proteger lo derechos del pueblo (aunque poco después se verán las contradicciones de estos enunciados con el problema de la discriminación).,como se ve hoy en día. Esta teoría política tuvo su origen en el filósofo inglés John Locke y ocupa un lugar prominente en la tradición política anglosajona.

Todo este análisis histórico para demostrar que en Norteamérica, se han violado estos principios y hoy día no se cumplen con los postulados establecidos en su Declaración de Independencia. No existe una verdadera democracia y no es ni remotamente, de lo que antes se pensaba de ella, de ser una de las democracias más perfectas, después de la Ateniense.

No es ni puede ser un ejemplo para nadie. Cuando se ha convertido en una amenaza para la humanidad. Cuando decimos esto, nos referimos a sus gobiernos.

Hace poco tiempo le preguntaron al ex presidente Jimmy Carter que si lo lanzan como presidente de EE.UU, el aceptaba, y dijo que nó porque EE.UU, dejó de ser una democracia desde hace mucho tiempo. Es catalogado por algunos hasta de comunista, siendo un hombre de tanto prestigio y de tener rasgos nacionalistas, para tratar de descalificar.

Recuerden lo que le pasó en Venezuela cuando las elecciones de Chávez, que vino como observador. Esa oposición apátrida, que no reconoce elecciones, sino cuando gana. Lo insultó y le dijo que se había vendido por millones de dólares, y manifestó que no vendría más a Venezuela.

Por ese motivo concluimos, que en EE.UU.,se necesita hacer una nueva revolución.

UNIDAD, LUCHA BATALLA Y VICTORIA, VENCEREMOS.

LEALES SIEMPRE, TRAIDORES NUNCA.



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Raúl Ramirez

Abogado, profesor y escritor. Ex-guerrillero.

 rauljoseramirez@hotmail.com

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