G-7, obsoleto e inútil mentidero

El Grupo de los Siete auto declarados países avanzados se reunió este fin de semana en Francia para su 45ª cumbre anual. El presidente de Estados Unidos Donald Trump causó un revuelo antes de la reunión en Biarritz cuando declaró que Rusia debería estar incluida en el formato y de este modo sería una cumbre de los G-8.

"Rusia debiera estar en la mesa de negociaciones" declaró Trump en un momento de lucidez.

https://edition.cnn.com/2019/08/20/politics/donald-trump-russia-g8-g7/index.html

Aparentemente, su opinión de incluir a Moscú es compartida por el presidente de Francia Emmanuel Macron, quien fue el anfitrión de su contraparte ruso Vladimir Putin en el sur de Francia a comienzos de esta semana pocos días antes de la cumbre del G-7.

https://www.youtube.com/watch?v=ju8g4otivr4

Por supuesto que Rusia debería estar presente en la mesa para discutir sobre la solución de los problemas económicos globales. Y no solo Rusia sino también China, la India y unos cuantos otros países del mismo modo. El G-7 fue organizado el año 1975 durante el gobierno de Gerald Ford cuando el mundo estaba experimentando cambios transformadores en los días en que Estados Unidos, Alemania (Occidental) Gran Bretaña, Francia, Italia, Canadá y Japón eran considerados como las economías nacionales más poderosas.

Hoy en día, China está después de Estados Unidos en relación a su envergadura económica. Las diez primeras economías nacionales tienen diferentes clasificaciones dependiendo en qué vara se emplea para medir.

http://statisticstimes.com/economy/projected-world-gdp-ranking.phpçç

En las mediciones nominales del Producto Interno Bruto (PIB) las diez primeras naciones según el Fondo Monetario Internacional, FMI son las siguientes: Estados Unidos, China, Japón, Alemania, la India, Francia, Gran Bretaña, Italia, Brasil y Canadá. En esta clasificación Rusia ocupa el duodécimo lugar después de Corea del Sur.

Pero si las economías nacionales se clasificaran según la Paridad del Poder Adquisitivo (PPP sigla en inglés) la cual toma en consideración los factores que rigen el intercambio monetario, entonces los diez primeros países serían: China, Estados Unidos la India, Japón, Alemania, Rusia, Indonesia, Brasil, Gran Bretaña y Francia.

En otras palabras, la actual agrupación G-7 resulta una alineación arbitraria. En realidad su exclusividad es más bien un anacronismo en el mundo actual. Se trata de un retroceso hacia una era ya pasada cuando las naciones occidentales eran más dominantes (excepto por la nominación de Japón que si está incluido en el club original). La periferia del mundo se ha tornado más multilateral y multipolar. La exclusión de China del G-7 es evidentemente la anomalía más deslumbrante.

En una tácita aceptación de la transformada realidad global se debe a que existe el formato mayor G-20 organizado el año 1999 el cual junto a los países que conforman el G-7 incluye a China la India, Rusia, Brasil, Sudáfrica, Corea del Sur, Turquía, Arabia Saudita y otros.

El grupo denominado BRICS, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica es otra señal del cambio de los tiempos como lo son numerosos otros foros económicos tales como la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN sigla en inglés) la Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC sigla en inglés) la Unión Económica Euroasiática (EEA sigla en inglés) y el bloque latinoamericano MERCOSUR.

Dado el supuesto que el G-7 es un foro para coordinar las políticas económicas con el propósito de incrementar el crecimiento económico global, uno pensaría que un requisito lógico sería por lo tanto la inclusión de más naciones con el fin de tratar de manera más efectiva este ostensible propósito.

Tal como están las cosas, el limitado club de los G-7 es más bien un vehículo desvencijado. Es un poco como un viejo automóvil con los neumáticos desinflados, una empacadura rota y que le falta el cigüeñal. ¿Podría alguien seriamente pensar que Italia con su actual colapso político estaría en condiciones de fomentar la economía del mundo?

También resulta incongruente que el miembro más grande del grupo, Estados Unidos, no tenga interés en coordinar las políticas con nadie más?

La guerra comercial del presidente Trump con China, los europeos y el resto del mundo se asemeja más a la práctica de la década del treinta que el mercantilismo se movía por su cuenta solo y el capitalismo era depredador. Sabemos cuán desastroso resultó eso con una depresión global y una guerra mundial.

Trump con su insensata y fanática política "Estados Unidos Primero" (y al diablo con todos los demás) está proyectando una obscura nube sobre la economía mundial, con la producción china desplomándose y las exportaciones de Alemania cayendo en picada. Irónicamente, Trump el "genio empresarial" pareciera estar levemente dándose cuenta que las inevitables repercusiones están rebotando como un bumerán con un dañino impacto contra la economía de Estados Unidos. No obstante, él sostiene que no va a cejar en su empeño con Estados Unidos Primero hacia el abismo.

De seguro que si hubiera un genuino compromiso por mejorar la perspectiva económica global y mejorar el bienestar de los pueblos en todo el mundo, entonces las naciones adelantadas deberían estar trabajando juntas de manera colegiada y planificada tratando como sea posible de comprometer a muchos otros.

De este modo, sin duda alguna, los líderes de China, Rusia, la India y otros deberían estar presentes en la cumbre en Francia este fin de semana. Luego entonces, se supone que sería un foro no muy diferente al G-20 lo cual sugiere la siguiente pregunta: ¿Por qué el G-7 continúa existiendo?

Existe una analogía con la alianza militar de la OTAN dirigida por Estados Unidos. Esa organización fue conformada en un mundo geopolítico muy diferente comparado con el actual. ¿Por qué la OTAN sigue existiendo? Su consabida función de seguridad es redundante.

Del mismo modo se podría argumentar que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas es redundante con sus cinco miembros permanentes Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña. Con certeza ese foro debiera ser puesto al día para que pueda reflejar al mundo multipolar contemporáneo. Abreviando, el mundo al igual que la historia cambia y del mismo modo deben cambiar los mecanismos de gobierno.

Sin embargo, se supone que a pesar de su imagen pública el G-7 no es un foro económico. Se trata de una arbitraria camarilla política que apunta a reforzar un supuesto dominio occidental. Un síntoma de este capricho se manifestó cuando la Federación de Rusia fue admitida al G-7 el año 1997 que luego se denominó G-8.

La admisión del ex presidente Boris Yeltsin fue permitida porque él resultó inútil ante las exigencias estratégicas occidentales. Rusia fue miembro del G-8 durante diecisiete años hasta que explotó el conflicto en Ucrania y el presidente Putin fue acusado de "invadir" el país y "anexar" Crimea. Esas acusaciones occidentales fueron fácilmente desmentidas por las evidencias de subversión de parte de la OTAN contra el gobierno elegido en Kiev, con el propósito de alejar a la antigua república soviética de la órbita de Moscú.

La exclusión de Rusia del G-8 que entonces volvió a ser G-7 ha sido un castigo político con el objeto de incrementar la narrativa propagandística para socavar y aislar a Rusia internacionalmente. Una vez más, esto es por qué el G-7 ya no es un foro viable para su declarado propósito de promover una economía global. Se trata de un inútil mentidero en un mundo completamente cambiado.

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Traducción por Strategic Culture Foundation Sergio R. Anacona



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Finian Cunningham

Analista internacional


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