El conflicto israelí-palestino y la ciudad de Jerusalén

La resolución 478 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, adoptada el 20 de agosto de 1980, fue una de las siete resoluciones del Consejo de Seguridad que condenaron el intento de anexión de Jerusalén Este por parte de Israel. En particular, esta resolución nombra el incumplimiento israelí de la resolución 476 del Consejo de Seguridad1​ y condena la Ley de Jerusalén de 1980 donde Israel declaró unilateralmente a la ciudad de Jerusalén como capital "eterna e indivisible" del Estado israelí, declarándola como una violación del derecho internacional y censurándola «en los términos más enérgicos», afirmando que «supone un serio obstáculo para el logro de una paz completa, justa y duradera». La resolución establece que el Consejo no reconocerá la ley, y pide a los Estados miembros de las Naciones Unidas a aceptar la decisión del Consejo. Esta resolución también solicitó a los Estados miembros de la ONU a retirar sus misiones diplomáticas de la ciudad como medida de castigo, llevándolas a Tel Aviv o sus suburbios.

El conflicto israelí-palestino se ha prolongado desde principios de siglo XX hasta la actualidad. El cambio de la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén que pretende realizar el Gobierno de Donald Trump implica el desconocimiento a las reivindicaciones de los palestinos, para privilegiar los intereses de Israel.

Durante más de 100 años, Palestina ha sido sometida a un ataque constante sobre su población, la reducción de su territorio, el desplazamiento forzado de sus habitantes, la ocupación militar y la colonización de sus territorios.

A esto se suma el conflicto que genera el estatus que se le otorgue a la ciudad de Jerusalén, lo que representa un vínculo histórico en lo cultural y religioso para el pueblo palestino.

La alianza de Estados Unidos con Israel data de 1967, los estadounidenses han promovido políticas de apoyo al sionismo, tanto por los intereses que tiene en Medio Oriente, como por la presión del lobby sionista en los altos cargos del Gobierno estadounidense. Esto se ha reflejado en los diferentes diálogos de paz que se han realizado con EE.UU. como "intermediario", en los cuales se pretendía que Palestina renunciara a algunas de sus reivindicaciones históricas.

La ciudad de Jerusalén ha sido uno de los puntos de mayor importancia en los diálogos de paz que buscan darle fin al conflicto. El debate sobre el tema es sensible porque es una ciudad estrechamente relacionada tanto con el imaginario espiritual y religioso de musulmanes como con el de los judíos. La Organización de Naciones Unidas ha votado en varias ocasiones sobre las medidas que se deben adoptar respecto a la ciudad.

La resolución 181 de la Asamblea General de Naciones Unidas, dispuso en 1947 la administración de la ciudad bajo un régimen especial internacional, administrado a su vez por las Naciones Unidas. Esto no se pudo concretar, apenas seis meses después inició la primera guerra árabe-israelí.

La resolución 194 estableció que en concordancia con la asociación de la ciudad con tres religiones universales, se debía dirimir el estatus de la ciudad de manera especial y separada respecto al resto del territorio, por lo cual se dispuso que la ciudad estuviera bajo el control efectivo de las Naciones Unidas.

Sin embargo, como resultado de la primera guerra árabe-israelí, la ciudad quedó dividida en dos: Israel tomó posesión de la parte occidental, y Jordania anexó la parte oriental de la ciudad. Posteriormente, en 1967 Israel tomó control de la ciudad y terminó de anexarla de manera unilateral como territorio israelí en 1980, dándole la categoría de "capital eterna del Estado".

Desde 1980 Israel ha desconocido abiertamente las reivindicaciones de Palestina sobre el estatus de la ciudad, imponiendo continuamente su posición sobre que la ciudad es innegociable.

La anexión no fue reconocida ni aceptada por la mayoría de países del mundo, es por ello que ninguna embajada se encuentra allí sino en Tel Aviv.

La decisión de Trump daría soberanía a Israel sobre uno de los lugares más importantes para los árabes por el carácter sagrado que tiene la ciudad.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenó en 1980 la anexión de Jerusalén oriental por parte de Israel, por considerarla una violación al derecho internacional.



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Antonio J. Rodríguez L.


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