Cómo llorar por París

Quien no ha practicado París entre la calle Saint-Jacques y la calle des Saints-Péres no sabe nada de la vida humana.

Balzac, Papá Goriot.

¿Esta tragedia de París es prueba de victoria en la ya perpetua guerra contra el terrorismo? Es por una duda que tengo. ¿No debiéramos examinar su abominable matriz para detenerla? Porque se puede. Y se debe.

Conmueve La marsellesa en la luminosa voz de Plácido Domingo antes de una función de ópera en Nueva York. Victor Hugo decía que Francia es la segunda patria de todo el mundo. Pero ¿por qué el vivaz Obama reaccionó antes que el tembleque Hollande? Amenazante.

Mi dolor por París no significa olvido de Bagdad, Beirut, Damasco, Gaza, Kabul, Trípoli, donde tragedias peores son cotidianas. Como el avión ruso detonado en Egipto, 224 muertes. ¿Cuántas vidas no occidentales hay que aniquilar para inspirar tanto lagrimeo mediático y programado? Y me indigna que el llanto inocente y limpio de dolientes de París sea explotado por el complejo industrial-militar francés para endurecer su huella de horror. He saboreado y amado el humillado París callejero, pues viví en la calle Saint-Jacques. Mi París bienaventurado.

Por eso condeno el terrorismo, sea cristiano, desde las Cruzadas, o musulmán o budista o judío. Porque, mire usted qué inusual y extraordinario: no hay terrorismo ateo. De paso, el Estado Islámico ni es Estado ni es islámico. No creo en religiones y menos en las que avalaron genocidios como el de mis abuelos indios o que justificaron la esclavitud de mis otros parientes africanos. Me ofende que las bellas doctrinas religiosas no disuaden de que en su nombre se perpetren horrores. ¿Para qué sirven entonces? Es por otra duda que tengo.

¿Es el ISIS una aberración imperial? En todo caso la barbarie de Occidente en el Medio Oriente no es inocente de estas represalias de París. El Primer Ministro dijo que podría haber «réplicas» de los ataques. «Francia está en guerra», insiste homéricamente Hollande. Es decir, el terrorismo ganó porque al terror se replicará con terror, para mayor regalía de la industria militar, que ya duplicó su presupuesto.

Saddam Hussein advirtió en 1990 que se sabe cuándo comienza pero no cuándo termina «la Madre de Todas las Batallas». Sigue teniendo razón.



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Roberto Hernández Montoya

Licenciado en Letras y presunto humorista. Actual presidente del CELARG y moderador del programa "Los Robertos" denominado "Comos Ustedes Pueden Ver" por sus moderadores, el cual se transmite por RNV y VTV.

 roberto.hernandez.montoya@gmail.com      @rhm1947

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