En el campo parlamentario, tal como quedo integrado el actual Congreso de la República en Colombia, son pocas las posibilidades para cualquier proyecto que intente rescatar derechos fundamentales para favorecer a los más débiles. La vía parlamentaria quedó bloqueada. Lo que veremos desde el 20 de julio será una avalancha de medidas regresivas que ahondaran las difíciles condiciones de las masas populares. Las mayorías uribistas impondrán una oscura agenda de ajustes legales para favorecer los intereses de las camarillas oligárquicas.
El escándalo que revela la revista Semana en su última entrega (1) sobre las relaciones entre el senador conservador Ciro Ramírez y las mafias del narcotráfico de “Don Berna”, nos muestran en donde terminó el reacomodo político del narcoparamilitarismo, después del sacrificio de sus mas escandalosos voceros: Moreno de Caro, Rocío Arias y Eleonora Pineda. Los paramilitares se filtraron sutilmente en las triunfantes maquinarias uribistas que ahora conforman las mayorías legislativas. Son los misterios de la política que algunos no logran captar.
Sin ser aguafiestas, no le veo mucho margen a la oposición en el Congreso. La cosa no pasara de unas denuncias (importantes, por cierto) y unos discursos (importantes, desde luego) que harán Borja, Gloria Inés Ramírez, Petro, Robledo, Alex el valluno, Venus, Piedad Córdoba y tal vez otro liberal como Jesús Ignacio García, pero no más. La aplanadora oficialista se burlara y mirará para el otro lado mientras hace valer sus mayorías para imponer los proyectos que les envían desde la Casa de Nariño. El Congreso será ahora todavía más un tertuliadero de zánganos, clientelistas y corruptos, colocados a espaldas de toda la nación. Unos verdaderos parasitos.
La única posibilidad popular está en la movilización extraparlamentaria de masas.
Así lo están probando recientes y potentes movilizaciones callejeras de millones de campesinos, trabajadores, indígenas y desempleados en Bolivia y Ecuador. En Bolivia, durante todo el año 2005, gigantescas movilizaciones, marchas y bloqueos de autopistas frenaron las retardatarias políticas del Presidente Mesa y la complicidad del congreso de los diputados con las mismas. La cosa fue de tales proporciones que derrumbó el gobierno y hoy está en el punto de la convocatoria de una Constituyente para aprobar un nuevo estatuto fundamental en términos democráticos y avanzados, por lo menos es lo que dice el actual gobierno de Evo Morales.
En Ecuador estamos presenciando hoy un potente levantamiento indígena, con bloqueo de carreteras y manifestaciones de masas que se oponen al TLC y a la voracidad de las multinacionales petroleras. Esperemos que de esto resulte un verdadero cambio de la situación mediante la caída del señor Palacio, un politiquero anfibio que acude a la maniobra para abortar la agenda revolucionaria de las masas en acuerdos con el señor Uribe Vélez. No creo que esta vez lo alcance. Sus días están contados y tanto Brito como Macas, la CONAIE y demás partidos revolucionarios, están llamados a jugar un papel de primera línea.
La Oposición en Colombia debe aprender estas lecciones. La vía para impedir la reelección del actual Presidente, la consolidación de su régimen narcoparamilitar y de su agenda neoliberal y ultraderechista, es la movilización callejera, el bloqueo de las principales carreteras y autopistas (con árboles y gigantescas rocas, como lo hicieron efectivamente los indígenas en Bolivia, entre Santa Cruz, Cochabamba y la Paz, y lo están haciendo en Ecuador), las huelgas de maestros y demás trabajadores, los paros cívicos, las manifestaciones y demás expresiones de la acción popular con multiforme formas de lucha.
Son estas movilizaciones extraparlamentarias las que deben derrotar toda la Agenda gubernamental que incluye la eliminación de la Acción de Tutela, la supresión de la Corte Constitucional, la imposición del TLC, la denigrante subordinación al poder imperialista, el recorte de las transferencias fiscales a municipios y departamentos, el recorte de las pensiones, las nuevas modalidades de flexibilización laboral (que las masas populares están confrontando ahora en las calles en Paris haciendo retroceder el gobierno de Chirac), los cambios en la Junta Directiva del Banco de la Republica, el bloqueo al Intercambio Humanitario, la reforma tributaria para incrementar el IVA, los presupuestos de guerra, las ventas de bienes públicos como Ecogas, Telecom, la refinería de Ecopetrol en Cartagena, la quinta parte de las acciones de Isagen, las centrales de abastos, las electrificadotas de Cundinamarca y el Tolima, los fondos ganaderos, la Bolsa Nacional Agropecuaria y la Empresa Colombiana de Productos veterinarios, que se abren a los capitales gringos. El régimen aspira a recaudar un billón de pesos con estas ventas e incluirlos en el presupuesto nacional, sin destinación específica. En las privatizaciones estará presente capital imperialista norteamericano.
La movilización de masas extraparlamentaria es la vía para derrocar y derrotar un gobierno abiertamente retardatario, aliado casi único en nuestra región del poder imperialista de Mister Bush, lo que implica una clara regresión ha los oscuros tiempos de la dominación conservadora de fines del siglo XIX. Lo cierto es que si la camarilla dominante logra imponer sus torcidos propósitos la nación retrocederá cien años en independencia y soberanía. Es lo que no podemos permitir.
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1. http://www.semana.com/, 19 de marzo de 2006.