Quién lo iba a pensar que en pleno SXXI, ellos los españoles –en su mayoría- salieran de un gobierno que se decía socialista y que está bien afinado y registrado en sus siglas PSOE -¡Partido Socialista Obrero Español! ¡Una guará! Y después de dar tantos tumbos como traspiés de desatinos políticos de mala dirección más que todo en el marco económico con un Rodrigo Zapatero sobre embrutecido de malas razones que el anterior y que el anterior, sin dudas. Enterró ese país en la desgracia y lo puso a dar lástima sin un olé de calmante y le abrió las puertas de par en par al PP del burro Aznar, para que se encaramara en el poder como presidente del gobierno español nada más y nada menos que, el simpático Mariano Rajoy que llegó tirando la casa por la ventana como si de El Corte Inglés se trataba y, tiene a miles de españoles pateando las calles con sus manos arriba y, a otro tantos miles saliendo de España con una brisa de aliento a ver qué país se conmueve en darle el auxilio necesario para su subsistencia y, allá deja un vació de incertidumbre y atraso que quizás siglos atrás los pudieron remendar otros con cambios de espejitos, aunque todavía tienen rey que ya no mata elefantes sino zancudos con aerosol en recreación a su eterna paternidad española que le da la racionalidad de majestad a cuesta de ese pueblo que hoy día y, lo que falta, sufre.
Se necesita ayuda, mucha ayuda que muy difícilmente va a salir de lo veintiséis billones de euros escondidos por europeos en paraísos fiscales que para la luminaria de Rajoy sería el sol en sus manos como excelente neoliberal que llegó al Palacio de la Moncloa engañando al pueblo español sin descaro alguno y hoy se rasga las vestiduras como si el problema en que ha metido a España le hubiera caído del cielo como una maldición al ensarte de mentiras que actualmente han ayudado a matar de hambre y ha regado de miseria como si de un desierto se tratara sin maná que le dé a tanto engañado junto.
Los que alguna vez cogieron a España como su destino seguro con toros y vinos y tapas de jamón serrano y tortillas hoy, día se tragan las verdes y se revuelcan de soledad sin piso, ni carro, ni distracción de una buena tarde de paz montado sobre la aurora de la solidez, ya que sus euros los disfrutan los banqueros y en recompensa en el Congreso de los Diputados salen los aplausos que desconciertan al mundo de tanto cómplice junto como traidores que levantan sus manos para abrirle tumbas a sus conciudadanos en concordancia al entierro en que mantienen a su país.
Pero, entre tantas cosas malas que maltrata de lleno al pueblo español, siempre hay alguien que se conduela de sus necesidades y le estire las manos de la cooperación que en algo ayude a mitigar la miseria que no tiene donde esconderse allá, razón por la cual la UE, no puede dejar que un miembro de la gran familia muera de hambruna capitalista ha decidido enviarles 67 millones de kilogramos de alimentos para paliar el desastre que Mariano Rajoy le clavó en el alma a ese país con el conjunto de medidas que puso en práctica, siguiendo las instrucciones del Fondo Monetario Internacional y, ya verán que más adelante lo haremos desde América como también África lo ha hecho siempre directa o indirectamente de tantos saqueos.
Bajo todo esa secuela de incomodidades, perversión, sumisión y lastres contaminados como pesados: el rey sale fuera a echarles una manito a los empresarios españoles que hay que cuidarlos para que le den su buena propina que reconforte a su dignidad capitalista decaída al disminuirse el sueldo en un 7% que lo empobrece en comparación a otros reyes del mundo se refiere.
Y en España quien manda es el rey y Rajoy obedece como el político más mediocre de la humanidad. Y el rey cuando lo recibe cansado, le dice: ¿Epa Rajoy, por qué no te callas?
Y, nosotros sólo decimos: ¡Que viva España!
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