El imperialismo ordena: silenciar denuncias contra torturas

Ni en el Cielo ni en el Infierno son capaces de imaginarse los horrores, las perversiones, las atrocidades que el imperialismo capitalista comete en lo que Dios quiso fuese un Edén, pero ha resultado ser una Tierra de mucha sangre derramada, de muchas lágrimas derramadas y de mucho sudor derramado por los de abajo mientras los de arriba recogen y disfrutan de las cosechas que no siembran, no riegan y no podan.

 Muy pocas veces el “ser humano” puede concebir una monstruosidad tan grande, tan degenerada, tan perversa, tan horripilante como esa de que debe guardarse el silencio más silencioso para que no se conozcan las torturas que los soldados estadounidenses y de sus aliados realizan contra seres humanos capturados y en situación de completa indefensión.

 Unas personas que no son propiamente comunistas o revolucionarias publicaron a través de Internet (wikeleaks) una cantidad de documentos (cuatrocientos mil) donde demuestran, de manera irrefutable, las espantosas torturas a que han sido sometidos miles de personas capturadas o prisioneras de las tropas, fundamentalmente, de Estados Unidos en su carrera de invasiones a otras regiones del planeta, como Irak y Afghanistán. Y el gobierno celestino de la más avanzada y perfecta de todas las democracias políticas del universo critica y condena la divulgación de esos documentos o de esas pruebas irrefutables que demuestran su flagrante violación a los derechos humanos haciendo uso de un método abominable como lo es el de torturar física y mental a los prisioneros, sean culpables o sean inocentes, sean hombres o mujeres, sean niños o niñas.

El argumento que es utilizado por los voceros del imperialismo no muestra el más mínimo respeto, la más mínima consideración ni la más mínima sensibilidad frente al dolor y sufrimiento de los torturados. No, eso no le importa un pito. El imperialismo sigue siendo fuerte, fortísimo, dominando el mundo y no tiene ninguna razón para pararle bola a las protestas de millones y millones de seres humanos contra las injusticias y atrocidades que acomete constantemente contra la naturaleza, la humanidad y el pensamiento. El argumento es bien sencillo pero grotesco: la divulgación de la documentación que compromete al Estado estadounidense y a sus aliados en la aplicación de torturas a prisioneros de cualquier género, pone en riesgo la vida de los soldados que continúan cometiendo atrocidades en otras regiones del planeta. ¿No les parece una monstruosidad de argumento?

Quien tenga ojos, que vea; quien tenga oídos, que oiga; pero quien tenga un centímetro de frente que interprete lo que a continuación se escribe: lo lamentable, lo lastimoso, lo que nunca deberíamos de creer, lo que no haría jamás ni un filántropo ni un buen demócrata, es que el ganador del Premio Nóbel de la Paz en 2009, el Presidente de Estados Unidos (Barack Obama), es quien ordena, a través de sus voceros políticos-policiales que se le ponga fin a la divulgación de los documentos que prueban que los soldados estadounidenses aplican la tortura salvaje contra toda persona que caiga en sus manos. ¿Cómo se justifica que un Nóbel de la Paz cometa semejante grosería y atrocidad política contra la humanidad? La Academia de Noruega debería despojarse completamente de la máscara que le tapa su hipocresía y otorgar el Nóbel de la Paz al mandatario que más cometa hechos de terrorismo y más muertes produzca en el mundo.

Por otro lado, es la Academia de Suecia quien otorga el Premio Nóbel de Literatura, pero las autoridades del gobierno sueco negaron permiso de residencia a Julián Assange, porque éste es quien ha hecho las de4nuncias que comprometen gravemente a oficiales y soldados invasores en Irak y Afghanistán como torturadores, violadores descarados de los derechos humanos. ¿Será que se están creando las condiciones sicológicas para que el próximo Premio Nóbel de Literatura sea otorgado a escritores que sepan deformar la literatura alabando la tortura, la muerte y la represión de impostores contra invadidos? ¡Allá la Academia sueca con sus decisiones!

Todos los que creyeron que con la llegada, fundamentalmente por el color de su piel, de Barack Obama a la Presidencia de Estados Unidos se cerraban infortunados o ingratos capítulos del intervencionismo imperialista estadounidense en los asuntos internos de otras naciones, que se iba a implementar una política de respeto al derecho de autodeterminación de los pueblos, que no continuaría aplicándose políticas estadounidenses de violación a los derechos humanos, se cayeron de una mata de coco, se equivocaron desde donde están hasta más allá de Pekín. Ahora es cuando hay moreno para rato, para seguir imponiendo el dominio imperialista en todo el planeta, para continuar socavando probabilidades de progreso de otras naciones, para seguir amenazando a los gobiernos que dejen de obedecer a los designios del imperialismo, y para hacer guerras cuando los antiimperialistas den pruebas de valentía y firmeza en la defensa del derecho a la autodeterminación de los pueblos.

El gobierno que más denuncia de violación o rompimiento del hilo democrático en otros países es el estadounidense; y es el que más condena a otros gobiernos por violadores de derechos humanos. Precisamente, ese gobierno es quien solicita, ordena y amenaza para que se silencie toda denuncia o prueba que comprometa a los militares estadounidenses en torturas y en violación a los derechos humanos en las naciones que han sido invadidas por el imperialismo y sus aliados.

Ahora: nosotros nos preguntamos: ¿qué hacen los gobiernos musulmanes o islámicos para combatir, con medidas de Estado, las atrocidades que comete el imperialismo estadounidense contra sus hermanos de religión, cuando son capaces de amenazar el mundo capitalista con atacarlo de pies a cabeza si algún pastor estadounidense o de otra región amenaza con quemar doscientos libros del Corán? ¿Por qué le siguen vendiendo petróleo o por qué permiten que continúen los monopolios imperialistas expoliando la riqueza de sus pueblos musulmanes o islámicos? ¿Por qué cada día estrechan más relaciones diplomáticas de favorecer a la economía estadounidense en contra de los intereses y bienes de los pueblos musulmanes o islámicos? ¿Acaso un texto, por muy sagrado que sea, es mucho más importante que millones y millones de seres humanos creyentes en ese texto sean asesinados, torturados, explotados y oprimidos por el imperialismo capitalista? El Dios Alá, tendrá la última palabra. ¡Allá los mandatarios islámicos o musulmanes que se confabulan con el imperialismo para esclavizar a sus pueblos!



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El Pueblo Avanza (EPA)


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