Venezuela históricamente jamás ha obtenido nada positivo de su relación con Colombia, en cambio ésta cómo nos exprime, estafa, insulta y extorsiona

Desde la época de la Guerra de Independencia la Nueva Granada comenzó a obtener jugosas ganancias de nosotros, los venezolanos.

Con la excepción del muy breve mandato de Camilo Torres, Presidente de la Unión, de resto todo nos lo debe Colombia en cuanto al proceso independentista de su territorio.

En 1813, Simón Bolívar sufre todo el saboteo de los neogranadinos Manuel del Castillo y Rada y Francisco de Paula de Santander para que no se dé la Campaña Admirable.

A partir de 1814, Bolívar se sacrifica con tropas venezolanas por lograr la unidad de los granadinos. Bolívar entra en Bogotá y pone orden a la miserable guerrita entablada por Antonio Nariño y lo que planteaban los de la Unión, con Camilo Torres a la cabeza.

Pero es tal la locura por el poder que se desata entre los bandos en conflicto, que en 1815 Bolívar acaba por retirarse a Jamaica. Santander huye como una rata hacia los llanos y el miserable Manuel del Castillo y Rada, temblando ante las huestes de Pablo Morillo, en Cartagena le dice: “Yo no sólo traté de ponerme en comunicación con el Excelente Señor General en jefe Morillo , sino que trabajé eficazmente para que la plaza quedara indefensa e improvista de subsistencias, para

que su entrega fuera más fácil y segura”.

Qué grandísimo traidor e hijo de puta.

De esa casta está compuesta gran parte de la élite dirigente de ese país.

Finalmente la Nueva Granada por estas viles disputas cae en manos de Pablo Morillo y tendrán que se los venezolanos quienes les saquen de ese atolladero.

La Batalla de Boyacá en 1819 se le debe toda enteramente a la genialidad del Libertador, porque el pobre diablo de Francisco de Paula de Santander lo que hizo fue esconderse debajo del puente, esperando que la batalla pasara; allí le cogió por la solapa el llanero venezolano Leonardo Infante quien tomando por la solapa le espetó: “Sal de aquí, y ven a ganarte la charreteras como lo hacemos nosotros los venezolanos”.

Santander no le perdonó esta “ofensa” a Infante y lo mandó a fusilar, y así comenzó la primera guerra entre venezolanos y neogranadinos.

Santander con lo de la Cosiata, alimentó la división entre los colombianos y en 1830 se desintegró el gran sueño del Libertador.

Con aquel famoso empréstito Baylli y Goldsmith, contratado por los oligarcas neogranadinos Arrubla y Montoya, y que acabaron despilfarrando Santander y sus amiguetes, Venezuela con el pendejo Páez a la cabeza, tuvo que pagar una buena tajada.

De aquí en adelante los oligarcas neogranadinos comenzaron sus diabólicas relaciones con nuestro país, mediante la firma de varios tratados con los que nos despojaron de cientos de kilómetros cuadrados de nuestro territorio. El más penoso de ellos fue el firmando en 1941, cuando el imbécil Eleazar López Contreras era Presidente de la República y gobernaba en Colombia Eduardo Santos (tío abuelo del actual paraco Juan Manuel Santos).

De miles de manera se le reclamó al cobarde López Contreras por qué firmó ese tratado que nos dejó tantas desgracias sobre todo las pretensiones que ahora tienen los colombianos sobre el Golfo de Venezuela. El imbécil López Contreras lo único que pudo explicar fue que nuestro ejército se encontraba en pésimas condiciones para poder enfrentarse al de Colombia y que no podíamos exponernos a un enfrentamiento. Téngase en cuenta que este idiota fue durante muchos años ministro de la Defensa del canalla Juan Vicente Gómez.

Desde entonces los colombianos nos han venido caribeando, enredando, amenazándonos, extorsionándonos, robándonos con el comercio y con el contrabando de extracción; nadie se explica por qué todavía sacan millones de galones de gasolina hacia Colombia en las mismísimas narices de nuestra Guardia Nacional Bolivariana (hacia los departamento del Cesar, la Goajira y el Norte de Santander) que es una verdadera vergüenza que esa guardia lleve el nombre de “Bolivariana”.

Y por eso se debe toda esa enloquecida pataletera que le ha dando el Uribe, cuando nuestro Presidente Chávez no ha aceptado sus condiciones, sus pretensiones. Estaban acostumbrados a jodernos y a imponer sus métodos y sus criminales asedios. Y debemos advertirlo, carajo, que si Venezuela llegara a restablecer el comercio con esos malditos lacayos, aquí no quedará otra salida que aliarse frontalmente con la FARC.

Ya basta de tanta blandenguería frente a esos perversos fariseos, frente a esa manada de infinitos asesinos.


jsantroz@gmail.com



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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