Fidel: tus hijas hablan…

Hablando con mi madre, que además de madre es revolucionaria y combatiente, sobre mi carta de ayer a Fidel, me decía que mucho hace el comandante con anunciar esta tempestad al mundo. Yo le increpada la falta de esperanzas que es lo que siempre abunda en sus discursos, la falta de camino, de destino. Escribirle a Fidel no es un atrevimiento, es un deber. Fidel es y será mi jefe, mi comandante eterno, por tanto yo tan solo le reclamo que me ordene lo que yo y todos los que estamos a sus órdenes debemos hacer. En mi correo hoy encontré esta carta que me escribe Rachel, una bella revolucionaria tan hija o más de Fidel que yo, así que con la emoción profunda que sus letras me producen le cedo mi espacio, la invito a gritar tan alto como pueda, a convocar a todos, a la acción indispensable para evitar que nuestra especie tan llena de sueños como de defectos, termine incendiando los sueños por los que tantas y tantos murieron con honor revolucionario. Fidel: tus hijas y tus hijos somos soldados comunistas, ¡venceremos!.

Rachel, solo le pido a dios que nunca se acabe la vida, que viva siempre el cielo, que vivas siempre tu, que viva siempre mami, que viva siempre yo. Gracias mi pequeña camarada, se que venceremos.

Raúl Bracho.

Hola Bracho:
Disculpa el atrevimiento, pero he decidido dedicarle algunas letras,
desde este pequeño rincón del mundo, desde mi caimán. Soy una de las
tantas jóvenes cubanas nacidas con la revolución, una de las tantas
semillas curtida a pie de lucha, de necesidades y vicisitudes, de ideales
y victorias. Apenas 24 años, marcan mis pupilas, pero desde hace tiempo,
me cuestiono la condición del ser social y humano y el papel que juega
este al interior de su sociedad. Siempre me ha llamado la atención todo
tema referente a la política, sobre todo, porque cualquiera de ellos
trasciende toda esfera de la vida social. La política genera los
mecanismos de acción-reacción que encaminan o marcan el rumbo a tomar en
cada etapa (eso sin contar los fines económicos que puedan estar tras
cada modus operandi). Creo que desde la cuna, he intentado transformar mi
espacio, desde el más pequeño (entiéndase, el hogar), y aspirando al más
grande (la sociedad, el mundo, el hombre). Cuando niños, soñamos que no
hay imposibles, y luego la sociedad se encarga de meternos en cintura,
cómo decimos acá, y comenzamos a ser simplemente siervos pasivos de esta,
y comenzamos a temer sus represalias, o su desdén, y comenzamos a callar,
a aceptar, y cada día alejamos de nosotros el espíritu de transformar, de
construir una mejor sociedad, y construirnos mejores cada día, y así
delegamos en el Estado y sus instituciones, esa gran responsabilidad, en
cual atino nuestra mayor libertad.

Nuestro Comandante, ha sido un duro roble, siempre firme, siempre soñador,
siempre dispuesto, con una palabra y una sonrisa para rafaguear al mundo
la firme convicción de hacer posible los imposibles. Nuestro proyecto no
es perfecto, tal vez, si estuviéramos aislados del mundo, así, sin ruidos
en el sistema, como una pequeña burbuja, nos hubiese sido fácil construir
esa mujer y hombre nuevos, pero con lo que tenemos, hemos logrado grandes
cosas en ese sentido, aunque no estamos ni estaremos satisfechos o
conformes, pues todo revolucionario debe luchar arduamente por aquello en
lo que cree y confía, y nuestros sueños, no tienen fronteras.

Sabes, Fidel ha sido siempre el estandarte de nuestras ideas, así como
Martí, Camilo, Celia, Che, pero es hora de levantarnos por nosotros mismos
y por el mundo. Dejemos de legar nuestras responsabilidades y comencemos a
construir y transformar nuestro mundo, desde nuestra propia trinchera y
más allá. Muchos de nosotros nos sentimos sin voz, apagados ante el
monstruo imperial que arrasa con cada ápice de esperanza a su paso. Pero
no transgredimos las barreras que diariamente impone a cada una de
nuestras sociedades. Cuanto más ha de ser acallada la Asamblea de las
Naciones Unidas, ante el Consejo de Seguridad. Cuántos años más hemos de
permitir, los seres humanos, ser segregados, separados por raza,
discriminados por sexo, color de la piel o preferencia sexual. Cuánto más
hemos de alejarnos de la esencia de lo humano en estrecha relación con la
naturaleza, la vida y el cuidado del planeta. De este planeta que no está
fraccionado, a no ser en la visión geográfica del egoísmo de saber algo
nuestro en tanto lo poseamos, cuando en realidad, el aire que respiramos
es de todos, tanto como la tierra que pisamos.

Todo sería tan sencillo si cada cual abre su burbuja y deja escapar lo que
realmente quiere o sueña, si nos percatáramos de cuan poco necesitamos
para vivir y ser felices, y cuanto más podríamos lograr desde nuestra
propia naturaleza sin necesidad de alardear de nuestras dotes para
agradar, sabiéndonos particulares, desde nuestro propio genoma,
maravillosos y únicos, y más humanos en tanto nuestro amor irradie fuera
de nosotros a toda la humanidad. Ojalá y fuera fácil ser escuchado, o
tener un espacio sin restricciones ni necesidad de permisos para publicar
o para ser leídos. Ojalá no sea demasiado tarde, amigo, para hacer algo
por nuestra casa grande que ya se consume en su propio lecho. Fidel está
ya en cada uno de los que convivimos con su ejemplo, démosle ahora la
posibilidad de ver florecer sus retoños, como un padre cuando se
enorgullece de sus hijos. Que sus convicciones sean las nuestras en esta
dura pelea por la sobrevivencia.
Revolucionariamente,


Su Rachel…

brachoraul@gmail.com


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Raúl Bracho


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