Un grano de maíz

El láudano interno

Dos objetivos principales tiene la ponzoña oligarca: el líder y la unidad de los revolucionarios. En estos días recrudece el ataque que viene de afuera y también de adentro.

Los ataques externos son de fácil detección: tratan de ligar a Chávez con la guerra, con el terrorismo mundial. Intentan romper la conexión amorosa con el pueblo, lo acusan de falta de atención a los problemas nacionales. Y un largo etc.

Nos bombardean con sus mentiras constantemente, sueltan rumores, crean ficciones, les dan tribuna a nuestros enemigos, prestigian a los renegados, andan pescando descontentos tácticos, circunstanciales, para transformarlos en ataques estratégicos.

Los atacantes internos son más sutiles y escurridizos, confunden, nunca presentan batalla frontal: cuando el ambiente les es adverso se espantan a sus conchas, cuando las circunstancias son difíciles, vuelan a exponer sus tesis restauradoras, tienen claro su papel, lo cumplen con eficacia.

Su principal tarea es difundir cualquier teoría que debilite al líder, que lo cuestione.

Es así que vuelven a hablar de “hiperliderazgo” y de “cesarismo”, propician un ultrademocratismo que disuelve el apoyo popular en mil retazos de pugnas intestinas, nos distraen de las tareas estratégicas y tácticas.

Otros acusan a un “dedo que elige”, pero no se atreven a decir de quién es, sólo dejan la duda. De esa manera intentan enfrentar al Comandante con el pueblo, debilitan la conexión. Propagan la idea de que Chávez tiene intereses distintos a los intereses del pueblo humilde.

Algunos dicen apoyar a la Constituyente, piden análisis críticos, pero terminan regateando el apoyo al Comandante.

No nos engañemos, todo es parte de la misma operación oligarca para horadar la autoridad del Comandante, del líder, o dicho en otras palabras, para debilitar el centro de la Revolución, el alma del proceso.

La otra vertiente importante del ataque interno son los ataques a la unidad, son más complejos: no tienen, como los ataques al Comandante, un centro más o menos definido. Esta vertiente se despliega en mil apetencias personales, desde arriba hasta la última patrulla se enraíza en la cultura y la conciencia egoísta.

A esta desviación sólo hay una manera de contrarrestarla: acabando con la posibilidad de privilegios en los diferentes niveles del proceso. De esa manera se corren a los oportunistas, y además se estrechan los lazos con la masa bolivariana, que verá en sus líderes, no a buscadores de privilegios sino militantes del sacrificio en aras del bien de la sociedad, o, dicho en otras palabras, verdaderos revolucionarios.

El revolucionario a todos los niveles debe ser ejemplo de vida modesta, alejado de todo lujo. Debemos educar al Pueblo y a sus dirigentes de tal manera que la ostentación sea rechazada como un atentado a la sociedad y al Socialismo, que sea mal vista.

Por eso proponemos, para empezar, que los parlamentarios no tengan privilegios, al contrario, sean ejemplo de modesta vida revolucionaria.

¡Chávez es Socialismo!

¡El Nobel para Fidel y los Cinco!

¡Irreverencia en la Discusión, Lealtad en la Acción !

TODA LA GLORIA DEL MUNDO CABE EN UN GRANO DE MAÍZ
José Martí


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Antonio Aponte

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