¿Socialismo sin socialistas?

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¿Es posible el socialismo sin socialistas?

La interrogante que titula este artículo debemos discutirla. Cada día es más preocupante la cantidad de cargos directivos en la administración pública ocupados por furibundos opositores a nuestro proceso socialista; que en muchos casos ni siquiera disimulan su animadversión a nuestra revolución. No estoy planteando una burda segregación, porque no existe un solo órgano o ente público donde no haya muchos opositores y oposicionistas a nuestra Revolución Bolivariana y nadie está planteando desaparecerlos de la administración pública. Nosotros respetamos a la disidencia y a la oposición, pero lo que no tiene sentido es que sean ellos los que ejecuten nuestras políticas públicas. No se le puede pedir a alguien que no cree en el rumbo que lleva nuestra revolución (en el Socialismo) que dirija sus esfuerzos hacia allá; esa es una creencia, cuando menos ilusa. Quien no cree en nuestra revolución socialista JAMÁS va contribuir con su impulso; JAMÁS pondrá lo mejor de sí para que nuestra revolución avance, y lo menos que hace para impedirlo es reproducir y exacerbar los vicios de la burocracia cuarta republicana: mal trato al pueblo, abulia para emprender las tareas asignadas y más aun para diseñar mecanismos que hagan más eficiente la administración, indisposición al trabajo voluntario no remunerado (que además rara vez se les pide), no son ni cortos, ni perezosos para sumarse a un acto de corrupción, entre otras, y además hacen lo indecible para no retratarse en una marchar promovida por la revolución. Estas son cosas que las nota el pueblo y los empleados subalternos que sí apoyan la Revolución y el Socialismo, pero que se sienten, cuando menos, frustrados al ver que sus JEFES son opositores. Existen varias tesis que tratan de explicar este fenómeno: una que sustenta que como el sujeto de nuestra revolución son los excluidos, a quienes también se les había negado el derecho humano de educarse, no existe dentro de esa población, suficientes profesionales calificados para asumir los cargos gerenciales disponibles en la administración pública. Esta tesis pudiera tener sentido si estuviésemos hablando de millones de cargos de esa naturaleza, pero no es así. Pienso que no hemos sido eficaces en la detección de esa población profesional comprometida con nuestra revolución socialista. Otra tesis (que a mi modo de ver tiene más sentido) es que nosotros sustituimos el “clientelismo” por el “amiguismo” y en ocasiones por el “sexualismo”. Criticamos a los partidos de la cuarta república porque ellos colocaban en los cargos públicos sólo a gente de su militancia partidista (quienes por lo menos estaban identificados políticamente con ellos), y sustituimos ese esquema con la práctica de colocar en cargos “gerenciales” a nuestros amigos, familiares, novias o amantes, a sabiendas que son antichavistas, antisocialistas, antirrevolución y antitodo lo que les huela a este proceso revolucionario. La crítica no es que coloquen en esos cargos a las categorías de personas que acabo de mencionar, es que lo hacen a sabiendas que esas personas adversan a nuestra revolución socialista, porque se supone que uno conoce a sus amigos, familiares, novias y amantes.

Nuestra revolución ha avanzado, porque en las más altas esferas de mando existen hombres y mujeres ideológica y políticamente, férreamente conformados; pero en niveles medios y bajos, donde está el mayor engranaje para la EJECUCIÓN de las políticas diseñadas en los niveles altos, es donde se encuentran los mayores escollos de nuestro avance en la satisfacción de las necesidades de nuestro pueblo.

En este punto, hecha la crítica, tengo la obligación socialista de proponer un método de rectificación y pienso que un método eficaz es la conformación obligatoria, con cada funcionario de libre nombramiento y remoción, de círculos de estudio de discusión ideológica. Esto desenmascarará a quienes no soportan escucha hablar de socialismo y revolución y además contribuirá con atacar una de las debilidades de nuestra revolución, que está ubicada en el plano ideológico y conceptual. En estas actividades, el PSUV debe jugar un papel protagónico. A ninguna organización debe interesarle más que al PSUV la buena marcha del gobierno, y en consecuencia, el partido debe diseñar, dirigir y coordinar estas actividades en todo el territorio nacional.

“EL SOCIALISMO SE LOGRA CON SOCIALISTAS”

valgo7@hotmail.com


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Juan Carlos Valdez G.


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