Sobre la crítica
Es muy importante señalar los problemas que, consideramos, afectan a nuestro pueblo; independientemente la magnitud del problema y a la cantidad de personas que afecte. Señalarlos debe encender una alarma para que se aplique la solución necesaria. Pero si queremos ayudar a que se resuelva el problema, debemos estudiar profundamente la situación que estamos señalando porque debemos decir cual puede ser la solución. El que critica, quiere ayudar a que se resuelva un problema, pero si el señalamiento no viene acompañado de la posible solución, no estamos en presencia de una crítica sino de un simple señalamiento, y hasta podríamos estar en presencia de un ataque que, lejos de buscar la solución, busca caldear los ánimos con el "casquillo".
Dólar y Salarios
Los dos problemas más sentidos por la mayor parte de la población venezolana, en este momento, son la subida del precio del dólar y la paulatina desaparición del salario como la principal protección de la vida del trabajador. Una cosa conduce a la otra: la constante subida del tipo de cambio afecta directamente los precios de bienes y servicios nacionales y en consecuencia, eso lleva a la pérdida de poder adquisitivo de la mayoría de los trabajadores venezolanos.
Resolver de raíz los problemas señalados, supone resolver varios problemas más y aplicar políticas a mediano y largo plazo. Aquí esbozaremos cuales podrían ser esas políticas; pero consideramos que existen medidas inmediatas de protección para que los efectos de los dos problemas principales que estamos señalando, no afecten sustancialmente a nuestra población y el trabajador pueda experimentar un estado de tranquilidad que hoy no tiene; mientras se aplican políticas estructurales.
Propuestas
La variación del precio del dólar no tiene nada que ver con la oferta o demanda de dólares, como ya lo hemos demostrado en artículos anteriores. El mercado cambiario es un mercado estrictamente especulativo y si seguimos dejando que los especuladores sean los que determinen el precio de la divisa, estaremos siempre a merced de sus mezquinas intenciones.
Si la mayoría de las divisas que circulan en Venezuela provienen de la actividad industrial del petróleo, que ejerce el Estado venezolano, no hay ninguna razón para subastarlas en las mesas de cambio, porque con eso lo que se logra es que los grandes especuladores determinan el precio de la divisa; y además, como el sistema es de subasta, la curva del precio siempre será en alza, porque en una subasta gana el que más pague por el bien.
En esas subastas, el Banco Central de Venezuela lo que recibe son bolívares, y él es emisor de bolívares, es decir, no les hacen falta esos bolívares para nada, porque, además, tampoco va a reponer los dólares con esos bolívares. Los dólares que adquiere el Estado provienen, principalmente, de la actividad industrial petrolera; es decir: de la venta de petróleo; por lo que para el estado es igual vender las divisas a un bolívar que a un millón de bolívares.
Las divisas que adquiere el Estado venezolano a través de la actividad petrolera y minera, deben servir para satisfacer necesidades de importación de bienes y servicios fundamentales para la población venezolana. Vale decir: con esas divisas, el Estado debe proveer al mercado nacional de bienes e insumos que contribuyan al fortalecimiento del aparato productivo nacional: con maquinarias y tecnologías que fortalezcan el parque industrial a bajo costo, para que eso se vea reflejado en productos nacionales de calidad y a precios justos para ofertantes y demandantes.
Lo que no podamos producir aquí todavía y que además se considere necesario en el mercado nacional, debe el Estado, importarlo directamente.
Muchos de los bienes demandados en el mercado nacional, aunque se producen aquí, sale más barato traerlos de afuera; consideramos que todo lo que se produzca en Venezuela debe ser protegido arancelariamente (es la mejor manera de fortalecer nuestro parque industrial). En este punto, entramos necesariamente en el tema de salario, porque al proteger a nuestros productores seguramente se encarecerá el mercado; eso se resuelve con mejores salarios que permita a los trabajadores adquirir nuestros productos nacionales, y a nuestros productores y comerciantes, tener la garantía de vender lo ofertado. Esta política que toca lo estructural, inicia sacando los dólares del Estado de las mesas de cambio para utilizarlas en el fortalecimiento de la economía nacional y la protección general de la población.
En lo que respecta a lo específicamente salarial, consideramos que debe discutirse abiertamente las causas por la que no se incrementa el salario. Porque muchos de los que estudiamos y analizamos el hecho económico, y el salario como una categoría vital para el sano funcionamiento de la economía y la sociedad en su conjunto, creemos que sí existe posibilidad de incrementar el salario en Venezuela e indexarlo a la inflación, mientras se continua con el trabajado de fortalecimiento de nuestra economía. Iniciemos con el sector público, pensionados y jubilados.
Ya se entendió que la indexación no afecta las cantidades demandadas, porque el incremento al salario del trabajador no se daría si antes no suben los precios. Es decir, la indexación sólo garantiza que el trabajador no pierda poder adquisitivo. Pero el factor de referencia para la indexación debe ser la inflación, no el tipo de cambio, porque en Venezuela los precios están subiendo en dólares y hasta en euros, con lo cual se pierde la protección de la indexación si se sigue usando el precio del dólar como factor de referencia para indexar. Por eso sugerimos que la indexación se haga tomando como referencia la variación porcentual del Índice de Precios al Consumidor (la inflación).
Reflexión final
Si se cree que las teorías y leyes económicas que rigen el sistema capitalista, son inmutables y tan naturales como la fuerza de la gravedad, el calor, el frío; cuya existencia no depende de la existencia humana; entonces lo más que podríamos discutir es cual es el capitalismo que queremos. Porque si entendemos que el Estado se levanta sobre la base de un MODO DE PRODUCCIÓN determinado; deberíamos entender que esas teorías y seudo leyes no son inocuas, ni neutrales y que están diseñadas para proteger el modo de producción capitalista.
La tarea histórica es construir nuevas teorías que, al ponerlas en práctica, favorezcan a las enormes mayorías excluidas en el capitalismo.
Como decimos en Venezuela: lancemos el miedo a la espalda y avancemos.