La conveniencia revolucionaria (Corrupción Ideológica)

Si, soy revolucionario ¿y qué? Esta frase pareciera ser la apología de muchos “rojos rojitos” que hoy se vanaglorian de ser consumados seguidores de este proyecto político. Ser revolucionario para ellos significa la grandeza material de sus vidas, no hay espíritu, no hay honestidad, no hay compromiso, es una palabra que adoptan de acuerdo a esa conveniencia que los ata de conciencia al mensaje cuarto-republicano.

Soy revolucionario porque el nivel de mi vida personal es hoy en día más alto.

Soy revolucionario porque la Revolución me permite seguir siendo parte de los vicios que muchos nos empeñamos en deslastrar. Hoy la Revolución elevó la calidad de mis ingresos (salario) y, de manera cómplice, me deja seguir siendo miembro de una estructura sindical perversa, corrompida y absurda. Mi sindicato adeco-copeyano es hoy revolucionario porque así lo hemos decidido TODOS ¡nos declaramos chavistas! Hoy mi sindicato lleva el nombre del Che Guevara, al igual que la organización obrera de la cual dependemos y nos agrupa.

Soy revolucionario porque muchas empresas del Estado venezolano (ayer privadas), me permiten joder, exigir más de lo que pueden darme, llevarlas a la quiebra, e incluso, ser hasta menos productivo (trabajar menos y ganar más), antes no podía. La Revolución es complaciente y en nombre de ella, bajo política de chantaje, la reviento, al fin y al cabo no tengo niveles de compromiso, me mueve sólo la conveniencia, Chávez es un pendejo, y esa es parte de la cuota petrolera que me toca.

La corrupción no sólo se expresa en la forma de cómo nos apropiamos de dinero del Estado venezolano (la más conocida), hay una corrupción muy poco explorada, la corrupción ideológica, hoy muy propagada en el sindicalismo adeco-copeyano mutado en revolucionario y filtrado en las extrañas de la administración pública y enraizado en la gran mayoría de las organizaciones de trabajadores en el país. Vemos pues, como cada uno lucha por su supervivencia política y la imposición de cuotas. Definitivamente la clase obrera sobrevive, más no existe como elemento conductor de este proceso, muy a pesar del Partido Comunista de Venezuela y de algunos de sus dirigentes que se empeñan en inculcar, en pleno siglo XXI, la existencia de una clase obrera como eje motor de cualquier proceso revolucionario.

El año pasado fuimos todos testigos de la introducción, en la Asamblea nacional, de un proyecto de ley por parte del diputado Luís Tascón que permitía regular el nivel salarial de los empleados públicos ante la grosera y corrupta escalada de incrementos salariales en algunas instituciones del Estado venezolano, nadie la tomó en serio. Es así como en algunas de estas estructuras BURROCRATICAS del país, podemos observar niveles de salario no cónsonos con el nivel productivo de las mismas. Bonificaciones escandalosas, que llegan a alcanzar promedios de 7 a 10 meses de salario, aparte de los aguinaldos y demás bonos que se les ocurra a bien entregar a los ministros, magistrados, presidentes de institutos autónomos, etc., conformando salarios integrales al año cercano y en algunos casos, superiores, a 24 meses. Por eso también somos revolucionarios. ¡Viva la Revolución, carajo!

Ayer, con mucho asombro, escuchaba al Presidente de la República expresar la grosera contratación colectiva de la que gozan los empleados de VTV, refiriéndose a lo que devengan por cada hora de sobre tiempo en el dominical programa “Aló Presidente”. Estos señores devengan 8 horas de salario por cada hora trabajada el día domingo. ¡Coño! la arrechera que me dió al escuchar tamaño absurdo, me llevó a la loca idea de entregarle en concesión el canal 8 a Marcel Granier a ver si este degenerado iba a pagarles esa obscenidad por cada hora extra trabajada un domingo. Pero la Revolución es pendeja y se deja chantajear. Todos los trabajadores que gozan de esos beneficios contractuales en el canal ocho deben ser, de seguro, revolucionarios ¡no faltaba más! Con sólo trabajar 5 HORAS EL DOMINGO duplican el salario semanal. ¡Qué bolas! Entiendo que es un domingo, y que deben cancelarse horas extras, pero ¡8 horas por una es un exabrupto! En Estados Unidos la hora de sobre tiempo equivale a 1 ½ por cada hora trabajada.

Ahora bien, si de trabajo voluntario hablamos, ¿por qué no incluirlo en las cláusulas contractuales como compromiso hacia la Revolución, compromiso moral? Una gran mayoría, que goza de prebendas en el sector público, a medida que se refuerza la tesis de la realización de jornadas voluntarias, ha reculado y a aquellos que las promueven los tildan de “jala bolas” ¿es así como quieren seguir construyendo revolución muchos que no producen a la Nación más que BURROCRACIA y que devengan salarios groseros, bonos y cuanta vaina se les ocurre a los rectores de las instituciones del Estado para agotar remanentes presupuestarios no ejecutados en vainas útiles?

Se hace necesario retomar este proyecto de ley propuesto por el diputado Tascón para sincerar el gasto de la Nación. No se puede seguir con la carga BURROCRATICA tan grande que debemos pagar TODOS los venezolanos. Si estas instituciones fueran eficientes, no se hubiesen implementado las MISIONES. Queda pues no sólo insistir en que se es revolucionario porque apoyan un proceso que les brinda satisfacciones materiales. O se sacuden el alma, o perdemos lo que con tanto esfuerzo nos ha costado levantar.

NO HAY NADA MÁS EXCLUYENTE QUE SER POBRE.

QUE ARRECHO ES HACER REVOLUCIÓN POR CONVENIENCIA  EN UN POBRE PAÍS RICO.

Patria, Socialismo o Muerte…

Venceremos

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Ricardo Abud

Estudios de Pre, Post-Grado. URSS. Ing. Agrónomo, Universidad Patricio Lumumba, Moscú. Estudios en Union County College, NJ, USA.

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