Socialismo Nuestro-Americano

Crisis del Capitalismo y el Socialismo Nuestroamericano (IVde V)

La propuesta socialista hasta ahora conocida, sea en su versión oficial –Socialismo Real- o en los gestos caricaturescos que nos vendió el imperio, no fue ayer, ni es hoy eficaz ante la magnitud de lo descrito -el fracaso del capitalismo-. También es una verdad pocas veces revindicada que lo mejor de la consecuencia de la obra de Marx no necesariamente se agotó en el Socialismo Soviético, en el determinismo positivista. Justo es señalar en la hora actual, a casi dos décadas de la desaparición del Muro de Berlín y del estruendoso desplome del “Socialismo Real” en la Europa del Este que ya antes de los años 20 del siglo pasado, in-surgieron aportes, textos y reflexiones que cuestionaron el adormecimiento desde donde se estaba conduciendo la obra de Carlos Marx. Sirva señalar que para el 24 de noviembre de 1917, Gramsci en su artículo: Revolución contra el Capital, haciendo referencia a la revolución bolchevique conducida por Lenin, presenta un definitivo deslinde con el dogmatismo y economicismo del marxismo tradicional. En Revolución contra el Capital, el joven Gramsci demostró cómo la Revolución Rusa se realizó contraviniendo al dogmatismo determinista que hegemonizaba toda interpretación de la obra de Marx, sobretodo aquella referida a las contradicciones entre el desarrollo de las Fuerzas Productivas y las Relaciones de Producción y el inevitable proceso revolucionario en los países más desarrollados.

Vemos, desde el cristal de los hechos históricos que no será en Inglaterra, Estados Unidos o Alemania donde se realizará la Revolución pregonada por Marx, sino en la demorada Rusia, tal vez la sociedad más atrasada del mundo Europeo oriental para ese momento. Sin embargo para nada Gramsci pone en cuestión la obra de Carlos Marx, todo lo contrario, la defiende al igual que a Lenin como insumos, elementos claves, guía para la acción, a la vez que revindica la voluntad bolchevique, el arrojo y la fuerza de las ideas, así como de la convicción de los pueblos. De esta manera hace su aparición la confrontación con el positivismo que venía matizando al marxismo en los albores del 1900 del siglo pasado, luego de la muerte de su creador. Importante es señalar que en la ruptura con tal desviación se revitalizará la obra de Carlos Marx y entonces alcanzarán nuevamente pertinencia categorías como Totalidad, Dialéctica, Lucha de Clases y Praxis.

Luego de esa sana impertinencia de Gramsci, en 1923, Historia y Conciencia de Clase de Georg Lukács abonará el camino hacia una mejor comprensión del carácter dinámico y activo de la propuesta de Marx. Con Historia y Conciencia de Clase se asume críticamente lo que es el proceso de concientización de los explotados sobre su situación y el lugar que les corresponde en la historia de liberación de la humanidad. Pero el marxismo oficial y el fascismo en gestación en Italia son intolerantes y más temprano que tarde Gramsci da con sus huesos a la cárcel hasta casi el final de sus días y Lukács lo acompaña con un buen acompasado silencio impuesto por la ortodoxia comunista. Sin embargo la restitución del carácter dinámico, integral, revolucionario y original de la obra de Marx va a persistir. Ni siquiera las grandes distancias geográficas de aquel tiempo serán obstáculos para que esa corriente crítica dentro del pensamiento marxista alcance vida. Distante del mundo europeo, para 1928 aparecerán los Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana de José Carlos Mariátegui y con ello el Socialismo Indo-americano preconizado por Mariátegui. De manera que si con Gramsci la Teoría de Marx alcanza pertinencia para el mundo Occidental; si con Lukács se calora el papel de la conciencia en el acto revolucionario; con Mariátegui se constituirá el sujeto de la Revolución Nuestramericana a la imagen y semejanza del diagnóstico de una realidad específica.

La obra de Carlos Marx, su esfuerzo por entender y presentar el diagnóstico sobre el sistema capitalista y los caminos para su superación, es solo una guía para la acción tal como lo señalará Lenin. Por consiguiente esa gran obra no podía congelarse en las virtudes o defectos llevados a cabo en la URSS. De allí que, a despecho de dogmáticos, economicistas e imperialistas, los aportes de Rosa Luxemburgo (18701919), Antonio Gramsci (1860-1937), José Carlos Mariátegui (1894 - 1930), León Trosky (1879-1940), George Lukács (1885-1971), Karl Korsch(1886-1961), Herbert Marcuse (1898-1979), Ernesto Che Guevara (1928- 1967), Karel Kosík (1926-2003), y muchos otros más tienen bastante que dar todavía y es allí donde revindicamos al Marxismo y particularmente el Marxismo Crítico.

Marxismo que asumimos como: Una corriente política-ideológica caracterizada por la acogida de la dialéctica revolucionaria, la consecuencia y apego al carácter crítico y negativo del método de Marx y a la fuerza y veracidad de la filosofía de la praxis, inventariando como temas centrales de sus polémicas e investigaciones: La relación Hegel-Marx; la significación humana del socialismo, la relación del marxismo con la filosofía, el historicismo dialéctico, la categoría de la totalidad y la praxis, entre otros. Corriente que replantea la vuelta crítica a Marx en toda su dimensión, rechazando las supuestas “rupturas epistemológicas”. Que enfrenta y rechaza el dilema: “condiciones objetivas”-“condiciones subjetivas”, subrayando la unidad contradictoria de éstas en la praxis revolucionaria.

He allí la crítica esencial al “socialismo real”, a la burocracia estalinista. La nuestra es una concepción crítica, abierta a nuevas realidades y propuestas referida al Socialismo Nuestroamericano, desde la cual valoramos los aportes de José Carlos Mariátegui y Ernesto Che Guevara. El primero por recordarnos que la obra de Marx se resume en:

- Un Método de Interpretación Revolucionaria de la realidad

- Un Método de Acción Revolucionaria y

- Una Filosofía de la historia apta para ser enriquecerse con otras vertientes
filosóficas.

Y el segundo, Ernesto Che Guevara por su valoración de la Moral, la Ética, la conciencia del revolucionario, el ser humano como factor fundamental de todo proceso revolucionario. Para el Che la posibilidad del comunismo descansa más en el desarrollo de la conciencia revolucionaria más que en el desarrollo económico o avance tecnológico. Esa es una clave fundamental en su propuesta revolucionaria. Así el esfuerzo del trabajo voluntario, por ejemplo, no tiene nada que ver la producción o la economía, es más bien el cultivo de la conciencia, del desprendimiento. En la concepción del Che la gestación de nuevos valores tiene mucho que ver con la configuración de una conciencia, un compromiso casi tan altruista como el de los primeros cristianos de las catacumbas romanas. Es el esfuerzo interminable por modelarse en el ejercicio de una vida digna y sobretodo el desinterés materialista. 

¡SOLO EL PUEBLO, SALVA AL PUEBLO!



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Luis Villafaña


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