El marxismo, al igual que la misma Revolución Bolivariana no cayó del cielo azul, como maná importado, sino es simplemente histórico, es un producto histórico del actual modo de producción y destrucción, o sea del capitalismo. El marxismo es su verdadera negación dialéctica, es una parte intrínseca de la propia historia natural y humana, y de la auto-defensa revolucionaria de los trabajadores.
Cualquier cosa histórica que se encuentre en proceso dialéctico y que sea contradictoria, en otras palabras, viva, nunca se puede volver obsoleta, nunca puede terminar en el basurero de la historia.
Así que, condenar al marxismo de forma miope y sin cerebro a la obsolescencia ideológica, significa primero un llamado a la barbarie y a la ciega destrucción por parte del capitalismo, luego la destrucción de la historia viviente y finalmente la execración global de la propia humanidad.
No es extraño que el estalinismo, el fascismo, el nazismo, el apartheid, el sionismo, el capitalismo, el imperialismo, el neo-liberalismo, la democracia burguesa y la jerarquía de la Iglesia sean todos anti-comunistas y anti-marxistas.
¿Deberíamos realmente sentir también su odio anti-trabajador? Por lo tanto, por todas esas razones, como libertadores, tenemos que tener mucho cuidado, tenemos que ser muy precisos en lo que decimos, lo que hacemos y lo que diseminamos a escala global.
Dentro de la actual discusión teórica de los futuros ‘militantes’ socialistas en Venezuela, referente a la fundación del nuevo PSUV venezolano, así como la necesaria reforma constitucional y especialmente a lo que debe ser la esencia política del socialismo bolivariano, es cada vez más pertinente formular nuestros proyectos gubernamentales, nuestras políticas y nuestros conceptos operacionales con mucho cuidado; es decir, con la incisión científica y la precisión filosófica necesarias.
Una práctica indiferente y repetitiva acompañada por una correspondiente ideología osificada aprendida al caletre, que generalmente utiliza ideas fijas obsoletas, absolutas y absolutistas basadas en antiguas creencias opresivas, heredadas de una época del pleistoceno donde reinaban las relaciones amo-esclavo, ciertamente pondrán en peligro al socialismo bolivariano en su lucha de vida o muerte contra el globofascismo metropolitano.
En el actual mundo apocalíptico de la globalización, en el cual el imperialismo corporativo metropolitano ya ha desarrollado y planificado el uso mortal de una tecnología oculta y de armas de destrucción masiva contra las fuerzas laborales obsoletas, somos muy pocos los capaces de reconocer el gran peligro en que se encuentra la humanidad actualmente.
Miles de millones de los ‘condenados de la tierra’ no tienen la más mínima idea sobre los proyectos de guerra del pasado como lo eran ‘Manhattan’, ‘Paper Clip’, ‘Philadelphia I y II’, ‘Phoenix I, II y III’, Mkultra, ‘Manchurian Candidate’, ‘Yellowcake’ o ‘Rainbow’.
Mucho menos sabemos sobre los correspondientes proyectos sucesores que son lógicamente más sofisticados aún.
Bienaventurada la ignorancia.
En cuanto a HAARP, el incidente de Roswell, los ‘círculos de trigo’ de Inglaterra, los ‘Extraterrestres del Pentágono’, los scramjet y los ovni que pasan por el Pico Bolívar casi mensualmente, los señores Murdoch, Cisneros & Co. nos dejan en el oscurantismo total.
Realmente, aquí en nuestro planeta tierra, en el tercer milenio, es bastante insuficiente y triste el verdadero nivel de ‘información’ y el grado de ‘educación’ sobre cualquier cosa del pasado, presente o futuro, que tiene que ver con la emancipación de las masas trabajadoras. En las escuelas y universidades, los temas referentes al socialismo, marxismo y la historia de las luchas de clases de todos los trabajadores, han sido expulsados de los procesos modernos de socialización.
En los principales medios masivos globales, la eterna avalancha de campañas de desinformación y las mega-mentiras sobre Venezuela, fabricadas deliberadamente, ya han alcanzado niveles patéticos y criminales.
La guerra de las ideas es feroz y no estamos suficientemente armados para la actual batalla que precede a las invasiones violentas.
Así que, es importante que volvamos a refrescar nuestra memoria transhistórica o por lo menos que pensemos, captemos y estudiemos por primera vez por nosotros mismos la praxis y teoría revolucionaria de libertadores del pasado como lo eran Simón Bolívar, José Martí, Patrice Lumumba, Walter Rodney y Ho Chi Minh.
Si estamos interesados en la realización del socialismo y la emancipación a escala mundial, entonces una conditio sine qua non es estudiar los actos y las ideas anti-capitalistas de los padres vivientes del socialismo científico y filosófico, Karl Marx y Friedrich Engels, especialmente su Manifiesto Comunista, que fue la primera teoría proletaria científica y filosófica de la globalización, su contradicción dialéctica inherente, su afirmación burguesa y su negación proletaria.
Claro, al contrario a Plato o Jesucristo, quienes vivieron milenios atrás, muchos pensamos que Marx y Engels, quienes en 1883 y 1897 todavía estaban vivos, son ‘obsoletos’, y que no se merecen los actuales titulares de las últimas noticias a nivel global. Esta fraseología ideológica está muy lejos de la verdad ardiente. El socialismo científico y filosófico marxista nunca era tan actual como hoy.
De hecho, en su discurso del 25 de agosto del 2007, cuando hablaba de la reforma constitucional, el Presidente Hugo Rafael Chávez Frías utilizo dos veces un concepto científico marxista central, que es la ‘práxis’ (el concepto original alemán utilizado por Marx). Sabemos que en su análisis social de clases, Aristóteles lo utilizó para diferenciar la ‘herramienta que habla’ del zoon politikon, del ciudadano de la polis. Sin embargo, en Venezuela la ‘práxis’ teórica marxista en lugar de la ‘práctica’ ideológica, gana cada vez más terreno.
Los académicos eruditos socialistas saben que el Manifiesto Comunista, redactado hace casi 160 años por Karl Marx y Friedrich Engels (en vísperas de las revoluciones europeas de 1848), es el documento político más poderoso jamás escrito y que sigue siendo uno de los panfletos más populares. De hecho, “según el Libro Guinness, el Manifiesto Comunista permanece en segundo lugar después de la biblia como libro más vendido de todos los tiempos. El año anterior, cuando en Gran Bretaña se produjo una nueva edición en miniatura, los publicadores quedaban sorprendidos ante el hecho de que se habían vendido más de 60 mil copias.”
Hoy por hoy, Karl Marx sigue en los titulares globales.
Por ejemplo, hace dos años, según el Sunday Times británico del 19 de junio de 2005, en un artículo titulado “Karl Marx lidera una encuesta de la BBC sobre filósofos”, que nos dice que incluso “Melvyn Bragg, el representante de ‘In Our Time’ (En Nuestro Tiempo) está confundido por el liderazgo de Marx. Dijo que votaría por Kant, un filósofo alemán del siglo 18, quien en la encuesta salió favorecido por A.C. Grayling, lector de filosofía en el Birkbeck College de la Universidad de Londres.”
Sí, Karl Marx ganó la encuesta de la Radio 4 de la BBC en el año 2005 como ‘filósofo más grande’. El Times confirmó esto mediante el siguiente titular: “Cual es su nombre, el genio número uno del mundo – Fue elegido el intelectual más grande, pero pocos saben quién es él.”
Esto es precisamente el problema.
La verdad sobre el marxismo está siendo borrada de la memoria de la humanidad revolucionaria por los amos corporativos del universo. No deberíamos tocar su melodía reaccionaria ideológica, jugar su juego asesino y no deberíamos participar en su práctica explotadora.
Esto es la razón del por qué el socialismo venezolano tiene que introducir el verdadero marxismo contemporáneo viviente y viceversa, empezando con el propio Manifiesto Comunista, lo cual nosotros introduciremos mediante una serie de artículos populares y simples, para enfatizar su actual relevancia para la Revolución Bolivariana.
Aferrados a la verdad histórica, tenemos que resaltar, que Marx no sólo era el ‘filósofo más grande’ o ‘genio número uno’, sino que junto a su camarada socialista Friedrich Engels, desarrolló la primera explicación científico-económica del funcionamiento de las leyes tendenciales del desarrollo del modo de producción capitalista. Formularon la primera teoría de la globalización. Entre otras cosas, en sus artículos en cuanto al lejano Oriente, Marx predijo la existencia de una especie de FMI o Banco Mundial. Cabe destacar que conjuntamente desarrollaron una práxis y teoría revolucionaria para el proletariado mundial, siendo estos los prerrequisitos para la introducción del socialismo científico y filosófico moderno.
El capitalismo se globalizó, pero no salió de los límites filosóficos del análisis marxista, por ejemplo aquellos mencionados en El Capital. El capitalismo tiene que trascender el rubicón del ‘socialismo o barbarie’ de Rosa Luxemburg para volverse obsoleto. Como lo explicó el filósofo Kant, las cosas se vuelven totalmente reconocibles y en este sentido el socialismo también se aproxima a su cima.
Así que, hay que hacerse la pregunta de cuál es el contexto histórico del Manifiesto Comunista, del espectro que espanta al capitalismo hasta el día de hoy. ¿Por qué tanto miedo del ‘castro-comunismo?
¿Por qué el capital internacional odia al Presidente Chávez con tanta abominación?
Desde la cuna hasta el féretro y en todos los centros de la educación oficial burgués-capitalista, el marxismo se convirtió en tabú, en casería de brujas y fue eliminado clandestinamente de las agendas de escuelas y universidades. Peor aún, todo un siglo de sangrientas ‘revoluciones socialistas’ contra la subyugación, hechas en nombre del ‘marxismo-leninismo’, fueron abortadas por el terror imperialista y Marx fue declarado obsoleto. Para colmo, muchos revolucionarios se tragaron todo este anti-marxismo con todo y anzuelo.
Solamente viendo quienes son los que odian al marxismo, es decir, identificando a aquellos quienes saquean al mundo, tiene que ser razón suficiente para que un proletario empiece a estudiar el marxismo y el socialismo. Sin embargo, no es sólo un asunto de agarrar un panfleto publicado por los millones en casi todos los idiomas del mundo y después dejarlo a un lado, porque la única cosa que se entiende es la frase introductoria: “Un espectro espanta a Europa – el espectro del comunismo”.
Los ‘gusanos’ reaccionarios de Miami inmediatamente lamentan el ‘castro-comunismo’; los ‘chavistas sin Chávez’ con boina roja de repente auto-niegan sus humildes raíces cristianas y temen que el Presidente Chávez definitivamente nacionalice su propiedad privada y sus cajas de whisky importado.
De tal manera, nunca nadie sabrá de lo que se trata el marxismo.
Antes de poder hablar de una posible obsolescencia y para entender y poder aplicar las armas transhistóricas práxicas y teóricas de la emancipación mundial proletaria marxista, primero hay que tomar en cuenta urgentemente ciertos factores científicos.
Hay que entender que los autores de este documento trascendental se volvieron ‘marxistas’ sólo alrededor de 1843, pocos años antes de las revoluciones de 1848. De hecho, Engels se volvió ‘marxista’ incluso antes del propio Marx. Esto indica que el salto cualitativo del socialismo utópico al socialismo científico ya estaba en el aire revolucionario europeo. Marx y Engels sólo eran secretarios activos del ‘espíritu del mundo’ proletario. En el Manifiesto Comunista formularon el abecedario transhistórico de las futuras luchas de clase socialistas, comunistas y emancipatorias a nivel global contra el capitalismo como modo de destrucción.
Sin embargo y esto vale especialmente para la actual Revolución Bolivariana, para poder entender este documento, que sólo fue superado por la Sagrada Biblia, en su totalidad son indispensables ciertos pasos, los cuales no podemos elaborar en un solo artículo. En futuras contribuciones continuaremos con esta importante tarea revolucionaria, tratando de mostrar su relevancia directa para la Revolución Bolivariana.
Para entender el socialismo científico y filosófico, es decir, el marxismo, y para comprender el por qué los partidos socialistas no se pueden implementar desde arriba mediante decretos o directivas, se necesita una ‘misión’ educativa bien organizada y planificada dentro del contexto de una revolución cultural más amplia. Por cierto, en la época de la globalización, sin una teoría y práxis socialista, sin raíces proletarias y sin un conocimiento profundo de las siguientes realidades históricas, juzgando sólo por su ignorancia, a cualquier venezolano le parecería ‘obsoleto’ el marxismo ya desde hace mucho tiempo:
a) El fondo histórico del Manifiesto Comunista.
b) El fermento intelectual en Europa alrededor de 1848.
c) El desarrollo de la economía política nacional a la economía política internacional.
d) El desarrollo de la filosofía idealista clásica alemana al materialismo mecánico burgués y al materialismo dialéctico histórico proletario internacional.
e) Las relaciones amo, esclavo, laborales y alienadas en la sociedad capitalista industrial moderna.
f) El nacimiento del marxismo como negación dentro de la revolución francesa e industrial en Europa y en otras partes.
g) La esencia política práxico-teórica del Manifiesto Comunista y su relevancia para cualquier revolución anti-capitalista en Venezuela, América Latina o en otras partes.
h) La dialéctica emancipatoria del siglo XXI entre el marxismo viviente y la Revolución Bolivariana, y en la batalla “socialismo o barbarie”.
Obviamente es imposible tratar todos esos temas extensamente en unos pocos comentarios, al contrario, esos merecen una serie de talleres, una intensa participación popular y un verdadero trabajo de campo; en realidad, como dijimos anteriormente, necesitamos urgentemente una ‘Misión Marx’ o mejor aún, una Universidad Socialista del Pueblo. Esta última ya existe en forma embriónica en Mérida.
En Venezuela, a través del último cuarto de siglo, como profesor de ciencias políticas y filosofía en la Universidad de los Andes, estuve enseñando precisamente lo antes mencionado. Muchos bolivarianos hoy en posiciones políticas estratégicas recibieron entrenamiento marxista en mis clases y seminarios de pre y postgrado, y también leyeron mis libros sobre los temas mencionados anteriormente. Sin embargo, hoy más que nunca es indispensable e inevitable un renacimiento del marxismo revolucionario crítico y constructivo dentro de la Revolución Bolivariana.
Actualmente, en nuestros círculos de estudio locales de los futuros militantes socialistas bolivarianos continua este entrenamiento práxico en las discusiones sobre la fundación de universidades socialistas del pueblo, de partidos políticos y el debate sobre la reforma constitucional, por ejemplo, el concepto marxista de la propiedad privada de los medios de producción, a diferencia de la propiedad de un simple producto del mercado como lo es un carro o un cepillo de dientes.
En futuros comentarios elaboraremos los temas más importantes relativos al Manifiesto Comunista y al socialismo bolivariano descritos anteriormente. En la lucha global contra el fascismo metropolitano moderno, ignorar las armas transhistóricas de la verdadera ciencia y filosofía marxista, significa simplemente orillarse en ‘aventuras’ temerarias, y programar desde el comienzo una serie de desastres genocidas y suicidas.
No podemos tolerar más caricaturas internacionales del marxismo como el estalinismo o el socialismo nacional, porque derramarían ríos de sangre inocente; por ejemplo, como pasó con la horrible agonía de millones de víctimas masacradas en la Segunda Guerra Mundial intra-imperialista, que fue un resultado directo de un capitalismo en sobre-producción y severa crisis económica, y no de la tan glorificada y noble democracia que luchaba contra el fascismo ‘nacional socialista’.
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