Nuestra moral es una moral curera, ni siquiera es una moral ilustrada. Quizás donde mejor estamos reflejados es en la Picaresca española. Dado que estamos despertando a la conciencia de viejísimos problemas paridos todos por el capitalismo y las miasmáticas democracias burguesas que hemos sufrido en América latina, y de cuya gravedad nadie queda exento; es hora ya de que vayamos hablando de un Plan de desarme que minimize los magnicidios diarios que la delicuencia burguesa comete en contra de los pobres de nuestro País.
No podríamos hablar de moral socialista si nos hacemos de la vista gorda ante esos magnicidios que el capitalismo comete diariamente en contra de los pobres de Venezuela. No son los empresarios los que mueren en las calles de las barriadas de esta Venezuela nuestra; son los trabajadores, las madres trabajadoras, los niños indefensos.
Esa moral curera es la que dirige la corrupción en Venezuela. Recordemos que las carnicerías le mamaron gallo al decreto presidencial que regulaba la carne; ahora la estan vendiendo más del doble de lo que decía el decreto.
Ese rollo vergonzoso de la Venezuela Movil, los sueldos encumbrados, y un largo etcétera, que dejamos pasar como si fuera algo normal. Esa moral curera amenaza a la revolución bolivariana, carcome la simiente de nuestra esperanza socialista.
Y lo más el triste el pueblo, pudiese conformarse con esta moral perversa, y en tal caso, tendríamos que despedirnos de toda posibilidad de construcción del Socialismo.
Si no fuésemos capaces de construir un mundo mejor,entonces nuestra vida sería suceptible de ser revisada por aquellos que estan trabajando en ese noble propósito.
eduardo oyaga
