Utilizaremos el concepto de Hipermodernidad (G. Lipovetsky) para caracterizar la actual situación global, donde el presente, el individuo y el consumo son los principales actores caracterizándose por el hiper individualismo, que fragmenta los lazos colectivos; el hiper consumo, impulsado por la moda y la inmediatez; y el hiper capitalismo, que prioriza la rentabilidad inmediata sobre el largo plazo. Esta etapa trae consigo uso intensivo de la tecnología, ansiedad, precariedad y una búsqueda constante de satisfacción a través de estas tecnologías. Su origen y desarrollo no nos pertenece sino a los países industrializados
Al examinarlo desde la visión marxista, encontramos que existe un momento de desviación en el desarrollo de las fuerzas productivas, impulsado por cambios tecnológicos, que choca violentamente con las relaciones de producción existentes, que son las relaciones humanas en el trabajo y fuera de él. Este enfrentamiento puede desencadenar una crisis, llevando a la quiebra social, política y económica del sistema capitalista. Este proceso no es un evento accidental, sino una ley del desarrollo histórico conocida como la Ley Fundamental del Materialismo Histórico. En este contexto ubicamos la Hiper modernidad actual.
Para Karl Marx, la historia avanza a través de la contradicción entre la base económica y la superestructura social. Las fuerzas productivas —que incluyen tecnología, maquinaria, conocimientos científicos, fuerza laboral y herramientas— están en constante evolución y son inherentemente dinámicas, buscando optimizar la producción.
Por otro lado, las relaciones de producción pueden considerarse "cadenas" que amarran y limitan el desarrollo, donde, la propiedad privada de los medios de producción y la relación entre capitalistas y trabajadores son fundamentales. Estas relaciones tienden a ser estáticas y están diseñadas para maximizar la extracción de plusvalía dentro del sistema. Ellas son las cadenas, el obstáculo, que impiden o limitan el desarrollo continuo de las fuerzas productivas. ¿Es la hiper modernidad una inflexión en las relaciones actuales?
Las interacciones humanas en el ámbito laboral y en la sociedad civil pueden dejar de ser satisfactorias, dando lugar a nuevas relaciones que compiten con las tradicionales, como está sucediendo con las relaciones altamente tecnológicas que trae la hiper modernidad. Así, empiezan a surgir fisuras en lo que antes se consideraba estable, reflejando cambios que todos experimentamos en nuestra cotidianidad.
El punto de quiebre se alcanza cuando el modo de producción capitalista se vuelve irracional e insostenible a nivel social, llevando a la aparición de la crisis. Esto ocurre cuando el capitalismo es incapaz de asimilar nueva tecnología sin generar sobreproducción masiva y crisis de realización. Un ejemplo de esto se observa en China, donde la automatización total ha reducido la necesidad de trabajo humano casi a cero, eliminando así la fuente de plusvalía. Algunas fábricas, fábricas oscuras, ni siquiera encienden las luces porque no hay personas que la necesiten.
La contradicción entre la propiedad privada de los medios de producción y las necesidades sociales produce una creciente miseria y precariedad (desempleo tecnológico) al lado de una riqueza desbordante, lo que intensifica la lucha de clases. La hiper modernidad acelera la centralización de los medios de producción y por lo tanto de la riqueza, en manos de pocas corporaciones tecnológicas gigantes. Irónicamente, esta concentración simplifica la tarea revolucionaria, pues el control de la producción se ejerce sobre un número cada vez menor de centros de poder.
Inclusive la hiper modernidad está generando su propia población, la generación Z que ha irrumpido como una fuerza en Nepal. Sri Lanka, Perú, planteando sus reivindaciones y proponiendo cambios en la dinámica de poder en esos países. Estos grupos de trabajadores hiper modernos no sabemos qué posición tendrán, ni siquiera sabemos si la tendrán, en ese cambio histórico que trae el desarrollo de las fuerzas productivas, de las cuales forma parte.
La generación que emerge no hereda un mundo hecho, hereda un campo de batalla. Y de sus resultados dependerá si la tecnología será cadena o herramienta de liberación.