Marx y Engels revelan en el Manifiesto que: "Mediante la explotación del mercado mundial, la burguesía ha dado un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países (…) ha quitado a la industria su base nacional (…) Son suplantadas por nuevas industrias (…) que ya no emplean materias primas nacionales, (…) y cuyos productos no sólo se consumen en el propio país, sino en todas las partes del globo". Al parecer está constituye la idea inspiradora del término de la "globalización", junto al noción de la "Hegemonía cultural" de Gramsci, ensambladas a la doctrina del "Nuevo orden económico" del neoliberalismo. En tal sentido el plan de la Escuela de Chicago para salir de la inestabilidad económica, secundado por los medios masivos de comunicación, tiene por objeto intervenir la psiquis (el cerebro reptiliano) de los individuos y crear una "falsa conciencia" –ideologizada— relativa al neoliberalismo y sus "bondades"; y sembrarlo al modo de una categoría natural en el hombre, pero radica en un condicionamiento sobre el inconsciente. En esas investigaciones y conocimientos (know-how) está muy adelantada la filosofía de la mente.
Sobre tal efecto comenta Susan George [en "Breve historia del neoliberalismo, Conferencia sobre soberanía económica en un mundo globalizado"]: "Ellos comprendieron –como no lo hicieron los progresistas— que las ideas tienen consecuencias. Partiendo de un pequeño embrión en la Universidad de Chicago, con el filósofo y economista Friedich von Hayek y sus estudiantes –como Milton Friedman en su núcleo— los neoliberales y sus patrocinadores, crearon una enorme red internacional de fundaciones, institutos, centros de investigación, publicaciones, académicos, escritores emparrillados en relaciones públicas, para desarrollar, empaquetar y promover incansablemente sus ideas y doctrinas. Ellos construyeron este cuadro ideológico tan altamente eficiente, porque comprendieron lo que decía el pensador marxista Antonio Gramsci cuando desarrolló el concepto de hegemonía cultural. Si Ud. puede ocupar la cabeza de la gente, sus corazones y sus manos le seguirán (…) el trabajo ideológico y promocional ha sido absolutamente brillante. Gastaron cientos de millones de dólares, pero el resultado justifica cada centavo invertido, pues lograron hacer que el neoliberalismo pareciera como si fuera la condición natural y normal de la humanidad (…) De este modo, desde una secta pequeña e impopular –casi carente de influencia— el neoliberalismo ha llegado a ser la mayor religión universal, con su doctrina dogmática, su sacerdocio, sus instituciones legislativas y quizá, lo que es más importante, su infierno para los herejes pecadores que se atreven a oponerse a la verdad revelada".
Ello con el fin de fortalecer los intereses monetarios de las grandes corporaciones y de los oligopolios [en Milton Friedman, Historia monetaria de los Estados Unidos, 1857-1960]. Entretanto de esta forma lo precisa Piketty [en El capital en el siglo XXI]: "La crisis fue principalmente monetaria, y por tanto su solución también era monetaria. A partir de este análisis, Friedman hizo una clara conclusión política: con el fin de garantizar un crecimiento ininterrumpido regular en una economía capitalista, es necesario asegurarse de que la política monetaria se ha diseñado para garantizar un crecimiento constante de la oferta monetaria. En consecuencia, la doctrina monetarista sostuvo que el New Deal [el "Nuevo acuerdo" fue un programa ideado por el presidente Franklin Delano Roosevelt y su política intervencionista, ejecutado entre 1933 y 1938 para combatir la secuela de la depresión económica del 29 en Estados Unidos; su fin era proteger a los más pobres, modificar el comercio financiero y reactivar la economía lesionada por el ausencia de empleos y la quiebra progresiva, para consolidar un orden de bienestar], que creó un gran número de puestos de trabajo del gobierno y los programas de transferencias sociales, era una farsa costosa e inútil. Salvando el capitalismo no se requiere un estado de bienestar o de un gobierno tentacular: lo único necesario es una Reserva Federal bien dirigida (…) En este clima político, el simple pero poderoso mensaje político de Friedman tuvo el efecto de una bomba. El trabajo de Friedman y otros economistas de la Escuela de Chicago fomentó la sospecha del Estado en constante expansión y creó el clima intelectual en el que la revolución conservadora de 1979-1980 se hizo posible".
En conjunto a lo expuesto se produce el refuerzo cuestionable de la teoría del Darwinismo social: que trata de la sobrevivencia del más apto en la economía. Al respecto agrega Dobzhansky en Evolución humana: "Para los darwinistas sociales la abundancia o la riqueza económica serían los equivalentes de la buena adaptación biológica; la feroz competencia económica capitalista, sería el equivalente de la selección natural. De esta manera, ‘el éxito’ en la vida económica y social daría la medida de la valía de las personas. Según los darwinistas sociales los ricos lo son porque son más listos y los pobres lo son porque son menos eficientes o más perezosos. De esta manera, basándose en categorías biológicas, de los que toman un sentido ideológico, intentan justificar las diferencias sociales. Algunas formas de darwinismo social fueron defendidas, entre otros, por los teóricos del racismo como Gobineau o Houston Chamberlain que proclamaban la existencia de razas superiores, así como por algunos ideólogos ultraconservadores en los Estados Unidos; donde tuvieron influencia y lograron hacer aprobar medidas racista y eugenésica durante los años 1940. No obstante, desde el campo de la ciencia ningún biólogo sensato defendió nunca el darwinismo social e incluso los más notables biólogos lo combatieron con fuerza. Es el caso de Theodosius Dobzhansky, uno de los biólogos evolucionistas más relevantes del siglo XX, cofundador de la teoría sintética de la evolución".
El prestigio de la globalización se cimenta en el impulso de los medios de comunicación. ¿Bien observado consiste en un punto débil del neoliberalismo?, ¿a la manera de un gigante de oro con pies de barro?, ya que deforma y reduce la realidad y la torna en una ficción de índole virtual. ¿Será posible derrumbar con eficaces estrategias y tácticas enfocadas en la comunicación de un fondo sustentado en la verdad, es decir, en lo real? Según Marx y Engels, los medios son útiles para la difusión internacional, su globalización, de la doctrina proletaria, ya que en este sentido el trabajador carece de patria así como no la tiene el capital. Más reciente en la contemporaneidad se incorporan las redes sociales al andamiaje de la comunicación global del Imperialismo.
A propósito, la embrionaria hipótesis de lo que luego con lucidez Gramsci denominó "Hegemonía cultural" o la subjetividad de la cultura apropiada por el neoliberalismo para su uso, lo anunciaron Marx y Engels como profetas ya que estaban siendo testigos: "La producción intelectual de una nación se convierte en patrimonio común de todas. La estrechez y el exclusivismo nacionales resultan día a día más imposibles; de las numerosas literaturas nacionales y locales se forma una literatura universal (…) al constante progreso de los medios de comunicación, la burguesía arrastra a la corriente de la civilización a todas las naciones (…) En una palabra: se forja un mundo a su imagen y semejanza (…) Ha aglutinado la población, centralizado los medios de producción y concentrado la propiedad en manos de unos pocos. La consecuencia obligada de ello ha sido la centralización política".
Relatan los jóvenes Marx y Engels que las armas que usó la burguesía para abatir al feudalismo se vuelve contra ella. Pero de igual forma "ha producido los hombres que empuñarán esas armas: los obreros modernos, los proletarios". Sin embargo, sus victorias son momentáneas puesto que requieren unirse. "Esta unión es propiciada por el crecimiento de los medios de comunicación creados por la gran industria (…) Y basta ese contacto para que las numerosas luchas locales (…) se centralicen en una lucha nacional, en una lucha de clases. Pero toda lucha de clases es una lucha política". Afirman que sólo el obrero es revolucionario y las demás clases desaparecen en el transcurso de la industrialización. De tal manera la clase media lucha contra la burguesía con el fin de salvar su existencia, aunque no es revolucionaria sino conservadora, pues, por exclusividad defiende su interés y el futuro beneficio. El asalariado para levantarse debe quebrantar "la superestructura [la cultura subjetiva, ideológica] de la sociedad oficial". Por otra parte declaran que en la sociedad siempre hay una guerra oculta y "el proletariado, derrocando por la violencia a la burguesía, implanta su dominación".
En seguida indican que la educación está determinada por la condición social y la intervención directa o indirecta de la sociedad a través de la escuela. Arguyen que los comunistas no inventaron esa intromisión. Sólo cambia el carácter de la educación, mediante el currículum fundado en la antropología comunista, porque anula la influencia de la burguesía. Aseveran que las "ideas dominantes en cualquier época siempre han sido las ideas de la clase dominante". En seguida establecen un claro antecedente del feminismo radical y de la afirmación de la colectividad congénero como un relato agregado del neoliberalismo: "se trata precisamente de acabar con esa situación de la mujer como simple instrumento de producción (…) Es evidente, por otra parte, que con la abolición de las relaciones de producción actuales desaparecerá la comunidad de las mujeres que de ellas se deriva, es decir, la prostitución oficial y no oficial".
Precisan que neutralizando la explotación de un individuo por el otro, cesará el usufructo de una nación sobre otra. Asimismo si se extingue el antagonismo de clases en los países, desaparecerá la divergencia, la guerra, de las naciones entre sí. Y adaptando al día su análisis: ¿terminará los crímenes de odio, la supremacía, el terrorismo, el hambre, la contaminación, la violación de los derechos, el fascismo, la irracionalidad? En ese sentido formulan las interrogantes: "¿Acaso se necesita una gran perspicacia para comprender que con la modificación de las condiciones de vida, de las relaciones sociales, de la existencia social, cambian también las ideas, las nociones y las concepciones, en una palabra, la conciencia del hombre? ¿Qué demuestra la historia de las ideas sino que la producción intelectual se transforma con la producción material?".
Pensaron estos filósofos que la revolución comunista fractura de raíz el sistema de propiedad y al mismo tiempo las ideas tradicionales, eleva al obrero a clase dominante y de ese modo se logra la verdadera democracia. Aunque el poder político significa la violencia organizada de una clase para vencer a la otra. De tal modo que si el trabajador se erige en la clase preponderante y erradica el anticuado engranaje de producción, eliminará la rivalidad de clase y, por tanto, su propia primacía. En reemplazo surgirá el libre progreso de cada individuo y, por otra parte, será el avance autónomo de los demás, del otro. Al mismo tiempo advierten una síntesis sin asomar otra alternativa dialéctica: los comunistas proclaman que su objetivo sólo se alcanza desmontando el orden social a través de la violencia. Por ende, los obreros "no tienen nada que perder más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar". Y, de esta suerte, el Manifiesto comunista concluye con la enfática exhortación: "¡proletarios de todos los países, uníos!".
IV
Como tentativa contemporánea de la actitud comunal, entre las décadas de los 60 y 70 en el siglo XX, desde los Estados Unidos se extendió el movimiento hippie. Conformado por jóvenes rebeldes que se agrupaban en comunas a modo de acción crítica de la Contracultura enfrentando a la sociedad de consumo y como escape del sistema capitalista. El origen de ese pronunciamiento juvenil al parecer se encuentra, con ideas análogas al existencialismo francés, en el estilo literario de los beatnik; término del novelista Jack Kerouak, integrante de la "beat-generation". La vivencia hippie de la comuna miró hacia la organización comunitaria de los nativos originarios, aborígenes norteamericanos, y de los primeros colonos blancos, emigrantes ingleses que allí se instalaron. Al igual los hippies realizaron lecturas del pensamiento comunista de Marx y Engels, también de la obra de Marcuse y al mismo tiempo la exaltación del "poder joven", junto a otras tendencias que formaron un caldo de cultivo ideológico para tratar de ir más allá de la utopía.
Para su supervivencia a la humanidad le urge superar el círculo violento de la guerra que atrae más violencia por motivos económicos. Sin embargo, necesita trascenderse a sí misma. En consecuencia alcanzará el elevado nivel del hombre consciente reconocido como persona debido a su práctica ética. El ser humano íntegro que piensa y actúa de forma impecable. Condicionado por la conciencia no continuaría el sendero de su naturaleza animal como lo describen con objetividad Tucídides, Aristóteles y Maquiavelo. Según ellos el hombre político está desnudo, sin moral, es puro instinto, sigilo y simulación en la despiadada praxis política del poder de partidos y naciones. Entre tanto no es casual el empleo de las obras de dichos autores por parte de académicos de los países poderosos como manual de estudio, de investigación y de asesoría a los gobernantes, con la finalidad de diseñar planes estratégicos y tácticos tanto en la diplomacia y en la guerra. Aunado a las nuevas tecnologías bélicas de diversa modalidad entre materiales, sicológicas, no convencionales, alternativas, híbridas, asimétricas.
Kant en su tesis relativa al pacifismo, en La paz perpetua, alega que transcurrirían siglos, generaciones y guerras, para que el hombre comprenda el verdadero valor de la paz; como acto ético y estético en la política y en su existencia. A ciencia cierta resulta innegable que la política requiere dosis de espiritualidad para la permanencia humana. Hay hombres que lo han intentado con un alto costo para ellos, Jesús de Palestina con la libertad, la justicia social, la igualdad y la ética; la no-violencia (ahimsa) de Ghandi; los derechos civiles de Luther King; Mandela y su lucha contra el apartheid; Chávez y la inédita revolución pacífica de la democracia directa y participativa frente a la hostilidad neocolonial corporativa en complicidad con la oligarquía doméstica. ¿A ellos se les podría catalogar de comunistas o de líderes que sin egoísmo pensaron en sus pueblos?
Por lo demás, investigaciones sobre la mente y la inteligencia concuerdan que tener demasiadas cosas –propiedad privada— más allá de lo necesario, instaura una enfermedad mental. Estar consciente de ello, no convierte al hombre o a la mujer en perdedores o fracasados, consiste en un cambio espiritual que repercute en la intuición de la existencia y traduce sentir felicidad desde lo orgánico. La cercanía a la naturaleza y al otro, el prójimo, otorga libertad como estado original del humano. ¿Lo contrario sería el condicionamiento programado del sujeto o la enajenación?
V
En esta posición y en conformidad a lo referido en los párrafos anteriores, es imprescindible aludir los estudios referentes a la "subalternidad" como una crítica al historicismo marxista, de sus esquemas de la racionalidad y de la evolución política. Los investigadores señalan que dicho historicismo es extemporáneo para revelar la historicidad objetiva de las fases de lo real. La "subalternidad" como refutación intelectual, intenta corregir y reformular las barreras de la tradición marxista y liberacionista en América Latina. En tanto disciplina sistemática nace en India (asociado al Subaltern Studies Group en los Estados Unidos) y según sus autores se puede calificar de avance alterno a la problemática del marxismo occidental. Y de igual forma, a manera de renovación adicional, observa la especificidad local o "glocal" del auge capitalista y su dinámica actual. "El subalternismo es una revisión no europea (a pesar de su referencia central a Gramsci –de sus conceptos sobre hegemonía cultural y del intelectual orgánico—) de las limitaciones del marxismo moderno (…) También una crítica radical del modo de acumulación capitalista y de su lógica de espacialización y homogeneización de la temporalidad (específicamente, de su teoría de valor), propios de la razón colonial occidental" [Sergio, Villalobos-Ruminott, Prólogo en Berveley, John, Políticas de la teoría. Ensayos sobre subalternidad y hegemonía, Celarg, Caracas 2011].
La noción de subalterno denota según Ranajit Guha [en Selected Subaltern Studies] la "condición general de subordinación en relación a clase, casta, edad, identidad sexual, profesión"; y de otra categoría. En consecuencia: ¿de qué modo se debe caracterizar al subordinado incluido en la producción social y como factor de otredad? ¿Cómo será un saber diferente representado por la condición subalterna de solidaridad, resistencia y comunidad? ¿Para comprender al obrero, al campesino y al desamparado, como rebelde cimarrón y sujeto histórico, se requiere un cambio epistemológico? El problema consiste en la narrativa testimonial de los eventos perturbadores, las revoluciones, deformada por el lenguaje de las elites (nacionales y foráneas) en contra de las cuales están dirigidos; un ejemplo, la novela sobre la revolución mexicana, Los de abajo, escrita por Mariano Azuela. En ese sentido los relatos "contrainsurgentes" le niegan al oprimido revolucionario el "reconocimiento como sujeto histórico en su propio derecho e incluso en relación con sus propios proyectos" (Berveley).
VI
En tal posición se precisa la vinculación del Manifiesto comunista al Materialismo histórico, el cual, según apreciación en la filosofía, ilustra cierta forma particular de determinismo histórico. Puesto que concibe la historia, no a consecuencia de la voluntad individual del hombre, a modo de idealismo, sino como el efecto de las leyes generales de la historia; determinadas por la economía y la lucha de clases. El determinismo afirma que nada ocurre al azar, sino a causas necesarias, porque conociendo la causa o la situación inapelable de un acontecimiento se hace posible pronosticar la realidad y lo particular del resultado. El determinismo filosófico asegura que las acciones humanas son causas fijas y sin duda predecibles. Al mismo tiempo las decisiones del hombre se supeditan al determinismo universal como expresión de la naturaleza, pues su conducta acata leyes causales. Esto en apariencia niega el libre albedrío o la libertad. Aunque a la inversa, reflexiona Carnac [en Fundamentación lógica de la física], la teoría de que el hombre es libre en su determinación de actuar o no, al parecer problematiza la legitimidad del determinismo. No obstante, valga la digresión, en el nivel subatómico, la física cuántica resta universalidad a la determinación causal, acorde al "principio de indeterminación" de Heisenberg.
Es ineludible agregar: hay quienes se acercan al Manifiesto de manera prejuiciada, lo reducen y rechazan, incluso en ocasiones sin tomarse la molestia de leerlo. ¿Es posible negarlo sin conocer la realidad del obrero? Otros, sin sentido crítico lo aceptan y asumen como verdad. ¿Acaso no imaginan la complejidad de lo real y que lo escrito sobre ello sea en sentido alegórico? Asimismo están quienes resuelven conocer de qué trata su contenido y llegan a deducciones propias. Los primeros discurren en el espacio de la ideología o la representación imaginaria de lo real como una idea, su interpretación. Con todo, Marx y Engels, cuestionan la ideología que no sea producto de la praxis –del hecho a la idea— y la analizan como simple enajenación mental, es decir, una falsa conciencia (en La ideología alemana).
Realizar la lectura crítica del clásico filosófico y literario el Manifiesto comunista [que a la vez se articula con distintas epistemologías: la economía política, la sociología, la historia, la biopolítica, la antropología, la filosofía política, entre múltiples disciplinas], más que respuestas deja una serie de interrogantes, verbi gratia: ¿sucede o no la lucha de clases según la concepción del comunismo? ¿O nada más consiste en un "conflicto social" como lo nombra la burguesía? ¿El capitalismo humanista es factible o será utópico? ¿Materialismo y dialéctica son idealismo? ¿La historia le otorga sentido científico al materialismo en tanto cualidad metafísica? ¿Un ser vivo para sobrevivir necesita sus miembros izquierdo y derecho? ¿Hay quienes se proclaman de izquierda y actúan como derecha o a la inversa? ¿Ser comunista no significa ser de izquierda o viceversa?
¿Las categorías de izquierda y derecha son sólo un formalismo accidental de la filosofía política inspirada por el movimiento hegeliano? Esta interrogante se refiere a la ruptura entre la derecha y la izquierda (en el sentido filosófico y religioso) de los integrantes de la Escuela hegeliana después de la muerte de Hegel –fines de 1831—. Pero esa significación se infiltró en el mundo político con la diferencia convencional entre izquierda y derecha. Y se explica así: la divergencia comienza en vida de Hegel motivado a discrepancias en el sistema hegeliano relativo al cristianismo.
Entre 1835-36 David Strauss publicó Vida de Jesús, desde entonces se discute sobre izquierda y derecha hegeliana. Strauss clasificó a los discípulos de Hegel en izquierda y derecha de acuerdo a la forma como se colocan los políticos en el parlamento francés. Los hegelianos de derecha o "viejos hegelianos" sostenían que había semejanza entre el idealismo hegeliano y el cristianismo, y hacían una justificación espiritualista; también apoyaban diferentes dogmas cristianos. En política defendían una posición conservadora, fundada en el precepto: "todo lo real es racional". Los hegelianos de izquierda o "jóvenes hegelianos", entre ellos Marx, contradecían cualquier significación religiosa dada a la filosofía de Hegel y afirmaban la incongruencia entre filosofía hegeliana y religión cristiana, además simplificaban a la religión cristiana como una mitología de ingenuos.
Sin embargo surgen más interrogantes: ¿la concepción de democracia se ha desvirtuado? ¿En el capitalismo la democracia se tornó en burguesa acorde a sus intereses? ¿Frente a ello es redundante y contradictorio el concepto de democracia popular? ¿Se puede establecer comparación entre el contexto actual y lo escrito en el Manifiesto comunista? ¿El trabajador, obrero o proletario, pertenece a la cualidad del sujeto histórico y político? ¿Conjeturas como globalización, la internalización de los medios de comunicación, entre otros, fueron tomados del Manifiesto comunista por la filosofía neoliberal para darles un uso estratégico y táctico? ¿Es indispensable la revolución comunista para el adelanto de la humanidad? ¿Pero ésta aún no está preparada para saltar a dicho modelo? ¿El comunismo sigue siendo una utopía? ¿Es falso de que hay países comunistas? ¿Por qué inclusive hoy se lee y tiene vigencia el Manifiesto comunista? ¿Cómo la riqueza y los ingresos han evolucionado desde el siglo XVIII y qué advertencias históricas, sociales, económicas y políticas, entre otras, tiene ese conocimiento para el presente y el futuro de la humanidad? ¿Cuáles son las motivaciones de la guerra contemporánea? ¿Ya no tiene sentido la lucha de clases, cuando la guerra por la hegemonía del poder se dirime entre bloques de países capitalistas? Donde toman parte los aliados de Oriente y Occidente, del norte y el sur. ¿La guerra entre las civilizaciones va más allá de lo cultural ya que constituye un conflicto económico?
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