El Arado y el Mar

La fractura entre la alucinación política y la realidad que acecha

El mundo político vive en una alucinación perenne: actúa viéndose su ombligo dorado. Mientras la masa sufre su miseria, el mundo político monta su espectáculo que se retroalimenta, no tiene conexión con el mundo real. La masa desesperanzada emigra, y los que quedan pasan trabajo, hambre, tristeza de saberse abandonados; los jóvenes no tienen futuro, el país se disuelve. Y frente a esto, diosdado sólo atina a embestir contra su hermana, maduro promete lo que todos sabemos no va a cumplir, maríacorina dice ir hasta el final, las primarias no emocionan. El gobierno se esconde tras un referéndum absurdo o algún otro show, otra farsa.

El mundo político lo que alcanza a producir son inutilidades, vaguedades, pendejadas que ya no estimulan. No hay respuesta a los pesares del pueblo, no hay consuelo, no hay esperanzas en un futuro mejor. Es inmenso el abismo que separa a lo político de lo real. 

Esta separación entre el mundo político fallido y el mundo real sufriente, enajena a la sociedad, la despoja de su más importante factor de cohesión, de rumbo, de su centro, de sentido, de su proveedor de esperanzas y de explicación de la realidad social. La convierte en una nosociedad, un ente enfermo, escindido que evoluciona hacia formas de fraccionamiento, en partículas perversas, pandillas, trenes, mafias que sobreviven a expensas de la depredación del prójimo, destruyendo así cualquier posibilidad de sobrevivencia social, yendo hacia la extinción.

En este vacío de sentido, pérdida de la conciencia de pertenencia a la sociedad, de ir más allá de la individualidad, no puede prosperar otra cosa que el caos, al principio silencioso, y luego erupciona en mil volcanes infecundos. Por supuesto que la sociedad enferma tiene mecanismos de regulación, de recuperación, de volver a formas viables. La sociedad no se entrega al disparate de sus hijos, siempre encuentra vías de sobrevivencia.

En ese límite nos encontramos. Una sociedad enferma, padeciendo los embates de un estamento político timorato, de una oposición tradicional acostumbrada a que todo le caiga del cielo, a no correr riesgo, recostada del tío san, y un gobierno de oportunistas voraces, saqueadores. Divorciados de la realidad. Estas condiciones necesariamente corren hacia un enfrentamiento definitivo, por un lado, el fascismo que asoma, en el atropello a la constitución, la violación a los derechos humanos, la satanización de la disidencia; maduro le allana el camino, le abre las puertas, el madurismo va creando la base psicológica de masas para el fascismo. Lo de Tocorón es una muestra, no se sabe qué pasó, nadie pregunta, tragan entero la información del gobierno. Asesinan a alguien y con decir que era socio del niño guerrero, se justifica la ejecución, ya va apareciendo el enemigo culpable de todo, quizá mañana sea Guyana, por allí andan pidiendo acción militar o, aunque hoy parezca imposible, el enemigo serán los chavistas. La masa se acostumbra y aceptará, cualquier crueldad. Ya saldrán los líderes de esta opción.

Se trata, no sólo salir del madurato, sino recomponer a la sociedad fracturada. Es necesario que la política grande ocupe su lugar de conductora y cohesionadora de la sociedad. Devolver a la masa el sentido de la vida, razones sagradas por las cuales luchar. Rescatar la emoción de fundar un nuevo mundo. Sólo de esta manera podremos enfrentar a la barbarie que crece ante nosotros. Sólo el Socialismo puede hacer frente, dotar a la masa del espíritu necesario para enfrentarla. He allí la importancia de volver a Chávez.

!CHÁVEZ, REALIDAD Y POLÍTICA!



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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