"Nadie está libre de decir estupideces, lo malo es decirlas con énfasis". Michel de Montaigne.
Muchos precandidatos opositores, no han inventado nada. Ni siquiera lo han hecho sus inspiradores. Contra el criterio de mucho de mis lectores, y contra todo pronóstico, hoy hablaremos de política. Tranquilos, no vamos a resolver la revolución inmarcesible, ni a exhumar las pesadillas del sueño de los justos, pero sí aspiro a entender los orígenes de este discurso de traiciones, y felonías, de alacranes nacionales, y plazas de caciques sin indios, con rayos ensordecedores, y truenos deslumbrantes que ha abducido a la política patria. ¿De dónde nos ha llegado esta maldición? ¿Por qué nos arrastra a la espesura, y a las profundidades putrefactas del debate? Las respuestas, aquí mismo en la columna.
El lenguaje tosco, cómico y cantinflerico con que, Er’Conde, y Juan Barreto…. Pretenden superar a las demás derechas en las primarias del próximo 22 de octubre, en las fases de calentamiento de la candidatura opositora, parece haber escandalizado a los análisis de todos los renglones. No sé por qué, ya que los analistas saben perfectamente que esas groserías de er’conde en contra del folklore de la música llanera venezolana, no son argumentos políticos, sino meras estrategias electoreras calichosas. Hay cantantes e interpretes de la música llanera venezolana, cultos e inteligentes que se ponen a discutir con los amantes de esa bella música cuando rebotan esos mensajes cagalitrosos. La mayoría de la gente no parece ser consciente de que la política ya no la hacen los políticos, sino los estúpidos, idiotas, y sifrinos. Basta un pico viral de audiencia en Twitter para que los asesores tísicos intelectuales "ordenen" a sus líderes que se enreden en un certamen electoral de baja calaña a ver quién dice la burrada mayor. Cuesta creer que Ecarri el candidato del lápiz de caca, piense todo eso que dijo. Pero, en el fondo, lo que piense da igual: solo importan las encuestas chimbas internas que le amenazan por la derecha opositora, con la que está intentando mimetizarse.
Los analistas internacionales también llevan unos años desconcertados por el discurso de Juan Guaidó. Ya durante su ‘interinato presidencial’, percibieron que sus mensajes simplistas, inconsistentes, y expresados con una falla casi geológica, eran la clave importante de su fracaso. Ya los psicólogos de politiqueros tenían evidencias de que los políticos que llegan muy arriba suelen coincidir con los que emiten un discurso más balurde y zafio. Pese a todo el revuelo que origina Leopoldo López cada vez que saca la lengua a paseos internacionales, Capriles, y Rosales tampoco son los inventores de esa falsa herramienta de manipulación de masas. Sus estrategias de comunicación, son por el momento, la cumbre de una escalada que llevan en marcha desde hace 25 años de gobiernos bolivarianos, y no dan signos de remitir señales positivas de triunfo. Cada vez mas análisis negativos hacia ellos, cada vez más desconfianza, más indeterminación e incertidumbre, más zancadillas entre ellos, y menos reflexión.
Cuando un tema da mucho de que hablar, hay que leer, y analizar, todo lo que tengan que decir.
La forma en que los psicólogos han descubierto esa tendencia secular de estos políticos opositores merece un párrafo aparte. Para analizar cientos de discursillos de estos pre candidatos presidenciales opositores, y otras barrabasadas desde principios de esa campaña hasta hoy. Sea como fuere, muchos analistas políticos demuestran en sus análisis que, en la política, el pensamiento analítico opositor decrece continuamente desde hace dos décadas, y que va siendo sustituido inexorablemente por el discurso cómico del circo, la desconfianza, y la descalificación personal. Er’Conde no ha inventado nada. Ni siquiera lo ha hecho su mentor, el gordo Juan Barreto. La estupidez de estos discursos político son una marea lenta e implacable. Todas sus actuaciones serán fútiles.
