Se viene el 27 de Febrero, otra conmemoración de la rebelión popular, del alzamiento antisistema protagonizado por los pobres, por las capas excluidas del capitalismo, por los que se convertirían en los nuevos sujetos sociales de la Revolución Bolivariana.

El levantamiento popular del 27F constituye para la historia Contemporánea de Venezuela un rompimiento con el modelo neoliberal que intentó imponer la democracia representativa, rompimiento que desmoronó la institucionalidad del modelo de democracia político partidista impuesto en el pacto de punto fijo.

Nos parece valiosa la oportunidad de recordar esta fecha, justamente hoy cuando pretendemos continuar la rebelión inaugurada en aquel entonces, ye que se hace necesario recalcar todo el arsenal subjetivo que produjo la rebelión popular y el proceso de acumulación de fuerzas que continuó en los años subsiguientes. El levantamiento del 27F trajo consigo la necesidad de reinventarnos nuevos modelos políticos alternos a los que habíamos conocido tanto de la derecha como de la misma izquierda, los partidos políticos por ejemplo se agotaron en sus propios valores, los órganos representativos no lograron la compatibilidad necearía con los sujetos verdaderos de la democracia y finalmente el estado y sus instituciones se hundieron también entre la burocracia, la corrupción, la mentira y el pragmatismo.

De esta forma, negarse o rebelarse contra estos instrumentos del poder dominante trae consigo una cantidad de valores necesario para configurar lo alterno: la otra vía para la democracia o más bien la otra democracia. Este arsenal de valores comienza a tomar forma en experiencias concretas del diverso movimiento popular de resistencia, específicamente en el asambleismo, en el debate constituyente, en la reivindicación de algunos valores de la democracia obrera y de otros salientes del escenario predilecto de las y los que luchan: “La Calle”.

Estos valores quedaron insertos en el proyecto de país dibujado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, con el fin de servir como ejes transversales de la construcción de una nueva sociedad y de la llamada Democracia Participativa.

Ahora bien, dieciocho años después del 27F, de que nos sirve recordar el espíritu de esta rebelión, justamente cuando el presidente Chávez ha convocado a la construcción del socialismo, a la profundización de la democracia, a la construcción del poder popular. Sin duda, que en estas tareas nos deben guiar el espíritu rebelde del 27F, el de la desobediencia a cualquier sumisión, a cualquier forma de dominación, así como los valores que rompan con el ejercicio de la democracia representativa, del burocratismo y de la corrupción.

Las tareas revolucionarias del momento histórico que hoy vivimos ameritan el espíritu combativo de un movimiento popular creado y recreado en los valores de la rebelión, de la democracia participativa y de una nueva cultura política, acudiendo a su autonomía para imponer sus agendas por encima de las de las cúpulas burocráticas y corruptas que juegan ha ser revolucionarios dentro de las instituciones del aparato estatal y de los partidos políticos.

Finalmente, Si invocamos al espíritu del 27F para asumir el camino al socialismo, no podemos permitir el avance de las fuerzas enemigas a lo interno del proceso bolivariano, así como sus prácticas corruptas, burocráticas y reformistas. Asimismo, actuaríamos en función de subvertir cualquier intento de secuestrar, tutelar o manejar los embriones del poder popular por parte del poder constituido y de las mafias politiqueras vestidas de rojo rojito, de igual forma reclamaríamos nuevos modelos de organización política donde se tome en cuenta la diversidad del pueblo revolucionario, donde se desconstruya los conceptos de las vanguardias preclaras, así como el de la división entre quien dirige y quien es dirigido, entre quien dice y quien hace.

(*)Militante del M.R – SOLIDARIDAD

jesus49@cantv.net