El 21-N y los retos de la Revolución

Uno de los principales retos es ganar, sin embargo, no es el único. Nos enfrentamos a la derecha en 23 gobernaciones y 335 alcaldías, con sus respectivos Concejos Legislativos y Concejos Municipales; eso de por sí es un gran reto para la coalición revolucionaria encabezada por el PSUV, pero no el único, hay un reto mayor: Consolidar el poder popular. Se trata de elevar la apuesta en búsqueda de un salto cualitativo en lo estratégico en cuanto a poder se refiere. Esto nos alerta que el asunto no solo se trata de ganar las elecciones, paso vital y necesario, sino de convertir todo ese capital político en función del plan estratégico de empoderar al pueblo, tarea nada fácil y que requiere de mucha claridad y mucho compromiso. Podríamos decir que el reto más complejo y difícil no es ganar las elecciones, allí nos sobra experiencia y capacidad, pero dado el momento político, pareciera lo más lógico pasar a la ofensiva en el plano estratégico, superado ya ciertas lagunas producto de circunstancias y momentos muy particulares que llevaron en su momento al mismísimo Chávez a la siguiente afirmación "la revolución en las regiones está crudísima".

Estamos claros que espacio ganado por la derecha es espacio que se estanca en cuanto al avance de la revolución, o en el peor de los casos se retrocede, no obstante este no es el único obstáculo, ocurre algo peor donde ganamos los revolucionarios pero se cae en la confusión y competencia entre el poder que queremos derrumbar y el poder que queremos construir y eso es más grave. Donde la revolución pierde electoralmente el partido se pone en guardia y se despliega en el acto, y nadie puede tener duda de la capacidad de reacción y recuperación de las fuerzas revolucionarias, pero cuando se cae en esas guerritas internas, en la conformación de grupos, en la confrontación, etcétera, la confusión y el desánimo hacen un daño terrible a las bases de apoyo de la revolución, por lo tanto que se requiere de mucha unidad y capacidad de hilar fino para mantener la unidad del pueblo y superar de una vez por todas con el grupalismo y el amiguismo, causa en muchos casos de derrotas estruendosas.

La dirección del PSUV asumió el reto de enfrentar las desviaciones con mucha valentía y compromiso revolucionario, además de claridad y asertividad, con mucha eficacia; convocó a primarias, además abiertas, pero en el mismo proceso se le cerró el paso a un 70% de los que antes ostentaban cargos, como para evitar gazapos, luego, en la etapa de elecciones abiertas, las bases aportamos nuestro granito llevando la renovación al 90% en el renglón de alcaldes y 45% en gobernadores, una revolución dentro de la revolución, nadie puede tener dudas de eso. "Caída y mesa limpia", un barajo descomunal que muestra fortaleza, capacidad y decisión política. Quienes pretendían establecer lo que el Prof. Earle Herrera calificó de "conucos" se quedaron como la guayabera.

Pero aquí también hay que destacar el comportamiento de los que "no fueron pal baile", en su inmensa mayoría aceptaron la decisión lo cual refleja que hay compromiso revolucionario lo cual fortalece la unidad y aleja cualquier tentación a convertirse en "conuquero politiquero" al viejo estilo de la derecha. Le demostramos al país y al mundo que esta revolución tiene músculo y capacidad de rectificar donde tenga que rectificar. Ahora bien, ya no hay pretextos para achacarle a tal o cual grupo de algún ex-alcalde o alcaldesa o ex-gobernador o gobernadora como "los únicos culpables" del estancamiento y retraso en el avance del poder popular. Por supuesto que todo esto hay que afinarlo y pulirlo, pero es una excelente oportunidad para avanzar en la construcción de un nuevo poder que le llamamos PODER POPULAR. Pero cuando hablamos de poder es de poder y ésto pasa por el poder económico (Producción, distribución, consumo) en cada ámbito, Poder educativo-cultural; una nueva cultura de ínter-relacionarnos en los principios de solidaridad y humanidad propugnados por el socialismo y todo inter-conectado en una extensa red que complemente las necesidades de cada espacio o región. Por supuesto que se requiere de una planificación central diseñada en lineas macros, pero lo concreto debe ser "creación heroíca" de todo el pueblo. De tal forma que la unidad de los revolucionarios es la unidad del pueblo y ojalá en el futuro no haya que invertir tiempo y esfuerzo en unas primarias sino que las bases de manera sencilla y directa seleccione a las y los candidat@s, que ojalá repitan y cada cuadro al frente de su tarea se haga merecedor de obtener unanimidad. Para esto es menester asumir el tema de estos espacios políticos y el ejercicio cómo un premio no al más "vivo" y tramposo sino al más sacrificado, al más comprometido. Pero no seamos utópicos, para estar a ese nivel nos falta un trecho.

Todo el proceso interno del PSUV se hizo sin estridencia pero con el objetivo claro en los desencadenantes del momento táctico al cual recurre la dirección de la revolución para mover y sacudir la mata; la ganancia en todo esto es múltiple, cambia lo que tiene que cambiar y prueba al que tiene que probar. El que "acepto la pela" disciplinadamente, pasó su arrechera, reflexioná, se curó las heridas y sale a la batalla está demostrando compromiso y actitud revolucionaria. Quien actúa de forma contraria y se lanza al chinchorro se coloca en la antípoda y deja claro que no está preparad@ para hacer revolución sino para tener un cargo y confunde el sujeto activador de toda revolución, la masa.

El mismo Fidel alguna vez comentó que "Chávez no era el alcalde", acertado como siempre, Fidel, claro en lo estratégico sabe que un presidente no puede estar pendiente de lo que debe estar pendiente un alcalde. Lo mismo se puede decir de Maduro y el comando nacional de la revolución... ¡Hasta cuando, que cada quien asuma la tarea! Si nos pasamos la vida hablando de poder popular pero nos convertimos en un estorbo para el empoderamiento popular, entonces, mi querid@ amig@, estamos diciendo algo y haciendo lo contrario. También el pueblo, los colectivos, los movimientos sociales, etc tenemos nuestra responsabilidad, es muy sabroso criticar pero sin meterse a la candela, aunque muchas veces no es por no querer, es porque no te dejan. Esto genera la perversión de unas UBCHs, y considero las UBCHs cómo la célula fundamental del partido, se convierten en cotos impenetrables para quien no sea el pana o la pana del jefe o jefa de la UBCH. Esta actitud de por sí ya es contrarevolucionaria, aunque nos tiremos en el piso por Chávez y Maduro... El sectarismo, mal de males en la izquierda que sólo Chávez con su grandeza logró derrotar, pero no seamos ilusos, por allí están los genes de ese sectarismo y cuando el Prof Herrera hace referencia a los conucos que muchos "dirigentes" del PSUV quieren montar, esa es una verdad lascerante, pero que es eso, verdad. Es la más pura verdad y todo eso atenta con el principio de unidad que es vital para poder enfrentar todo el poderío de la derecha mundial.

Aquí no se trata del adeco de base o el copeyano de base al cual le vemos la cara todos los días, ese no es el enemigo, ese es nuestro posible aliado, pero si cerramos las puertas de la participación del órgano primordial de participación popular que debe ser la UBCH estamos matando el chavismo y el bolivarianismo allí donde se nutre, en el pueblo.

La oportunidad está allí, el reto es más difícil que derrotar a toda la derecha unida electoralmente, pero es un reto impostergable... "llegó la hora", parafraseando al comandante, quienes sean electos pónganse las pilas y todo el pueblo alerta y desencadenemos de una vez por todas la base principal de esta revolución, el poder popular, la democracia participativa y protagónica... ¡Venceremos!



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Luis Alberto Toro Ojeda

Publicista. Militante de izquierda. Integrante del Frente Bicentenario de Campesinos del estado Trujillo. Integrante del PSUV.

 latojeda@gmail.com      @latojeda

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