¿Donde esta la política?

Un artículo de Rafael Febles sugiere que la Economía está en todas partes como dicen que está Dios en su posesión eterna de la ubicuidad. Pensamos que el amigo Febles tiene razón, sólo que le faltaría comentar aquí un pequeñito detalle en cuanto a la confusión de aceptar a la Economía haciendo las veces de la Política, y colocándose en su lugar y por encima de ella en la posesión de la facultad de lo ubicuo, como poder de funcionamiento de cualquier sociedad capitalista, socialista o comunista.

Ciertamente la Economía nos dice como funciona la vida material de una Sociedad; pero sin la Política, que es el poder que permite o impide ese modo de funcionamiento, la realidad económica pierde su legitimidad popular, y se convierte en su aplicación, en un mero instrumento de acumulación de capitales para destinos oligopólicos capitalistas y en ningún caso para destinos de felicidad social.

La Política se constituye para sí y para el mundo exterior como una suerte de Ubre, dentro de la cual estamos condenados todos los seres humanos a vivir con todas nuestras ciencias probadas y con todas nuestras ciencias por hacer y por probar. La concepción de una Economía deshubrada de la Política, o peor aún ocupando el lugar de la Política, es el origen de la noción hegemónica de dominio de unos pocos sobre la mayoría.

Todo ser humano es irremediablemente dependiente de la Economía para seguir viviendo en buena o mala condición. Pero es sólo a través de la Política que los seres humanos puedan ser más que libres, es decir puedan ser mujeres y hombres sociales. En ese sentido la socialidad que hace a todos iguales en cuanto a gobierno y usufructo de los bienes y calamidades del colectivo, está por encima de la Libertad, cuya noción de hoy no se diferencia mucho de aquella libertad de mercado que triunfó en la Revolución francesa.

La Socialidad y no la Libertad es el fin último de todo programa serio de construcción socialista que necesariamente haya partido de la Teoría del Socialismo Científico escrito por Carlitos Marx y su amigo Federico Engels.

La ideología capitalista a través de de la Filosofía burguesa, y de la Sociología que nació, se desarrolló y continúa operando como la celestina favorita de la dominación capitalista, se ocuparon expresamente de desvirtuar y chimbear el Materialismo Histórico y el Materialismo Dialéctico, con el propósito de colocar a la Política como accesoria de la Economía; cuando el asunto es exactamente al revés, si se habla del poder que tiene que tener la clase obrera para dirigir el destino de su labor creadora.

El recién electo Presidente del Ecuador Rafael Correa exhorta a los Pueblos de América Latina a no hacerle caso a los Economistas, y es bien pertinente su exhortación. Quiere decir este nueva esperanza de los ecuatorianos de a Pie que son los Economistas, y no la direccionalidad política de los pueblos la que ha sumergido a gran parte de latinoamericana en la pobreza y en la extrema dependencia de la moustrosidad imperial de los EEUU.

Pensando en Aristóteles, pero también en Maquiavelo, en Hobbes, en tantos otros pensadores que han aportado elementos fundamentales para el entendimiento de la Política, nosotros seguimos pensando que para no ser político hay que estar loco o muerto, y aun así, los locos son recluidos en un manicomio, y allí son objeto de la Política de atención del Estado para los enfermos mentales. Algo similar sucede con los muertos en el cementerio, en los osarios, en la cremación.

La Política, siempre la política como poder de funcionamiento de una sociedad hacia el bien común, hacia la felicidad de todos, absolutamente de todos los miembros de un Pueblo, y eso sólo es posible a través de la Política Socialista.


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Eduardo Mármol


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