La degradación de la política

Es frecuente escuchar a las personas de a pie que la política es una porquería. Estas opiniones la expresan gente, en la gran mayoría, que no entienden que, en varios casos, la política no tiene nada que ver con los políticos que la practican. Es perentorio desligar la política con los hechos que cotidianamente realizan los políticos, muchos de estos reseñados en la prensa, lo cual contribuyen a que las personas repudien la política como profesión, además, un medio para hacer dinero de manera fácil.

Son diversas las definiciones o conceptos que los académicos dan sobre la política. Una de esta la tomaré de mi tía Goo, que la define como la actividad humana concerniente a la toma de decisiones que conducirán al accionar de toda la sociedad. Algunos afirman que tal disciplina garantiza el funcionamiento del sistema. Este concepto se mezcló con otros que derivó a lo que hoy se conoce como geopolítica. Según la tía Wiki aquella es el estudio de los efectos de la geografía humana o antropología y la geografía física sobre la política y las relaciones internacionales. Hay otros autores que la definen como la ciencia que se ocupa del estudio de la causalidad espacial de los sucesos políticos y de los próximos o futuros efectos de los mismos.

Hasta lo anterior todo se lee con interés y quizás la academia, a través de los Estudios Políticos, podría dar una buena información sobre estos temas de alta complejidad vinculados con la economía, la sociología, la estadística, la psicología, la geografía, entre otras disciplinas. Lo único malo que la política es una actividad humana y como tal, intervienen hombres y mujeres, seres imperfectos, que por lo general desvirtúan todo aquello expresado en los párrafos anteriores.

Ayer y hoy están presentes la política y los políticos. Cuando imagino la primera pienso en Clístenes, Maquiavelo, Claudio, Julio César, Montesquieu, Bolívar, el Che, Gandhi, Fidel, Chávez, Mandela entre tantos, cuyo proceder dio al mundo una forma de accionar, que aún pasado muchos años son referencia en la elaboración de cualquier tratado sobre esta disciplina. Ahora bien, cuando evoco a los políticos de la actualidad y miro las fotos del gordiflón de Donald, Sarkozy, Boris Johnson, Duque, Macri, Bolsonaro, Lenin Moreno, Peña Nieto, Salinas de Gortari, Jeanine Añez, Macron, Piñera, Guaidó, Leopoldo López entre tanto bicho, entiendo la gente cuando afirma que la política es una mierda. En verdad, no es la política, son estos tunantes, excrementos salidos de una sentina, quienes hacen algo que no es la política. Es por eso, por la cagada que estos personajes ponen, que el mundo marcha hacia una hecatombe que conducirán a la muerte del planeta. Esto ocurrirá si los votantes, únicos responsables de la llegada al poder de algunos de estos bastardos, no logran desprenderse de la estupidez y entender que el voto decide el futuro de un país, también el de nuestro hermoso y errabundo planeta azul.

Basta estudiar el comportamiento de algunos de los personajes citados anteriormente. Esto coadyuva a que la gente tenga una mala opinión de la política, que no tiene nada que ver con las actuaciones de los embaucadores, quienes se valieron de la política como espectáculo para alcanzar el poder, para luego hacer negocios y otras actividades no santas. Para esto escogeré ciertas experiencias de algunos de los referidos, para demostrar que sus actuaciones, están muy lejos de la política pero más cerca de un tribunal para ser juzgado como delincuentes.

El tirano de Donald de la manera más arbitraria y unilateral envió tropas a Siria para apoyar, junto las fuerzas de la OTAN, los grupos terroristas que operan en el Medio Oriente, quienes intentan derrocar al presidente constitucional de Siria, Bashar al-Ásad. En verdad el único interés es apoderarse del crudo que se produce en el país árabe. Como el objetivo no lo ha logrado, colocó bases militares de EEUU en la zona petrolera y comenzó a robarse millones de barriles de petróleos para beneficio de las compañías norteamericana. Nada diferente a lo que hizo Trump con los buques cisternas iraníes que viajaban hacia Venezuela con tres millones de gasolina y se los robó en alta mar para luego venderlos. Esto se llama ratería, piratería que caracteriza la actuación de un ladrón que se esconde tras la política.

Pareciera que la política internacional es un escudo para que los presidentes y primeros ministros oculten su vocación de cuatrero detrás del ejercicio del gobierno. Es el mismo caso de Boris Johnson, primer ministro de UK, quien transgredió las leyes internacionales y la confianza de Venezuela cuando el gobierno le entregó en resguardo 31 toneladas de oro y actualmente se niega a devolverla a sus verdaderos dueños, el pueblo venezolano. El secuestro de nuestra riqueza tiene un nombre, incautación de una propiedad ajena que se castiga con la cárcel. Esto muestra, tal como el caso anterior, el por qué las personas no creen en los políticos, quienes encubren detrás el ropaje de "estadista" su verdadero traje de delincuente.

No solo de pirata y ladrón se le acusa al presidente Donald y al primer ministro Boris, también los hay canallas como Nicolás Sarkozy, ex presidente de Francia, actualmente acusado en los tribunales de París por financiamiento ilegal de la campaña electoral. Resulta que el degenerado expresidente galo recibió de Gadafi 50 millones de euros como contribución para su campaña electoral. A pesar de esto, fue uno de los gobernantes que formó parte de la coalición, junto con el asesino de Obama, para derrocar al presidente Libio y su posterior asesinato. Qué más se puede decir de un político traidor y cobarde.

Pero quienes constituyen un primor son dos expresidentes mexicanos Felipe Calderón y Peña Nieto, dos villanos que no robaron más porque no tuvieron más tiempo en el poder. Aparte de malversación del erario público están vinculados con la violación de los derechos humanos, cometido durante la presidencia de cada uno de estos sinvergüenzas. Son tan palmarias las vagabunderías de estos insensatos que se piensan introducir un juicio en el tribunal internacional de la Haya para juzgarlos por crímenes de lesa humanidad. Son estos tunantes los que contribuyen a que la gente común despotrique de la política, pensando que esta es que la que permite que el robo y el crimen se institucionalice como una forma de proceder, una vez que se llegue al poder.

Ya hemos visto que el robo, la piratería y la cobardía son parte de las insignias que se deben colocar en los gallardetes que exhiben algunos políticos. Debo agregar otro, el de la traición, cuyo abanderado es el presidente de Ecuador, Lenin Moreno. Este ingrato acompañó a Correa durante su gestión de gobierno con buenos cargos de responsabilidad, convirtiéndose en solidario con cada una de las decisiones tomadas por su jefe. Inclusive, su triunfo electoral se lo debió a la contribución de Rafael Correa en su campaña electoral. Hoy vemos estupefactos como este renegado despotrica de quien fuera su mentor y responsable de su llegada a la presidencia de Ecuador. Por personajes como este la gente no cree en la política.

Hay políticos que agotan los adjetivos para identificarlos. Es el caso de Duque, a quien se puede calificar de ladrón, mentiroso, lameculo, narcopresidente, cobarde, criminal, violador de los derechos humanos, malversador, entre tantos. Pero el que más exhibe con jactancia es de lameculo, el de jalabola, el cual lo demuestra con altivez cuando está sentado al lado de Donald Trump. Pareciera que mantiene una competencia mano a mano con el deshonroso Piñera, el presidente de Chile.

Me permití dejar de último al gafo Guaidó o Juanito Alimaña, este tunante representa la anti política, lo que no debe hacer ningún político. Lo único destacable de este malparío es que permitió reunir a una cantidad de facinerosos, los cuales se asociaron para delinquir para robar de manera descarada al pueblo venezolano. Aquel descerebrado fue escogido por una mafia internacional repartida entre la UE, el gobierno de EEUU, el cartel de Lima, entre una cáfila de ladrones de VP y dirigentes de otros partidos, quienes esconden sus talantes de bandoleros detrás del ejercicio de la política. Todo esto para desbancar al gobierno de MM y así robarse los activos del país. Estas acciones fueron corroboradas por el señor Roland Carreño, quien ante su detención demostró como toda esta pandilla de tahúres se roba el dinero de la fundación Simón Bolívar, de CITGO. Dinero que reparte Leopoldo López y su socia Lilian Tintori. Patrimonio que el gobierno de MM utilizaba para atender las enfermedades y cirugías de niños de bajos recursos. Y estos degenerados se la robaron para compartir entre ellos el dinero escamoteado y para satisfacer las frivolidades de los militantes de VP. Por esto es que algunas personas confunden la política con los políticos miserables, quienes disimulan sus apetitos detrás de las ambiciones de los miembros de un partido. Personajes como Juanito alimaña y sus secuaces no son políticos, son unos ladrones que se están aprovechando de otro bandido como ellos, como Donald Trump, para sustraer de manera descarada los dineros del pueblo venezolano depositados en EEUU. Por fortuna, el brazo de la justicia es largo, ve en la oscuridad y algún día esto tunantes recibirán lo que merece. Lo que hacen estos pillos no es política, simplemente es escamoteo descarado y algún día pagarán por sus delitos. Tuvo razón el ex primer ministro francés Charles de Gaulle (1944-1946) cuando expresó: "He llegado a la conclusión de que la política es demasiado seria para dejarla en manos de estos políticos". A esto debo agregar, y sobre todo en manos de los políticos actuales. Lee que algo queda.



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Enoc Sánchez


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