Revolución Salarial

Si no se le hubiera ocurrido al Presidente Chávez la brillante idea de la revisión de los sueldos de los servidores públicos (algunos) muy probablemente el tema continuara pasando desapercibido para la mayoría de los ministros del gabinete ejecutivo del Comandante, ya que hasta ese momento las cosas estaban tan bien que no había necesidad de hablar de ello. De manera que así como para los medios de comunicación privados lo que no aparece en ellos es como que no existiera, del mismo modo pareciera lo que no dice el Presidente Chávez como que tampoco valiera la pena de hablar de ello.

Por esto es que hay mucho interés en el tema ahora que el Presidente ha aproximado su dedo a la llaga, y digo aproximado ya que sólo ha circundado con su índice los límites de una úlcera que a muchísima gente no ha hecho otra cosa que causarle malestares constantes.

Decimos que ha aproximado su dedo, ya que en realidad no lo ha pulsado en el epicentro de la deformación, toda vez que, si bien es cierto que ha hablado de algún síntoma del problema, no es menos cierto que no ha visto el problema en sí. Dicho en términos claros y específicos, yo no creo que el problema salarial de los venezolanos se limite a que hay unos cuantos funcionarios que ganan sueldos exorbitantes. No, ese no es problema, aunque sí pudiera ser la expresión de una gran distorsión ética de parte de funcionarios que tienen suficiente poder como para mover a sus antojos las curvas salariales de sus organismos, haciendo posible sueldos de hasta 35 millones de bolívares mensuales y aguinaldos de hasta nueve meses, lo que parece ser el caso de la Legislatura del Estado Bolívar. A éstos hay que caerle con todos los hierros!

Pero lo que sí es una verdadera calamidad es que exista un gruesísimo número de servidores públicos que ganan salarios risibles y hasta ridículos, verdaderos ejemplos de salarios de hambre devengados por personas que tienen una altísima responsabilidad social en la creación de ciudadanía. Este es el caso de algunas profesiones que se arrastran como pesadas rémoras, además de ser vistas como profesiones que muy poco prestigio social devienen a sus ejecutores. Me refiero justamente a los Profesores Universitarios, a los Profesores de Educación Media, a los Maestros en todos sus niveles, a los Policías, a las Enfermeras, a todos los servidores públicos no corruptos y a los Médicos Generales, aquellos que no han logrado sacar una especialidad de esas muy demandadas por la sociedad y que se cotizan muy bien en las clínicas privadas.

Todos los ocupantes de estos cargos están en constante competencia con unos pocos que devengan salarios astronómicos, a pesar de estos tener una formación académica muchas veces muy alejada de la media de las profesiones antes señaladas, por lo que el salario en estos casos roza lo antiético al no hacerse justicia a través de la justa remuneración de los esfuerzos, ni existir equidad, al poner a ganar inmensas sumas a unos pocos cuyos factores salariales en no pocos casos se encuentran en franca desventaja. Y hablo de constante competencia porque no representa lo mismo para dos personas el costo de un bien o servicio cuando las diferencias salariales son abismnales. Por ejemplo frente a la compra, sea el caso de un blue jean de 200 mil bolívares. Para una persona cuyo salario sea de un millón de bolívares mensaules cuesta lo mismo que lo que cuesta para el que gana 10 millones mensuales. El valor relativo es el mismo. Pero cuando vamos al valor absoluto la cosa cambia ya que para el primero representa el 20% de su salario, mientras que para el segundo eso apenas es un 2% de su sueldo mensual.

En Guayana, donde existen unas Empresas Básicas que remuneran muy bien y hasta de manera justa a su gente, es muy frecuente conseguirse con casos como éste, casos en los que se nota una disparidad al compararlos con trabajadores de otras ramas de la Administración Pública, sin que por esto sea desmeritorio el sueldo que se ganan. En Diciembre, por ejemplo, da pena ver cómo los profesionales universitarios no cargados a las nóminas de la empresas básicas, estiran hasta más poder el Bono de Fin de Año, el bonito, frente a la opulencia de otros cuyas Utilidades les alcanza hasta para cambiar de casas, carros y, aunque parezca cómico, hasta de mujer. Si no me creen, pregúntenle a la gente de la Gerencia de Personal de alguna de estas Empresas, cuántas demandas de manutención reciben mensualmente.

Pero aún así, este no es el problema, porque entonces, la solución sería tan fácil que va seguir creando injusticias, incluso hasta mayores, como esta aportada por el diputado Tazcón, quien propone rebajarle el sueldo a los altos funcionarios a un tope de 6 millones de bolívares mensuales. Si esto llegara a ocurrir de la manera como se ha propuesto, díganme ustedes cuándo los ocupantes de las profesiones antes mencionadas van a llegar a ganar ese tope salarial de los 6 millones que es lo que en condiciones de justicia y equidad deberían estar ganando ahora mismo? Por eso es que les digo que el problema no es que hay pocos que ganan mucho; el verdadero problema es que hay muchos que ganan poco.

Así que hablemos y discutamos de un Tabulador Nacional de Sueldos y Salarios, en el que se establezcan, cómo no, mínimos y topes, pero en el que se tome en cuenta la calidad de ejecución de los ocupantes de los cargos y el valor agregado que éstos le den, en dirección a lograr una eficiencia organizacional acorde con los postulados y urgencias de la Nueva Venezuela. Entonces, hablemos hasta entendernos!


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Héctor Acosta Martínez

Profesor Universitario jubilado. Graduado en Historia. Especialista en Programación Neuro-Lingüística.

 elecoeco@gmail.com

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