Más claro que una radiante luna

El comandante Hugo Chávez dijo: "Elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela".

Señor presidente Nicolás Maduro, fue en aquel preciso instante cuando las circunstancias de la vida le anexaron nuevas responsabilidades a las ya existentes, enseguida, abiertamente se vislumbraba en el horizonte un combate cuerpo a cuerpo de uno contra todos.

Esa coyuntura de respirar profundo propicia para las oportunidades, al mismo tiempo lo invitó a usted presidente obrero a enrolarse con lealtad a su causa. También fue allí en esa encrucijada de los avatares de nuestra Revolución chavista, cuando de verdad comenzaron los nuevos y más contundentes desafíos, que en lo adelante serían sus victorias o sus derrotas.

Señor presidente, usted no ha desaprovechado la oportunidad que le da su pueblo, de pronunciar esperanzadoras palabras con niveles de contenido social profundo y de compromiso. El impacto de muchas de esas palabras surgidas del corazón, lo han ayudado a escalar posiciones más elevadas en la visión y conciencia de un colectivo, pero sobre todo en la mayoría de la gente humilde, que por ser discernidora del bien y del mal, no se dejó inocular el cancerígeno marketing comunicacional: "Maduro vete ya, todo es culpa de Maduro".

Como hombre de Estado ha sido usted correcto en lo posible, como correcta fue su acertada estrategia para desviar de su cauce en buena hora a la violencia, que pretendía anarquizar y sumir a la Patria en una guerra civil; que de haberse materializado señor presidente, hoy su noble pueblo vagaría sin rumbo en la tierra de nadie, y como dijo un pensador: "Sin tribu, sin ley y sin hogar".

Presidente camarada, usted y su pueblo, al conectarse espiritual e ideológicamente con el comandante Hugo Chávez se les despertó el genio que dormido llevaban por dentro, y a si lograron mirar de frente y sin temor a la Patria para reencontrarse con su historia legítima, que con benevolencia y electrizada de amor nos habla con verdades y no con mentiras.

Con un lenguaje impecable y de respeto pero a su vez demoledor, le expresamos a los gobiernos de las naciones grandes y pequeñas que nos adversan, que aún bajo cualquier infortunio resistiremos, y que mientras ellos pretenden asfixiarnos económicamente con su falso "dolartoday" y sus amenazas de guerra sucia de todo tipo, usted señor presidente amigo, con el timón en sus manos de esa nave llamada Venezuela, la conduce usted con sagrada intuición a puerto seguro y en paz.

Señor presidente Nicolás Maduro Moros, y si en el camino de las ideas y del rígido batallar, lograra usted con éxito las más singulares hazañas herencia de todos los sueños, entonces, estas podrían ser en gran medida su más importante recompensa, en la que como en un espejo se reflejará la salud y robustez de su alma, alimentada por la fe, la humildad y el heroísmo, que son virtudes innatas de la mujer aguerrida, y del hombre que decidió ser grande, sabio y fuerte.



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Julio César Carrillo


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