Un mundo de mentiras (I)

En momentos de reflexión juzgo que el mundo está sustentado sobre mentiras, lamentablemente, lo peor, es que estos embustes se convirtieron en verdades y actualmente constituyen la férula que rige la mayoría del comportamiento humano. Esta situación no es una casualidad, es consecuencia, como lo afirmé en artículos anteriores, de que el mundo lo conformaron los malos (los aristócratas, los burgueses y los capitalistas), quienes para mantener su hegemonía tenían y tienen que crear instituciones sustentadas en mentiras. Veamos algunas de las entidades instauradas por los malos, las cuales constituyen el soporte de la sociedad, sobre todo la burguesa.

La familia: es completamente falso que la familia está sustentada en el amor filial, la familia aristocrática fue concebida como un problema de estado, con un gran componente económico. Los conocedores de la historia saben que los matrimonios de los nobles se acordaban sin consentimiento de los novios, esto se hacía con el único interés de ampliar los dominios de los padres de los contrayentes para acrecentar los beneficios económicos de los aristócratas. Una vez que llegaban los hijos estos eran educados por nodrizas y tutores, alejados de los padres naturales de los herederos. Como los burgueses añoraban los estilos de vida de los nobles, una vez que estos alcanzaron el poder, después de la Revolución Francesa, copiaron este estilo de vida, es decir, continuaron los matrimonios concertados para multiplicar sus riquezas. Este patrón conyugal se trasmitió después de la Primera Guerra Mundial entre las familias que ostentan grandes fortunas.

Consecuencia del interés de la familia por las suculentas riquezas se desarrolla el atractivo por el poder, una de las maneras de alcanzar enormes fortunas. Es por eso que durante los imperios fueron comunes los asesinatos entre los parientes (padres contra hijos, hijos contra los padres, hermanos contra hermanos, todos contra todos) solo por el objetivo de alcanzar el dominio sobre sus vasallos y los enormes caudales. Este comportamiento se mantuvo entre los burgueses y entre los capitalistas, es por esto que en oportunidades son comunes cruentos parricidios o extravagantes pendencias en los tribunales, únicamente para conseguir la hegemonía de una corporación económica. Quizás por eso las mafias se organizan en las llamadas "familias", simplemente para ampliar sus feudos.

Actualmente la clase media y clase de menores recursos tienen un comportamiento muy especial con relación a las familias modernas. La necesidad económica obliga al padre y a la madre a trabajar en la calle para más o menos lograr el sustento del hogar. Esto trajo como consecuencia la desvinculación de los progenitores con relación a la educación de sus hijos. El porvenir de los herederos está en manos de guarderías, de maestros carentes de formación para estas tareas y con problemas psíquicos y económicos que convierten al niño en un ser desatendido y desligado de la realidad. En el peor de los casos, el infante queda en manos de la televisión observando estoicamente crímenes a diestra y siniestra, recibiendo información publicitaria de productos nocivos para la salud. No creo que la formación de una familia en tales términos esté sustentada en el amor.

La religión: no hay mentira más grande como esa que afirma que la reserva moral de una sociedad es la religión. Todas las religiones están edificadas sobre mentiras. Los libros sagrados (un compendio de ficciones) que revelan los mitos de una fe están basados en dogmas, una especie de decretos emitidos hace siglos atrás por unos seres que carecían de cualquier formación académica. Estos dogmas actualmente rigen el pensamiento y comportamiento de miles y miles de millones de seres humanos. Las mentiras comunes de todas las religiones, como son la creación del mundo, la existencia del cielo, el inferno, el alma, el diluvio universal, la venida de un Mesías, los vaticinios de los profetas, entre tantos embustes, se unieron con las patrañas de los políticos y el poder militar para dominar el mundo. La alianza perfecta el poder celestial y el poder terrenal.

El resultado del invento de las religiones fue la separación de los hombres y mujeres del planeta en sociedades que suponen ser dueño la verdad en materia religiosa, como consecuencia de esta división se desataron guerras para imponer la verdadera fe. Son tantas las inconsistencias de las religiones que tendría que escribir una enciclopedia para demostrarla. A manera de ejemplo de una insensatez teológica son las palabras atribuidas a Jesús de Nazaret: "Bienaventurado los pobres porque de ellos será el reino de Dios". Si en verdad Jesús existió no debió ser tan obtuso como para hacer de la pobreza una apología y no una consecuencia de una mala distribución de la riqueza. No es posible condenar a los pobres a vivir eternamente en la pobreza porque, en este estado de miseria, después de la muerte, alcanzará el reino de los cielos para sentarse a la diestra de Dios. Una verdadera insensatez.

La educación: el origen de la escuela data de la época medieval, una forma de instruir a los niños en las mentiras de la religión. Pasado el tiempo, los hijos de los aristócratas acudían a las escuelas a las cuales solo podían asistir los herederos de los nobles, los hijos de los siervos debían estar al lado de sus padres trabajando en los latifundios. Como se ve, la educación no surge como una necedad del estado, sino con el propósito de la aristocracia de dominar lo que en ese tiempo se tenía por el conocimiento. Durante muchos siglos la escuela y las universidades sirvieron y sirven actualmente a los intereses económicos de unos pocos. Pasado el tiempo se crearon escuelas y universidades para responder a las necesidades de las empresas de los burgueses y luego a las de los capitalistas. Es decir, se necesitaban formar profesionales para que se desempañaran como empleados(as) en las compañías de los burgueses y luego en las industrias de los magnates.

Lamentablemente la mayoría de los pueblos de América del Sur, África y Asia tienen origen colonial y la educación, sobre todo la universitaria, nunca respondió a las necesidades de esos países. El fundamento de estas instituciones era la formación de empleados(as) para que se desempeñaran en las empresas capitalistas. Es perentorio que las universidades latinoamericanas se constituyan en un baluarte de la libertad y de la soberanía económica, que toda su acción apunte hacia el fortalecimiento de las necesidades de estos pueblos, de nuestros valores, de las tradiciones de la América del Sur, que contribuyan al engrandecimiento latinoamericano y del poder popular. La educación es estos pueblos debe propender hacia la derrota del imperialismo y la construcción de una sociedad justa, igualitaria y creadora. Es urgente liberarse de toda nociva influencia extrajera y alumbrar toda las cualidades latinoamericana, legítimas y fecundas.

A las universidades sudamericanas le corresponden abandonar la formación de empleados para cubrir las plazas de las empresas capitalistas. Estas instituciones deben robustecer el sistema económico de nuestra zona y abandonar el intento de algunos políticos de entregarnos a un sistema económico planificado por las avaras firmas capitalistas. Es necesario dejar atrás el sistema de vender barato a las empresas del imperio nuestra materia prima y los productos agrícolas, para luego tener que comprar a dichos países los productos manufacturados a precios elevados. No podemos permitir que nuestras universidades continúen como factorías humanas convenidas con los intereses económicos foráneos.

La universidad además de ser la "casa que vence la sombras" debe convertirse en una institución que derrote la dependencia de nuestra economía de los intereses foráneos. La estructura de nuestras universidades conviene ser planificada para formar los profesionales para resolver las necesidades perentorias como es el abastecimiento agrícola, una industrialización basada con criterios ecológicos. Para esto se necesita de una ciencia y una tecnología liberadora, jóvenes expertos en medir terrenos, en definir cultivos, en organizar cooperativas y comunas productivas, en fundar industrias y descubrir nuevas fuentes de riquezas.

La autonomía universitaria debe ser reformulada. La esencia de la universidad no puede estar alejada del interés del país y los planes y programas del gobierno debe estar cónsono con un proyecto del país. Las universidades están obligadas a formar los profesionales que conducirán a estas naciones a la emancipación de acuerdo con los anhelos de soberanía plena y liberación económica. Es necesario el concurso de los gobiernos latinoamericanos y los administradores de las universidades para producir una reforma radical en estos pueblos del sur, es la única manera de liberar económicamente a esta región. El futuro es ya.

Ya basta de creer en las engañifas. Bajo la égida de las mentiras los capitalistas nos mantienen dominados, haciéndonos creer que los TLC nos sacarán de la pobreza, a sabiendas que los grandes imperios poseen verdaderas estructuras monopólicas para subyugar los países económicamente más débiles.

enocsa_@hotmail.com



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Enoc Sánchez


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