No había necesidad de retroceder tanto, hay que volver a la teoría

No es fácil ver como cobra fuerza la derecha cuando se acercan las elecciones. Cualesquiera que sean las elecciones. Ver a Henrique Capriles Radonsky paseando con un campesino de televisión hablando  de la recuperación las tierras fértiles de Venezuela. O escuchar a una señora humilde de utilería diciendo que quiere que un paquete de caraotas diga hecho en Venezuela… (Como si las caraotas dijeran hecho en Venezuela, menos cuando desde la cuarta república siempre fueron importadas). Me irrita ver el tipo de propaganda que ahora es capaz hacer la derecha, ofreciendo mejorar a este “desastre”, cuando ellos son cómplices –si no responsables directos- de todo lo que ahora está pasando. ¡No había necesidad de retroceder tanto!, de haber cedido tanto terreno a la derecha, hasta el punto de hacer perder la confianza de mucha gente en la revolución, gente que siempre había estado con Chávez. Esta parte del “desastre”  es responsabilidad del gobierno.

Para que la derecha vuelva, como antes,  a prometer pendejadas como  “salir de este oscuro túnel” sin ni siquiera denunciar al gobierno de comunista, directamente, como en tiempos de Chávez es porque las exigencias políticas ya son menores, los “estándares” de oposición (o de la oposición) política, son menos duros. Ahora la derecha no lucha contra el socialismo, este ya ha sigo domesticado, suavizado por el mismo gobierno. Ahora la derecha habla de un “mal gobierno”. Inclusive, de un mal gobierno socialista. Así estarán tan seguros de que el chavismo no tiene fuerza, o ya no existe. Ahora solo les queda competir contra las tablas, los taxis, las Canaimas, contra Mi casa Bien equipada, los casas de la Misión vivienda y todas las inauguraciones apresuradas de fin de año, con la escases, con la denuncia de las colas y la inflación (que ellos mismo provocaron, claro). La “calidad política” de la propaganda electoral da el carácter, el signo, de la lucha política en época de elecciones. Y este es mediocre, es socialdemócrata.

Sin menoscabo de los planes imperiales destinados a sacar de cualquier manera a Maduro del gobierno  y a terminar con cualquier vestigio de chavismo que pueda quedar por ahí, mientras Chávez estuvo vivo  la confrontación política con la derecha fue más sustancial. La derecha hablaba de comunistas y de comunismo, de castro comunismo, no de “desastre”, de las colas, o de “ver la luz al final del túnel”, o de caraotas hechas en Venezuela; de apelar a sentimientos menos radicalizados. Es como si hoy  todo el mundo estuviera igualado en un mismo sentimiento, manifiesto en las necesidades del consumo, de dólares baratos, de viajar, es decir de llenar un abismo de insatisfacciones materiales.

En la derecha se han dado cuenta que cada vez menos personas habla de socialismo y sí del gobierno de Maduro, y  muchos más de nuestro lado asocian al socialismo con la escasez, las colas, y todo lo malo, a pesar de ser una crisis capitalista, inducida desde el capitalismo. Esta ambigüedad también se lo debemos al gobierno de Maduro y su falta de definición política en sus políticas; en sus prácticas políticas.

El terreno cedido a la derecha ha sido “político” mediante prácticas políticas erróneas, o sea, de carácter capitalistas y no socialistas. Una de estas prácticas ha sido incitar a la población al consumo, repartiendo recursos materiales sin pedir una contra prestación de carácter socialista, por ejemplo: educación, organización social para mejorar la vida colectiva o de las comunidades mediante trabajo solidario y voluntario; dando buenos ejemplos de responsabilidad –no regalando camionetas o casas o lo que sea- para luego poder exigirle a la población más conciencia del deber social.

Otra de estas prácticas ha sido estimular a la empresa privada con dólares y ventajas cambiarias y de todo tipo, y al mismo tiempo ir abandonando los proyectos de creación de Empresas de Propiedad Social, donde efectivamente puede hacer vida la revolución socialista en todos los aspectos, cuando se trabaja para el bien de toda la sociedad y no por la ganancia y el lucro. El gobierno las abandonó sin ni siquiera hacer el intento para la creación de verdaderas Zonas de Producción Socialistas. Hizo todo lo contrario creando las Zonas Económicas Especiales capitalistas.

Estas prácticas políticas erróneas contradicen el discurso aparentemente socialista del gobierno. Y donde se cede un espacio al capitalismo él lo toma y lo aprovecha al máximo, sin escrúpulos, sin piedad. Es por eso que resulta laxa la confrontación de ahora, de ahí lo “adeco copeyano” del lenguaje político electoral.

Casi todos los chavistas y socialistas padecemos los mismos inconvenientes de abastecimientos, de limitaciones, de restricciones, en fin de toda esta pérdida, y nos sentimos indignados por todo lo que está pasando, pero ese sentimiento no nos debe paralizar, hay que entender el problema en su aspecto teórico, porque percibir este despelote sin entender su significado solo nos desalienta, y eso no es bueno. En momentos como estos nuestro deber es volver a la teoría,  estudiar  un poco sobre las experiencias revolucionarias pasadas desde Bolívar y sus documentos fundamentales,  a Marx, la revolución soviética, leer al Che y su crítica al manual de economía política de la Urss, el Estado y la Revolución del Lenin, por ejemplo, a Rosa Luxemburgo en Reforma o revolución, donde habla del reformismo y los reformistas socialdemócratas alemanes. Ese reformismo denunciado por Lenin y Rosa Luxemburgo en su momento es el mismo reformismo que hoy confunde a Maduro (o sea, eso de  darle vida o prolongar la vida del capitalismo). Hay que entender bien qué es lo que está pasando dentro de la revolución desde la perspectiva del socialismo, porque es a nombre de él (del socialismo) que estos temerosos pretende estar gobernado

No obstante, el imperio prefiere  empleados de más confianza, y está dispuesto a acelerar la salida del escenario político del país de todo aquello que huela siquiera a chavismo, borrar la memoria de Chávez –su homicidio, su rostro, sus videos, sus ideas,… enterrar su memoria mucho más de lo que hoy la ha ocultado el mismo gobierno con sus falsificaciones y distracciones-, y por supuesto de borrar al gobierno temeroso.



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Héctor Baíz

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