Dones imprescindibles para un pueblo en marcha construyendo la comunidad socialista

Ernst Bloch, conocido como el filósofo de la utopía-esperanza concluye –como hemos señalado- que el ser humano en solitario jamás podrá vencer la tentación de los instintos primarios. Como el propio Pablo de Tarso, sabe Bloch, que nos perdemos en solitario o nos salvamos en comunidad. Ese excedente en la tensión ética necesario para vencer la tentación de convertirnos en "dioses" de los otros se encuentra en forma difusa en el colectivo. Ese excedente esquivo al individuo se hace presente hermosamente en el conjunto de la comunidad. No recae en forma permanente o exclusiva en algún miembro sino que necesariamente rota como patrimonio común. Es, entonces, la Comuna la que tiene que activar esos "excedentes" en la forma de valores imprescindibles para un pueblo en marcha hacia el socialismo. Es la Comuna –todos y cada uno de sus miembros- la que debe ir haciendo presente los valores necesarios para frenar los brotes de egoísmo, burocratismo o tiranía siempre amenazantes como consecuencia de milenios de cultura del egoísmo.

Espinoza, en su obra Ética, anteriormente citada, concluye, luego de estudiar con rigor el comportamiento de individuos y comunidades, que es la comunidad la que tiene el poder de lograr que los valores éticos se hagan presentes hasta lograr la felicidad del todos y cada uno de sus individuos. Señala, por ejemplo, como es la sanción moral del colectivo la más eficaz ley para corregir las desviaciones individuales. En otras palabras la sanción ética de la comunidad la que actua como remedio eficaz a las desviaciones. El Estado, o cualquier otra figura que se constituya en vigilante o administrador de esos valores termina constituyéndose en opresor y nueva clase dominante así lo revela la frustrada historia de estas marchas. En la transición, deben el Estado Revolucionario y el partido, ser eficaces cooperantes con el poder soberano de las Comunas haciendo posible que estas nunca pierdan su protagonismo de modo que cultiven los valores necesarios para construir un proyecto de vida socialista. El partido, o los partidos, deben ser la bisagra que articule armónicamente las acciones del Estado en función de la plenitud, crecimiento y afianzamiento del poder de la Comuna. Nuestro Chávez tenía razón cuando le pidió a Nicolás Maduro como si fuera por su vida misma que pusiera todo su empeño en desarrollar las Comunas. ¡Comuna o nada, Nicolás! Comuna o nada debemos decir todas y todos los revolucionarios.

En las próximas entregas iremos señalando cada uno de los dones o atributos comunales imprescindibles para avanzar en la dura marcha desde este Valle de Miserias hasta el Mundo Nuevo.

¡Amando y leales VENCEREMOS!



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Martín Guédez


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