Administracion pública, populismo y tecnocracia en Venezuela

La administración pública en Venezuela no ha sido muy diferente de la administración pública a nivel latinoamericano, pues se ha venido desarrollando conforme a las necesidades e imposiciones de los países hegemónicos considerados como “desarrollados”, producto de los reacomodos, surgidos una vez culminadas las guerras y crisis del sistema capitalista. Para las primeras décadas del siglo XX, las necesidades impuestas eran las de poseer un estado débil, con poca participación en la economía pero que permitiera el otorgamiento de concesiones para la explotación de minerales y petróleo por medio del estamento jurídico. Finalizada la Segunda Guerra Mundial el aparato administrativo se transforma para dar paso a un Gobierno mucho más participativo, dinámico y fuerte. Por medio del “Estado de bienestar” se buscó contener la amenaza comunista producto del crecimiento del bloque Socialista en la Europa Oriental y el triunfo de la Revolución Cubana a finales de la década del 50.

Posteriormente con el desgaste político-económico del bloque Socialista, el cual fue dejando de significar una amenaza para su contraparte Capitalista, y con la necesidad de ampliar los mercados de las economías hegemónicas, dada la baja tendencial de la tasa de ganancia planteada por Marx, el Estado revierte su carácter dominante para convertirse en un Estado neoliberal-corporativo que privatizaba casi el total de sus funciones y responsabilidades, dejando las riendas del país a tecnócratas formados en su mayoría por universidades estadounidenses, siguiendo el patrón de los “Chicago Boys” que intervinieron en la política Chilena pinochetista, significando un completo fracaso y un rotundo rechazo por parte de los pueblos, lo cual dio pie al surgimiento de movimientos nacionalistas, protectores de la soberanía y pro Socialistas.

Desde el año de 1998, Venezuela comienza a generar un proceso alternativo, que propugnaba la soberanía de los pueblos como factor fundamental para lograr el desarrollo, este movimiento fue poco a poco radicalizándose hasta convertirse en un Estado que lucha por alcanzar el Socialismo y por ende lograr la transformación socialista de la sociedad.

A lo largo de estos años de Gobierno Revolucionario, la administración pública nacional ha vuelto a fortalecerse, el Estado venezolano ha venido asumiendo una serie de responsabilidades y tareas que han pasado de lo indispensable a lo innecesario. Los procesos de nacionalización de empresas que dominan sectores estratégicos son imperiosos para lograr el desarrollo soberano del país, sólo que mientras no se aleje a la burocracia de los niveles de dirección y se le siga negando la participación en la toma de decisiones al obrero esto fracasará. Las medidas expropiatorias se quisieron multiplicar sin haber fortalecido los proyectos pilotos, dejándolos a merced de la burocracia, ampliándose los procesos de nacionalización o toma de empresas que poco o nada contribuyen en la creación de valor agregado o en el fortalecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), disgregándose los esfuerzos y los objetivos concretos, aunado a ello, el Estado asume una serie de competencias mediante la creación de empresas “socialistas” que en su gran mayoría han fracasado, y que más que Socialismo iban encaminadas a construir un Capitalismo de Estado, germinando una carga laboral y financiera significativa. Casos como los de las “Areperas Socialistas”, los “Helados Coppelia” o la “Fabrica de Bicicletas Atómicas”, son bastante conocidos por el común de la población.

Indistintamente de los cambios, transformaciones y retrocesos que ha venido desarrollando, el Estado venezolano, se ha caracterizado por la reproducción de políticas populistas, enmarcadas dentro del bipartidismo clientelar, además de poseer una estructura administrativa altamente burocrática, ineficiente y con poca o nula planificación, lo cual ha llevado a generar tesis generalmente aceptadas por la mayoría de la población sobre la “eficiencia de lo privado y la incompetencia de lo público”, producto de errores estratégicos en el manejo del Estado y en la visión burguesa que se tiene de éste, que veremos a continuación:

  1. Carencia de planificación: comúnmente se ha visto la planificación como algo innecesario, la frase de a como va saliendo vamos viendo es muy popular dentro de la población y dentro de las instituciones, esto indudablemente genera errores de fondo que afectan el normal funcionamiento del Estado. En los últimos años y a raíz de la llegada de la Revolución Bolivariana al poder, se han realizado algunos intentos por generar una cultura planificadora, la creación del Ministerio de Planificación es uno de ellos, así como el establecimiento del presupuesto participativo y por proyectos, el seguimiento de las metas a través del Plan Operativo Anual (POA) y el reimpulso a instituciones como la Corporación de Desarrollo de los Andes (CORPOANDES) o la creación de las siete Regiones Estratégicas de Desarrollo Integral (REDI). No obstante, esto no ha bastado para mejorar los procesos de funcionamiento del Estado venezolano, es necesario ver la planificación como una herramienta que sea realista, sincera con las circunstancias particulares, objetiva y flexible. El anuncio de medidas, la creación de instituciones o proyectos sin una correcta visión de funcionamiento o de población a atender contrastan con los avances que se han logrado, muchos de estos anuncios se hacen en cadena nacional, sin el debido estudio de funcionamiento, dígase recursos a destinar, capital humano, metas a alcanzar, logística, personalidad jurídica, entre otros. Programas como Mi Casa Bien Equipada”, donde, entre otras cosas, no se realizaron estudios reales de necesidades de la población, sino que se importaron electrodomésticos sin ningún tipo de control; proyectos considerados como elementales para el mantenimiento de la Revolución, como la Gran Misión Vivienda Venezuela, se han creado sin contar con presupuesto propio, ni previendo las necesidades de materias primas e infraestructura que se requiere (ampliación de los servicios de vialidad, sistema de alcantarillados, sistema de alumbrado, capacidad de agua potable, construcción de nuevas escuelas, entre otros), tampoco se definieron desde un inicio los entes ejecutores (dándole paulatinamente responsabilidades de ejecución a instituciones que nada tienen que ver con el tema, que construyen según sus criterios”, sin procesos de auditoría, lo que ha dado como resultado la expansión de la corrupción), las dimensiones de las viviendas, la propiedad de la misma o incluso el proceso de selección transparente de los beneficiarios (es común conocer de sujetos que poseen hasta tres viviendas o familias que se dedican a optar a éstas para luego venderlas); y políticas de gestión como el Gobierno de la Eficiencia en la Calle, el cual en palabras del ex Ministro de Planificación Jorge Giordani, se creó asumiendo miles de compromisos  sin estudio previo, improvisados de hecho (1), es decir sin un presupuesto legalmente destinado. Todas estas acciones son muestra del carácter populista que aun maneja el Estado venezolano y son prueba de que la improvisación se encuentra en los más altos círculos de poder.                                                                                                                                                                                
  2.  
  3. Estructura altamente burocrática: La estructura del Estado venezolano se ha exageradamente burocratizado, tal como lo plantea Ochoa, H; López, M; y Rodríguez, I. (1996) A partir de 1974 la disponibilidad de cuantiosos recursos fiscales por parte del Estado, derivados del boom petrolero, motivaron un crecimiento descomunal del aparato público, intensificado en 1976 con la ampliación de la estructura ministerial a través de la Ley Orgánica de la Administración Central al elevarse de 13 a 17 los Ministerios (2), asombrosamente, este crecimiento exponencial del aparataje público se intensificó en la última década, y para inicios del año 2015, Venezuela posee un total de 30 Ministerios y cerca de 110 Viceministerios (3), siendo el país con mayor cantidad de carteras ministeriales del mundo (4). La creación de nuevas cuotas burocráticas de poder, con objetivos absolutamente abstractos, populistas y superfluos amplían la pesada carga presupuestaria: el Viceministerio de la Suprema Felicidad Social, el Viceministerio de Redes Sociales y el recién creado Viceministerio de Asuntos para la Paz, son ejemplo de ello (5). Este crecimiento sostenido se ha traducido en una expansión de los trabajadores que contrata el Estado, pasando de 1.285.523 en el año 2000 a 2.680.498 empleados para noviembre de 2014 (6) (108% de incremento), con una tendencia al alza en los últimos meses.

 

  1. Carencia de funcionarios formados en el manejo, funcionamiento y desarrollo del Estado: La falta de preparación, actualización y asesoramiento para los funcionarios venezolanos profundiza en la carencia de eficacia, eficiencia y efectividad de la administración pública, en los últimos años se creó la Escuela Venezolana de Planificación como una herramienta para formar nuevos funcionarios en áreas estratégicas, pero motivado a errores estructurales (aunque parezca absurdo ausencia de planificación) no trascendió su impacto. Regularmente los servidores públicos no conocen las funciones específicas que deben cumplir, tampoco la visión y objetivos de la institución que conforman, pues tanto la institución como el sujeto se encuentran distantes el uno del otro. Los funcionarios continúan manejando la cultura clientelar, amiguista y hasta de superioridad sobre el pueblo, donde este último es quien tiene que suplicar, glorificar y casi engrandecer (o hasta gratificar monetariamente) al servidor para que haga la tarea por la cual está contratado: las relaciones pueblo-funcionario se encuentran invertidas.

 

  1. Presencia de un fuerte aparato legal burocrático, falsa descentralización y existencia de nano municipios: El estamento legal venezolano propicia el exceso de burocracia, el clientelismo, la corrupción y hasta la desmotivación del funcionario que quiere combatir estos males, leyes como la Ley de Administración Financiera del Sector Público, Ley del Estatuto de la Función Pública, Ley de Contraloría General, Ley de Contrataciones Públicas, Ley Contra la Corrupción y Ley de Simplificación de Trámites propician el establecimiento de un Estado poco eficiente, corrupto, corruptor y generador de burocracia. La tan nombrada descentralización se ha querido interpretar como un simple relevo de tareas, sin descentralización económica, sin verdadera autonomía. Semejante situación ocurre a nivel estadal, con la existencia de instituciones que prácticamente se encargan de pagar nómina pues presupuestariamente no les alcanza para más y a nivel municipal, la situación se profundiza, con la presencia de municipios que funcionan como satélites” aislados de la realidad y de los planes de desarrollo de las regiones (o incluso de los municipios aledaños) y que en muchas ocasiones deberían de fusionarse (como por ejemplo los Municipios Lobatera-Michelena; Capacho Nuevo-Capacho Viejo; Sucre-San José de Bolívar; y San Simón-Samuel Darío Maldonado en el estado Táchira o Obispo Ramos de Lora-Andrés Bello; Zea-Tovar; Justo Briceño-Nueva Bolivia; y Cardenal Quintero-Pueblo Llano en el estado Mérida).

 

  1. Falta de incentivo al funcionario público, premiación a la corrupción: El mantenimiento de las políticas adeco-copeyanas, en estos años de revolución han contribuido a mantener la ineficacia del aparato administrativo venezolano, es común premiar al funcionario corrupto, atacar o acallar al funcionario critico-consciente y desde el alto gobierno enroscar personajes, más por lealtad política (o politiquera) que por capacidades y funcionalidad que garanticen la buena gestión. Se debe por lo tanto crear mecanismos de premiación, no necesariamente monetario, sino de satisfacción de necesidades humanas (vivienda, salud, recreación) o de mejoramiento profesional (ascensos, postgrados en el exterior, cursos, entrega de libros, computadoras, entre otros) hacia los funcionarios e instituciones que superen las metas propuestas, ello debe ir de la mano con una verdadera política de castigo al corrupto y al corruptor.

Por último, mientras no se rompa con estos vicios y mientras el estamento legal esté diseñado para ello, será muy difícil tener un Estado eficiente, eficaz y efectivo que trabaje para las mayorías y que responda a las necesidades del pueblo, es por lo tanto una necesidad de quienes, desde una visión crítica, promovemos la transformación Revolucionaria del Estado: Contribuir, luchar y romper con las viejas estructuras burocráticas. Esa es la tarea!.

(*) Economista Social e Investigador.

NOTAS:

  1. Giordani, J. Testimonio y responsabilidad ante la historia. Disponible en http://www.aporrea.org/ideologia/a190011.html. Consultado el 2015/06/11.
  2. Ochoa, H; López, M; y Rodríguez, I. Revista Venezolana de Gerencia Vol. 1, No. 1, 1996, Vicerectorado Académico ·LUZ. (1996).Versión PDF.
  3. Ministros y Viceministros del Gabinete Ejecutivo (+Listado+Video). Disponible en: http://www.vtv.gob.ve/articulos/2014/01/21/ministros-y-viceministros-del-gabinete-ejecutivo-5705.html. Consultado el 2015/06/11.
  4. “Venezuela tiene el doble de ministerios que otros países”. Disponible en http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/150325/venezuela-tiene-el-doble-de-ministerios-que-otros-paises. Consultado en 2015/06/11.
  5. Gobierno crea Viceministerio de Asuntos para la Paz. Disponible en: http://www.aporrea.org/actualidad/n272103.html. Consultado en 2015/06/12.
  6. Empleo público crece 108.5%. Disponible en: http://eltocuyoaldia.blogspot.com/2015/01/empleo-publico-crece-1085.html. Consultado en 2015/06/12.
  7.  
  8.  

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Oscar Javier Forero


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