La Revolución: un asunto de movimiento

Las revoluciones no son simples sediciones. El acto de fuerza no es la revolución misma. Las revoluciones se cumplen en varios períodos de honda transformación. Los actos de fuerza no son más que signos, revelaciones, burbujas de la fermentación interior. La resultante a distancia es lo único que nos permite reconocer nuestra obra cumplida.

Pero esta idea, muy apasionada, de Ricardo Mella, no siempre se concibió así. Tuvo orígenes muy distintos a una euforia espiritual; surgió de una fuerza unida de hombres que aspiraban a la | transformación total del universo social en que les había tocado vivir. Si bien es cierto que el anarquismo se compenetró hasta la médula con la idea revolucionaria, no lo es menos que la misma trascendencia de la Revolución ha dejado huellas de un compromiso consciente con la causa. Sería injusto atribuir únicamente al anarquismo ese fulgor espiritual con que las sociedades, desde aquella Revolución Gloriosa Inglesa de 1688, han exteriorizado sus ánimos frente a un poder omnipotente.

Franz J. T. Lee, en una obra muy "visceral" en pro del marxismo militante, nos ilustra en lo que a la génesis del concepto Revolución atañe. La palabra "revolutio" (latín), apareció en Europa en la tardía Edad Media. Fue un problema derivado del verbo latino revolvere, que significa revolverse, moverse progresivamente hacia adelante en sentido circular, completando una revolución o giro para llegar nuevamente al punto de partida; por ejemplo, el movimiento de traslación de la luna en su órbita circular alrededor de la tierra (...) Vemos entonces, que en las postrimerías del siglo XV la palabra "revolutio" era un concepto astronómico pre político. Luego, cuando se dieron los descubrimientos de los científicos naturales: Copérnico (1473-1543), Galileo Galilei (1564-1642), y Sir Isaac Newton (1642-1727), el término tomó una connotación físico-política...La palabra revolución recibió su connotación política con el origen mismo del capitalismo. Se originó en las Ciudades-Estados septentrionales de Italia, donde el capitalismo encontraba en su etapa embrionaria. Palabras como "rivoltura" y "rivoluzione" eran usadas para describir serias rebeliones sociales o descontento popular. Lo que estas palabras designaban exactamente, puede compararse con la comprensión política actual de desorden social o acontecimientos turbulentos, en las cuestiones políticas internas o externas.

Rousseau, por su lado, entendió la Revolución como parte del progreso "civilizado" de la humanidad. Un progreso, y ello nos une a la visión de Franz Lee, que se iba formando y materializando en la medida en que existía un movimiento continuo de los hechos sociales. De esa idea de movimiento, que en Heráclito tuvo tanto significado, emergen las "motivaciones" que llevaron al hombre a aspirar al "cambio"; a aspirar al fluir de las aguas de un río que será imposible volver a tocar.

Pero esa idea de movimiento que concluye con ser consecuencia de un giro, al ir revolucionando, es decir, al producir varios s en forma continua, produce que tanto el principio como el fin coincidan, y ello se erige dentro de la teoría anarquista (y la a marxista), como la esencia del proceso revolucionario, es que los medios coincidan con un fin justo que produzca transformación completa de la sociedad. Esta idea nos fue agenda por un fragmento de Heráclito: "En el círculo, el principio y el fin coinciden".

La violencia en sí misma es diosa, apuntaba el ácrata Ricardo Mella, y si es verdad que fatalmente se ha de confiar a la fuerza la solución definitiva de las contiendas humanas, no lo es menos, que las revoluciones son algo más profundo y más humano y más grande que las bárbaras matanzas que en el curso de los siglos han hecho más que afirmar las bestias y someter al hombre.

La revolución es el despertar del espíritu de rebeldía que precisamente impulsa, según Kropotkin, ese sentimiento de independencia y ese soplo de audacia, sin los cuales ninguna revolución podrá jamás llegar a los fines anhelados.


Esta nota ha sido leída aproximadamente 2122 veces.



Ramón E. Azócar A.

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

 azocarramon1968@gmail.com

Visite el perfil de Ramón Eduardo Azócar Añez para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: