Rudimentaria lucha de clases

Las revoluciones pacificas niegan los objetivos de los cambios radicales del neoliberalismo enquistada en la cultura de los pueblos, los cambios que deben producirse son excesivamente regulados hasta llegar a una rudimentaria lucha de clase como decían Marx y Engels, los objetivos del pacifismo revolucionario por su naturaleza consisten en ahogar los monopolios y la propiedad privada sin eliminarla.

“Fantásticas descripciones de la sociedad” dice el manifiesto comunista cuando Marx describe las utopías “producto de un incipiente desarrollo histórico y de una forma rudimentaria de la lucha de clases” se podría interpretar como que estas revoluciones desconocen los méritos teóricos prácticos de los socialismos, son una viva oposición del socialismo científico que no puede construir la base de una sociedad futura cuando los cimientos son frágiles. Ni capitalismo ni socialismo seria otro título apropiado cuando las revoluciones no transforman la cultura de una sociedad.

A veces me pregunto si para llegar a los cambios profundos son necesarias las armas o si esta aspiración es producto de la edad, del conocimiento o si a nuestros líderes no les interesan los cambios profundos que la revolución requiere para acercarnos a una transición porque lo que se nos ofrece son proyectos escolares, mal redactados para las nuevas generaciones con muchas mayúsculas innecesarias para resolver los problemas, promesas contradictorias nada relacionadas con la práctica, llena de inexactitudes, es como si en estos 14 años poco conocemos nuestra economía.

Con Washington y con la oposición continuamos con las frases hechas, consignas desgastadas y estrechones de mano por acuerdos que serán traiciones futuras, continuamos invocando personajes con distinta significación para la gente joven; todas nuestras plazas y algunas de las avenidas o calles se llaman Simón Bolívar, con todo lo que sabemos de él, esperaría que actuemos radicalmente, él fue un hombre de acción, de armas tomar. Chávez, vive en nuestros corazones a tres meses de su fallecimiento actuamos como él no lo quería.

No estamos actuando bien, estamos traicionando su legado, no se trata solo de culpar al gobierno ni culpar a los que no salieron a votar o votaron por Capriles el 14 de abril, se trata que estamos yendo contra la lógica revolucionaria, contra lo que hemos logrado socialmente y políticamente mezclando sin sentido épocas y realidades que caen en una retórica sin sentido y no queremos darnos cuenta que ya no hay más tiempo para más estupideces, seguir con esas estupideces, solo sirven como cosmética para aparentar salir de nuestros problemas que ya cansan describirlos.

Por supuesto que estas últimas semanas al gobierno y a nosotros nos falta claridad, no entendemos que la revolución de calle tiene que hacerse con las masas y de allí salgan gente joven o revolucionarios idóneos para ocupar cargos en los mandos medios, es necesario oxigenar esas direcciones, también, no entendemos que la revolución de calle no puede llegar a cada casa, esa vaina no es posible coño, tenemos que salir de esa confusión mental, salir de la ignorancia revolucionaria se impone, resolvamos como pueblo organizado esa falta de claridad conceptual.

Los brasileños que salieron de la pobreza abarcarían toda la población venezolana, ahora, quieren más, buscan mejorar lo logrado y no se trata de derrocar a Dilma, se trata de vivir con dignidad eso significa no conformarse, es decir, practicar la libertad, la represión policial no puede detener a ese pueblo y no estoy diciendo que acá hagamos lo mismo, ganas no me faltan, pero no, no es el momento y menos en las circunstancias en la que estamos, primero salgamos del bache, para lograrlo tenemos que arrimar el hombro de lo contrario nos vamos al carajo con revolución y todo.

Así como las revoluciones pacificas atrasan los cambios radicales, los utópicos conceptos socialistas de que el ser humano está sobre el capital, en este tipo de revoluciones no se puede dar porque las políticas económicas que se implementan son altamente inflacionarias, especulativas, de esa manera el capital, con esa dirección, estará sobre las personas.

El gobierno debe entender que el tono solemne con el que nos comunican las medidas económicas sin que exista la práctica alarga el problema, ni siquiera los controles de precios actúan, les interesa un carajo a los inspectores realizar los controles por los bolívares que reciben, con este ejemplo tan básico que no tiene un efecto revolucionario, significa que llevamos a cabo una incipiente lucha de clases, somos dignos herederos de nuestra confundida filosofía revolucionaria. Acaparamiento, especulación, inflación son fantásticos problemas en nuestra economía y nosotros seguimos pensando como ahogar a la burguesía, en eso estamos desde abril del 2002.

Poquísimas personas son socios de alguna empresa, la mayoría prefiere un sueldo y las garantías esclavistas del salario, nos indica que la cultura ha cambiado muy poco o casi nada, que la educación sin ese maquillaje de cambio no transforma a la gente joven, claro, todos acceden a una educación y salud gratuita, eso está claro, yo me refiero al conocimiento para hacer de la revolución un proceso eficaz no solo eficiente.

Personas que inviertan en vez de tener la plata en el banco, crear riqueza ofreciendo puestos de trabajo, producción, adquiriendo equipos como capital de trabajo en una empresa protegida por el Estado, el gobierno debe encargarse de ofrecer nuevos mercados en la región y en todo el mundo, según este las oportunidades están allí, entonces que es lo que pasa, pasa que la cultura no cambia y no aumenta la confianza en la revolución ni en el sistema financiero, estamos acostumbrados a los subsidios, al salario y al papá Estado, no hay la cultura para ser emprendedores y este es uno de los peores problemas revolucionarios que frenan la transformación social.

El petróleo, los subsidios, instintivamente nos han hecho poco creativos, conscientes, automáticamente esta circunstancia nos vuelve poco eficaces, conformistas, total allí hay petróleo para salir del apuro, no luchamos por bajar los precios, esperamos por lo que decida el gobierno para criticarlo inmediatamente, optamos por lo más fácil, es parte de nuestra cultura.

Y así, atrapados entre un Estado que nos “maltrata” que “limita” nuestras oportunidades, libertades y la ignorancia que incita el conformismo, la mediocridad y el individualismo transcurre nuestra pacifica revolución.


Esta nota ha sido leída aproximadamente 1750 veces.



Raúl Crespo


Visite el perfil de Raul Crespo para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: