De lumpen, congresos y revoluciones

La llegada al poder de Hugo Chávez, cambió la manera de ver y entender la fenomenología de la política. Jóvenes profesionales desempleados, amas de casa, militares, obreros se sumaron con sinceridad y honestidad a un gran proyecto de reconstrucción nacional. Los aventureros, arribistas y oportunistas también lo hicieron.

Marx, utilizó el vocablo de lumpen proletariado para definir y ubicar ideológicamente a un sector caracterizado por su desclasamiento, y deshonestidad, para servir y ser leales a la construcción del socialismo. En el libro el Dieciocho Brumario de Luis Napoleón, se describe como el lumpen carente de conciencia de clase apoya al régimen de Bonaparte para destruir a la clase obrera.

En el siglo XXI la calidad de vida del obrero ha evolucionado, el nivel y las condiciones del lumpen proletariado también han mejorado al ritmo de la acumulación de capitales. Ha pasado a jugar un rol fundamental en la moderna sociedad capitalista. Su ideología continúa siendo la misma que describió Marx.

Lumpen proletariado ideológicamente es todo aquel que se pone al margen del estado, cuyo único propósito es la riqueza fácil, o como dirían por allí chulearse a la revolución y después traicionarla.

El lumpen que el 27 de febrero de 1989 intentó conducir la primera revuelta mundial contra el neoliberalismo, es el mismo que logró ocupar espacios importantes en los principales partidos de la revolución, para corromper e imponer la racionalidad práctica del beneficio por encima de los principios, acechando, esperando como hiena salvaje, el derrumbe de la experiencia socialista para salir a disfrutar lo conseguido a costa del pueblo explotado.

La tarea de depuración de los partidos revolucionarios pasa por aislar al lumpen proletariado, sacarlo de los puestos de conducción del proceso, para evitar que sigan pervirtiendo todo el cuerpo del partido. Si la revolución bolivariana no rescata los espacios de ética y moral, está condenada al fracaso político.

Cualquier congreso del PSUV o de otro partido debe empezar por fijar las reglas de participación en igualdad de condiciones, para impedir que los grupos de poder político en alianza con el lumpen proletariado, puedan mantener las mismas estructuras e imponer una conducción equivocada al proceso político.

En el caso del PSUV muchas de las bases de patrulla fueron creadas por los actuales Alcaldes por ser los jefes de comando y contar con la logística financiera. Pretender reorganizar un partido en movimiento partiendo de esas bases de patrulla es facilitar la conducción al lumpen proletariado que logró con ayuda de funcionarios públicos enquistarse en esos cargos.


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Luis Figuera


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