El comunismo es = lumpen puro

El doctor Jesús Antonio Petit Da Costa, sin duda, ha leído –por lo menos- algo de Marx pero de Marx no ha estudiado nada. Así lo creo. Una cosa es leer y otra estudiar. Los científicos nos llevan una enorme morena o ventaja a los que no somos científicos en que no sólo leen sino que estudian a profundidad los fenómenos y reflexionan sobre ellos con toda la atención de buscar una comprobación irrefutable de sus hipótesis en la práctica social. No tengo ningún elemento a la mano para negar que el doctor Petit Da Costa no sea un científico pero en el caso de sus opiniones sobre el comunismo que Marx no se imaginó, que Dios y él me perdonen, no lo es.

 No puede negarse que el doctor Petit Da Costa hizo una buena lectura del Manifiesto Comunista pero nada sabemos si leyó, con la misma atención de un científico o de ducho en la política, los textos fundamentales de Marx que dieron como origen al marxismo. Sepamos que el Manifiesto Comunista fue mucho más una obra del camarada Engels que del camarada Marx, aunque a éste corresponde la idea central del glorioso texto comunista dicho por el propio camarada Engels.

 Ciertamente, en su obra “La guerra campesina en Alemania” es donde Marx dice que “El lumpenproletariado es “… esa escoria integrada por los elementos desclasados de todas las capas sociales y concentrada en las grandes ciudades, es el peor de los aliados posibles…”. En verdad, sin negar que sea mi culpa en no saber leer o estudiar bien las obras de Marx, no encontré ningún texto donde el padre del marxismo haya hecho uso de los términos “degenerados y aventureros, vagabundos, sltibamquis, carteristas y rateros, vagos y maleantes” para definir al lumpenproletariado como se los incluye el doctor Petit Da Costa.  

Marx sostiene que “La aristocracia financiera, lo mismo en sus métodos de adquisición, que en sus placeres, no es más que el renacimiento del lumpenproletariado en las cumbres de la sociedad burguesa”. Sí es cierto que Marx dijo, como lo señala el doctor Petit Da Costa que “El lumpenproletariado… es … ese producto pasivo de la putrefacción de las capas más bajas de la vieja sociedad…”. Pero el doctor Petit Da Costa le puso un punto final donde va una coma y dejó de citar que Marx sostiene que ese lumpenproletariado “… puede a veces ser arrastrado al movimiento por una revolución proletaria; sin embargo, en virtud de todas sus condiciones de vida está más bien dispuesto a venderse a la reacción para servir a sus maniobras”. Si vamos al caso venezolano y seguimos fielmente lo dicho por Marx, quien tiene mayor probabilidad de arrastrar al lumpenproletariado no es el proceso bolivariano sino la Mesa de la Unidad, aunque diga lo contrario el doctor Petit Da Costa.

El doctor Petit Da Costa hace una defensa, muy interesada por cierto y no solicitada por el padre del marxismo, de Marx para exonerarlo de lo que está aconteciendo en el siglo XXI con lo que, muy erróneamente por cierto, el propio doctor Petit Da Costa, denomina “… sistema comunista sustentado, no en los trabajadores, sino en los militares como dueños del poder político y en el lumpen como determinante del poder social”. En el comunismo, a lo mejor lo sabe el doctor Petit Da Costa si ha leído con fundamento a Marx y que no quiera reconocerlo es otra cosa, ni habrán militares ni habrá lumpen como tampoco clases sociales ni Estado, ni gobierno ni dinero, ni secuestradores ni malandros, ni asesinos ni malhechores, ni asaltantes ni terroristas, ni paramilitares ni narcotraficantes, ni vivianes ni gamberros. Esos elementos son propios de las sociedades divididas en clases sociales y donde impera la explotación y opresión de unas clases por otras. Pareciera, que el doctor Petit Da Costa estuviese de acuerdo con el comunismo que se sustenta en los trabajadores pero como nunca nada ha dicho contra la burguesía, no podemos creerlo.

 Es muy fácil en este tiempo irrespetar a un muerto y, especialmente, del siglo XIX. Los vivos, aunque no tengamos suficientes conocimientos científicos o políticos, tenemos la posibilidad de defendernos ante lo que consideremos es una calumnia o una tergiversación de una idea que hayamos expuesto. Pero los muertos no tienen esa potestad aunque sus conocimientos sigan siendo irrebatibles. Y la doctrina de Marx es exacta porque está destinada al proletariado para servirle de luz en su lucha revolucionaria. Pienso, que me disculpe el doctor Petit Da Costa si estoy errado, que él basándose en sus conocimientos o en su condición de hombre culto en la política, desfigura la verdad o la realidad creyendo que hace una defensa del camarada Marx. Este, sin duda, no se imaginó, por ejemplo, que el desarrollo del burocratismo en una transición del capitalismo al socialismo podía ponerle punto final a la probabilidad de la construcción del socialismo propiamente dicho como primera fase de la sociedad.comunista. Ni que Marx hubiese sido, para imaginárselo, un brujo inequívoco de las ciencias y del desarrollo histórico-social.

Cualquiera que haya leído o estudiado “El Manifiesto Comunista” y trate de usarlo para atacar o defender a Marx debe partir que la idea central de ese histórico documento revolucionario parte de que los obreros no tienen patria, por lo cual nadie les puede arrebatar lo que no tienen. Por eso nada tienen que perder más que sus cadenas y, en cambio, tienen un mundo que ganar con su revolución proletaria y la construcción del comunismo.

Decir que en Venezuela el lumpen ha desplazado al pueblo como actor político no es sólo una falacia sino, especialmente, un exabrupto antihistórico. Hablar de oligarquía comunista es jugar muy a la ligera con las categorías históricas y desconocer las características fundamentales de un modo de producción. Confundir el período de transición del capitalismo al socialismo con socialismo propiamente dicho es exactamente igual que mezclar como lo mismo al renacimiento con la fase de libre competencia o concurrencia del capitalismo. Y confundir la fase socialista con la comunista es exactamente igual que confundir como lo mismo la fase de libre concurrencia con la imperialista. Y es, además, enseñar muy mal la historia, la economía, la política y hasta la sicología.

El doctor Petit Da Costa, dándole rienda suelta a la más acabada de sus expresiones de juicio muy personalizado contra el comunismo que equivocadamente cree existe en Venezuela, llega a señalar varias categorías de degenerados que sirven a la segunda fase del comunismo. Claro, el doctor Petit Da Costa, en su visión extremadamente corta o muy bien disfrazada de inocencia sobre el comunismo, no quiere entender que en ninguna región del planeta ha existido o existe comunismo como segunda fase de lo que Marx llamó modo de producción comunista. Sin embargo, eso sería lo de menos y que puede dejarse pasar por debajo de la mesa sin que cree alguna preocupación de crítica. Lo terrible, lo más desfigurado, la mentira más absurda es que el doctor Petit Da Costa, inflado ya totalmente del espíritu de crítica destructiva, saca su pistola y la descarga -sin mirar hacia dónde dispara- como si ésta dirigiera al cerebro y no éste a aquella. Dice: “Primero están los malandros o malhechores. Ninguno es de la oposición…”. Lean bien: en la oposición no hay malandros ni malhechores, porque todos estos están en las filas del gobierno. Seguramente, el doctor Petit Da Costa hizo una encuesta perfecta en una urbanización exclusiva de la aristocracia financiera caraqueña. No podría esperarse una conclusión diferente. Continúa diciendo el doctor Petit Da Costa en su famosa Carta a los venezolanos Nº 24, que todos los malandros y malhechores “… son partidarios del gobierno, al cual prestan el servicio de sembrar el terror entre los ciudadanos para ahuyentarlos de la calle e inducirlos a irse del país…”. Podemos aceptar que existen personas, especialmente imbuidos de fanatismo político, que atacan sin razón a personas de la oposición, pero igualmente se han dado casos de opositores que atacan a personas partidarias del gobierno pero eso no significa, ni en un caso ni en el otro, que sean malandros o malhechores. Se trata más bien de inflexibilidad, de falta de tolerancia, de incompresión por ese flagelo que perjudica a cualquier causa social, como lo es el sectarismo político o la falta de formación ideológica. En todo caso, el doctor Petit Da Costa no tiene razón en lo que dice o escribe. Es terriblemente exagerado, desfigura la realidad para vender una mentira buscando atrapar en sus maniobras a incautos y ponerlos al servicio de la oposición. El doctor Petit Da Costa olvida que el propio Chávez ha condenado públicamente el sectarismo y ha llamado a combatirlo en las filas de los partidarios de su gobierno o de lo que se conoce como chavismo. Cierto es que en el chavismo existen fanáticos pero también los hay en la oposición.

Las cosas que dijo el doctor Petit Da Costa son sumamente graves poniendo a disposición del gobierno del camarada Chávez a “… secuestradores, asesinos y asaltantes”. Eso amerita que el gobierno le solicite a los organismos competentes una investigación donde el doctor Petit Da Costa sea un ponente o testigo clave, porque debe tener muchos datos con nombres y apellidos, hechos y fechas, lugares y víctimas y otros elementos que sirvan para llegar a conclusiones que permitan ponerle fin a flagelos que causan mucho daño a la sociedad –en general- y a las familias venezolanas –en particular-. Si lo dicho por el doctor Petit Da Costa es una prueba que en Venezuela no existe libertad de expresión, tendríamos que preguintar: ¿qué sería entonces respeto a la libertad de expresión?

El doctor Petit Da Costa no se detiene en sus acusaciones y lanza más petardos o explosivos señalando que también forman parte del gobierno del camarada Chávez los terroristas, los cuerpos paramilitares como imitadores de los nazis, los narcotraficantes, los vivianes y los “gamberros”. Todos conforman el ejército comunista. Por un lado, el doctor Petit Da Costa, al parecer, jamás ha estudiado o leído una obra donde Marx haya explicado las reales características del comunismo, el cual, según el doctor Petit Da Costa, es sostenido por el lumpen sin que Marx se lo imaginara. Está bien que el doctor Petit Da Costa sea enemigo del comunismo, sea crítico del comunismo, se oponga al comunismo, combata al comunismo y grite a los cuatro vientos “¡viva el capitalismo!”, pero de allí acusar el comunismo como un sistema que lo sostienen malandros, malhechores, secuestradores, asesinos, asaltantes, terroristas, paramilitares, narcotraficantes, vivianes y gamberros es desconocer la realidad o desfigurarla, es ser enemigo de la verdad.

Que en un Estado, sea de la naturaleza que sea, hayan algunos malandros, algunos malhechores, algunos terroristas, algunos secuestradores, algunos asesinos, algunos asaltantes, algunos narcotraficantes, algunos vivianes y algunos gamberros, no es discutible. En el propio Estado estadounidense, muy defendido por el doctor Petit Da Costa, se han dado casos de esos e incluso hasta llegaron a legalizar el tráfico de drogas para buscar recursos económicos que destinaron a fortalecer la contra en Nicaragua para derrocar a la revolución sandinista; embajadores y esposas de diplomáticos estadounidenses han sido capturados en Estados Unidos con drogas; en organismos de seguridad estadounidenses han cumplido -altos funcionarios- misiones de terroristas, de secuestradores y de asesinos. Igual, se puede decir, ha sucedido en otros Estados. Pero con todo el odio que un comunista pueda tener contra el capitalismo sería aventurado e irresponsable decir, por ejemplo, que el capitalismo estadounidense, inglés, francés, sueco, suizo, austríaco o noruego por nombrar algunos, es sostenido por malandros, malhechores, secuestradores, asesinos, asaltantes, terroristas, paramilitares, narcotraficantes, vivianes y gamberros. Si fuese así: ¿para que la ciencia política?

Si el gobierno venezolano, identificado como comunista por el doctor Petit Da Costa, tiene las características tan horripilantes como él lo señala, nadie entiende que exista una Oposición o Mesa de la Unidad que diga todo lo que dice, que se desplace por el país como lo hace, que se reúna en distintos lugares públicos, que asista a programas de televisión y que hasta tenga seis precandidatos para las primarias y todos enfilan sus baterias contra el gobierno que preside el camarada Chávez sin que nadie se levante y los llame mentirosos o los obligue a abandonar el programa. Bajo un gobierno como el que caracteriza el doctor Petit Da Costa ya hubiese un vasto movimiento armado e insurgente disputándole el poder en las montañas, las fábricas, las universidades, las calles, los barrios, las ciudades y caseríos porque además, entre otras realidades, un gobierno de esa calaña no permitiría elecciones, la existencia de partidos políticos opositores ni negros circulando públicamente por calles y avenidas, ni obreros ni gremios haciéndo manifestaciones de protestas, ni estudiantes opositores dirigiendo los organismos estudiantiles ni intelectuales publicando críticas en medios de comunicación. Según el doctor Petit Da Costa el gobierno que preside el camarada Chávez es peor que el de Hitler; es decir, en Venezuela existe demasiado racismo, campos de concentración, pogrom, negación total de los derechos humanos, porque más de cinco millones que votan a favor de Chávez son malandros, malhechores, secuestradores, asesinos, asaltantes, terroristas, paramilitares, narcotraficantes, vivianes y gamberros que sostienen el comunismo de Chávez.

Habría que preguntar ¿si alguien ha molestado al doctor Petit Da Costa por todo lo que ha dicho o escrito en contra del gobierno de Chávez y en contra del comunismo? Más bien: sigue escribiendo en el semanario “La Razón” incrementando el número de sus cartas a los venezolanos donde le echa plomo parejo al gobierno que preside el camarada Chávez y no ha habido un solo malandro, malhechor, secuestrador, asesino, asaltante, terrorista, paramilitar, narcotraficante, viviane o gamberro, de los que sustentan el gobierno chavista, que le entorpezca su labor opositora.



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Freddy Yépez


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