A propósito de ciertos acontecimientos en pleno desarrollo…con el permiso de Walter Martínez…

¿Ya nos olvidamos de Gene Sharp?

En artículo anterior hablaba de la extraña dictadura que tenemos en nuestro país, en un tono irónico, dada la incongruencia de los argumentos que manejan sectores oposicionistas para convencernos de esa “insoportable realidad”… 

Sin embargo, el tema de la dictadura y de Chávez autócrata no puede, ni debe, ser tomado a juego. Este tipo de campañas forma parte de toda una estrategia mediática bien orquestada, tanto nacional como internacionalmente, para socavar las bases, apoyos y alianzas estratégicas que ha ido construyendo el gobierno bolivariano, a lo largo de estos años de intento de revolución. 

En ese afán propagandístico, todos los sectores oposicionistas confluyen y hacen su parte. La iglesia, desde los púlpitos favorece, instiga y mantiene un discurso político que, cual gota de agua, busca romper cualquier posible resistencia a las ideas contra-revolucionarias que tanto defienden, en abierta contradicción a los postulados religiosos de no injerencia en temas políticos. Los partidos de la Mesa de la Ultra Derecha, utiliza todas las tribunas posibles, especialmente la mediática, para difundir y consolidar la idea de un gobierno represor, irrespetuoso de las leyes y de los derechos humanos, etc., echándole mano a mentiras, medias verdades o “convenientes construcciones de realidades virtuales”.  

Y así, encontramos en todos los sectores, instituciones públicas inclusive, a las diferentes expresiones de una campaña sistemática, de largo aliento, destinada a minar, tergiversar u ocultar los resultados de este proceso revolucionario.  

Recientemente, hemos visto a estudiantes “manitos blancas” (¿nalgas al aire?) en supuestas huelgas de hambre, que entran en negociaciones con el gobierno y éste, injusta, inesperada e insólitamente, cede a los requerimientos de ese grupo, validando con esa acción el discurso de “libertad a los presos políticos” y de “irrespeto a los derechos humanos” que vienen esgrimiendo como bandera de lucha. 

Simultáneamente, se presentan motines en prisiones, protestas en instituciones de educación media (sin que hayan motivos aparentes), nuevas huelgas de hambre (¿?), reclamos comunitarios (la mayoría justificados y desoídos por las instituciones gubernamentales respectivas, pero capitalizados convenientemente por factores oposicionistas, para generar el clima de “inestabilidad e ingobernabilidad” necesario a sus fines), promoción constante de la sensación de inseguridad, estrategias económicas de desabastecimientos programados, entre otras. 

Acudimos así  a la aplicación del método de “confrontación no violenta” o “desafío político masivo” que propone Gene Sharp en su libro: De la dictadura a la democracia. Un sistema conceptual para la liberación (1). En el mismo, el autor, propone toda una serie de acciones para la no colaboración o resistencia pasiva, cuyo fin es acabar con los regímenes dictatoriales y conducir a los países a un camino democrático. 

Lo insólito es que el mismo autor, en el capítulo I de la obra, expresa que “el derrumbamiento de la dictadura en los países antes mencionados, ciertamente no erradicó los problemas de esas sociedades-pobreza, criminalidad, ineficiencia burocrática, destrucción del medio ambiente-que han sido frecuentemente la herencia de estos regímenes brutales. No obstante, la caída de estas dictaduras ha reducido, aunque poquísimo, mucho del sufrimiento de las víctimas de la opresión, y ha abierto el camino para la reconstrucción de esas sociedades, con una mayor democracia política, más libertades personales y justicia social.” (subrayado nuestro) Es decir, aún admitiendo que el cambio de gobierno no ha representado efectivas mejoras para los pueblos de los países donde se ha aplicado esta metodología de lucha, se sigue promocionando como una vía válida para acabar con los gobiernos “supuestamente dictatoriales, como el de Hugo Chávez”. 

Esa declaración no es ingenua. Constituye la garantía que ofrece el autor a las clases oligarcas y al capital internacional, para que aúpen y alienten conveniente y profusamente este tipo de actividades pues contarán, al final de la lucha, con un escenario propicio para continuar ejerciendo e incrementando su poder e inversiones, multiplicando el capital y sometiendo al pueblo a nuevos métodos de coerción, explotación y dominio, todo en nombre de la “libertad y la justicia social”. 

Este sistema de lucha, denominado “golpe suave”, viene implementándose en el país desde el año 2002, aproximadamente. Desde allí hemos visto: el paro petrolero, la aparición de “manitos blancas”, las “nalgas al aire”, el abandono de espacios públicos de discusión (huida de los estudiantes del debate en la Asamblea Nacional), la no participación de la oposición en las elecciones a la Asamblea Nacional, discursos reiterados en prensa, radio y televisión, huelgas o motines de grupos especiales (prisiones), boicot comercial para generar desabastecimiento, paro general, mofa y hostigamiento de funcionariado gubernamental, etc. Todo esto, aparece en el Apéndice del mencionado libro como “Métodos de la Acción Noviolenta” 

Un manual que promueve acciones “no violentas” de toda índole, para lograr que la población acepte sumisamente un cambio gatopardiano de gobierno, con la esperanza de “vivir mejor”, “lograr el respeto a los derechos humanos y la libertad”…sin darse cuenta que, una vez concretada la tarea de eliminar al supuesto dictador, lo que sobrevendrá será la aplicación de medidas radicales de derecha que garanticen al capital y a sus lacayos nacionales, las condiciones objetivas necesarias para la reproducción de sus ganancias e intereses. 

De tal suerte que, nuestra revolución como proceso aún en transición, debe generar las condiciones necesarias para salvaguardar sus intereses y objetivos. Esto pasa por promover y lograr el fortalecimiento de un Poder Popular formado políticamente, informado y preparado para la resistencia activa y el combate de este tipo de acciones de saboteo. Igualmente, requiere de una acción concertada del Estado y sus instituciones para, además de admitir los errores cometidos, lograr resolver efectiva y eficientemente los problemas sentidos de la gente, mientras se logre la transferencia de competencias a las comunidades. Por supuesto, con un Estado plagado de quintas columnas, difícilmente esto podrá realizarse, así que eliminar estos elementos es tarea urgente y necesaria. 

No nos durmamos en los laureles. Este proceso aún no se consolida. Tiene muchos y poderosos enemigos dentro y fuera del país. Constituye un mal ejemplo para otros pueblos del mundo, pues ha demostrado que es posible la inclusión, la solidaridad, la cooperación, la complementariedad y la integración, además de levantarse con dignidad ante cualquier atropello del imperio a la soberanía, libertad y autodeterminación de cualquier pueblo del mundo. 

Aún queda mucho camino por recorrer para alcanzar una sociedad socialista. Pero estamos dando los pasos. No perdamos la ruta. De ello, depende no sólo nuestra propia y legítima independencia, sino la de otros pueblos de este y otros continentes. Estudiemos y conozcamos las estrategias y métodos de nuestros enemigos y adversarios. 

Hasta la victoria, siempre! 

(*) Frente de Izquierda Revolucionaria Alberto Müller Rojas

nymphamar2@yahoo.com.mx 

  1. http://www.aeinstein.org/organizations/org/DelaDict-1.pdf


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Ninfa Monasterios Guevara (*)


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