Comandante Chávez, ¡Pongamos cuidado con la empresas recuperadas!

Ya cuentan muchas las empresas y tierras que la revolución ha rescatado de la parasita burguesía “venezolana” y extranjera. Las razones que justifican las medidas revolucionarias de expropiación que adelanta el gobierno revolucionario tienen que ver con: golpear mortalmente a la especulación y el chantaje descarado que venían ejerciendo los antiguos propietarios contra la nación; acabar con la explotación que sufren los trabajadores en manos del capitalista, mejorando sus condiciones laborales (seguridad social, mejores sueldos, etc.); elevar la producción (petróleo, acero, cemento, alimentos, etc.) a los niveles necesarios para el país; y construir un nuevo modelo económico socialista (nuevas relaciones de producción y nuevas relaciones de distribución) sólo posible con la hegemonía de la propiedad social sobre los más importantes y estratégicos medios de producción. La Revolución Bolivariana ha dado pasos firmes en la construcción del Socialismo, cuestión a ha despertado las alarmas del imperialismo y sus títeres en el país.      

Pero la construcción del Socialismo no se limita, sólo, a socializar la propiedad antiguamente controlada por unos pocos burgueses. Aunque la expropiación o la confiscación de la propiedad sobre los fundamentales medios de producción al burgués prima para crear los nuevos factores no menos fundamentales en la construcción de un nuevo modelo económicos más justo, donde las relaciones de producción y distribución se diferencien sustancialmente de lo mercantil, nuevamente afirmamos que, limitarnos a ello, a la expropiación, es limitar la revolución y condenarla al fracaso. Abundan los escritores cursis, idealistas e inocuos quienes junto a nuestros pragmáticos gerentes de Levitas y de PowerPoint hacen el juego que la canalla y el imperialismo necesitan. El peor enemigo de la revolución yace dentro de nuestras instituciones y empresas nacionalizadas.

Sabemos, la canalla se vale de nuestras históricas bandera de lucha los déspotas, la corrupción y la ineficiencia para embestir contra la revolución. Su estrategia es clara: demonizar las políticas revolucionarias de expropiaciones y exacerbar los problemas de algunas industrias para despertar el miedo y la decepción, y con ello, desmoralizar y desmovilizar al pueblo. Preparan el escenario de desencanto y violencia para las elecciones presidenciales del año 2012. Se valen de nuestros errores para alcanzar sus siniestros objetivos.

Hoy más que nunca debemos reflexionar detenidamente sobre lo que sucede dentro de algunas de las empresas recuperadas por el Estado, pero también mostrar, imitar y emular los buenos ejemplo y prácticas revolucionarias que en otras empresas hemos tenido. Esta tarea no puede ser legada como suele suceder siempre al mismo Presidente Chávez. Tampoco es posible resolver los problemas desde las cómodas oficinas o despachos ministeriales. En ocasiones despedir o rotar al gerente inepto no soluciona el problema. Sería interesante que, cada ministro, articule una sala situacional, con autoridad y con conocimientos políticos-técnicos, que se encargue del seguimiento y del acompañamiento al gerente de las empresas estatales de su área. También se debe comprender la necesidad de potenciar la participación de los trabajadores en la dirección de las empresas recuperadas. Control obrero no significa, control sobre la propiedad, ni autogestión.

La simple retórica "radical", pero sin acción revolucionaria, es el proceder también esa pequeña burguesía inepta que hacen de intelectuales frente a los micrófono. No son revolucionarios. Son reformistas y contrarrevolucionarios quines ocultan los errores y los problemas que se presentan en algunas de las empresas recuperadas por el Estado. Ellos también encarnan el peligro interno para la revolución.

No basta con nacionalizar. No basta con pretender repartir justamente las riquezas producidas por los trabajadores a toda la sociedad. Urge extirpar el cáncer capitalista de las mentes de “nuestros” tecnócratas gerentes. Urge extirpar la corrupción, la ineficiencia, el burocratismo. La explotación del trabajador a razón de mayor rentabilidad de las empresas estatales socialistas desvirtúa nuestras banderas, nuestras ideas y la naturaleza del socialismo que propone la Revolución Bolivariana. Urge potenciar el control obrero y la dirección de la empresa bajo un plan y un equipo centralizado. Urge resucitar y reestructurar el Comisión Central de Planificación.  

Es deber de todos los revolucionarios ejercer la crítica de forma sana y constructiva. La perdida de la revolución no será por culpa de quienes ejercemos seriamente el derecho a la crítica, sino de quienes callan y o pretenden silenciarla. Lo que ocurre dentro de buena parte de las empresas del Estado no es culpa de la revolución, ni del socialismo, es culpa del peligroso legado y la herencia de la 5ta columna y el descuido de nuestra dirigencia.

basemtch@gmail.com


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Basem Tajeldine

Marxista. Investigador de temas geopolíticos internacionales en el Centro de Saberes Africanos. Moderador del programa VOCES CONTRA EL IMPERIO, RadiodelSur y RNV.

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