(Para la banca privada no hay secretos financieros)

Los afectados por la Inflación

   La Inflación se define como una suba sostenida de precios, y una de cuyas causas modernas es la devaluación de la moneda circulante. También la provoca la desconfianza de la ciudadanía mercantil sobre el respaldo de esa moneda por parte del Banco Central correspondiente. 

  Cabe preguntarse. ¿acaso los poderosos de la banca privada y la alta burguesía comercial no tendrán acceso a los informes internos y “secretos” del Banco Central y del Fisco Nacional, de su  Tesorería, por ejemplo de la República Bolivariana de Venezuela? Seríamos ingenuos si  desconociéramos la respuesta.

 En los regímenes populistas los Presupuestos Burocráticos suelen ser crecientes y divorciados de la real capacidad económica o del Producto Territorial Neto del año contabilizado. El flamante caso griego actual resulta  proverbial. Ese PTN es un estadístico susceptible de maquillajes desviados por el propio ente que lo elabora, el mismo Banco Central de cada país. Generalmente, las partidas de Egresos, las más de las veces inflados por causa del interés personal del gobierno de turno, suelen cubrirse con endeudamientos públicos o con devaluación de la moneda nacional, cuyo peso total termina sobre los hombros de los trabajadores. Durante las crisis financieras fiscales, los ricos no aportan un dólar, a pesar de haber amasado grandes fortunas en tiempos normales. Durante esas situaciones, las medidas correctivas se reducen a cargas sobre los trabajadores. Ahí está la crisis griega del momento.

Para los rentistas, la Inflación, por severa que sea sólo la afecta cuando sus empresas ven constreñida su demanda como empresarios, pero echan manos de su  aparataje productivo, se adecuan a las circunstancias y esperan que la demanda vuelva a su equilibrio anterior. Por el contrario cada punto de Inflación se traduce en aumento de sus ingresos, como si la demanda hubiera aumentado en valores de uso. Cada crisis daña al trabajador y reoxigena la Economía de los inversionistas.

 Como consumidores particulares, la alta burguesía    no lleva esas cuentas. La contabilidad doméstica es un asunto de pobres o de trabajadores de medianos y bajos ingresos para quienes cada bolívar pesa una tonelada de capacidad de sobrevivencia.

La Inflación no sólo restringe la demanda de bienes para la cesta básica, también se traduce en desempleo de medios de producción y de mano de obra que puede arribar a una  recesión. De resultas, aumento de precios y desempleo rumbo a una estanflación.

Los pequeños comerciantes y la pequeña industria son también  afectados porque sus inventarios son mínimos y la Inflación les impone mayores inversiones para su reposición, más endeudamiento a tasas de interés crecientes y menos ventas. A menores ingresos empresariales, menos Impuestos sobre la renta, menor presupuesto de gastos nacionales y municipales, o mayor endeudamiento público que necesariamente correrá sobre los hombros del trabajador.

Atribuirles responsabilidades a los industriales, a los mercaderes y a los financistas es evadir la gran responsabilidad que tienen los gobiernos despilfarradores y poco cuidadosos de sus ingresos. No es desconocido que los presupuestos nacionales (caso venezolano) no pasa de ser una especie de balance anual donde necesariamente los gastos hallan cobertura con cargo a pérdidas llamadas déficit(  http://www.aporrea.org/actualidad/a25380.html), porque no ha habido manera de elaborar y ejecutar un presupuesto realista que vaya aplicando partidas de gastos en la estricta medida de sus ingresos ordinarios. Tales son pues los afectados por la Inflación.

marmac@cantv.net



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Manuel C. Martínez M.


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