Si mi padre estuviera todavía físicamente con nosotros estoy seguro que diría abiertamente “el presidente Chávez es un hombre correcto”. No tengo ninguna duda y siento que lo estoy escuchando. Para mi viejo un hombre correcto, un político correcto, para señalar algunas de sus cualidades, no era mentiroso, ni deshonesto y menos aún ignorante. Por eso no siendo comunista siempre consideró como hombres correctos al Comandante Fidel Castro, y a Gustavo Machado. A su hijo menor lo quiso nombrar Fidel a pesar de la inconformidad de mi vieja que quería ponerle el nombre del venerable José Gregorio. Al final quedó Fidel José. Recuerdo que a los políticos que no calificaban en su opinión como “correctos” los llamaba “vagabundos” si eran muy nombrados o “cachilapos” si eran de poca importancia. Fueron incontables las veces que le escuche decir a viva voz que tal o cual político era un “vagabundo”. También recuerdo que siempre incluyó en la lista de “vagabundos” a figuras políticas como Rómulo Betancourt y Rafael Caldera. Nunca se dejó impresionar, ni se dejó convencer, por los honores que se les hacían.
Los hombres correctos y las mujeres correctas no dicen mentiras, no dicen lo que no es. Son “exactos en lo que dicen” decía mi progenitor. Saben diferenciar una mentira y el engaño de una realidad. No propagan rumores o afirman cosas que no son ciertas para confundir a la gente, “engatusarlas”, decía, o ponerlas a pelear con otras personas. Los hombres honestos y las mujeres honestas respetan lo ajeno, no se apropian de lo que no es de ellos. No piensan en como hacerse ricos sino como vivir bien “hasta donde les alcance la cobija” y ayudar a los que se pueda. No son vulgares oportunistas. El hombre honesto tambiéndecía “tiene vergüenza” y le da pena mostrar que tiene cosas de procedencia dudosa. Los hombres y las mujeres que no son ignorantes son aquellos que estudian y se preparan siempre para saber como hacer mejor las cosas, porque no hacen las cosas de cualquier manera para quedar bien o salir del paso, nos decía, “no hacen las cosas chucutas”. Un hombre correcto o una mujer correcta eran y continúan siendo lo contrario del vagabundo o la vagabunda, digo yo pensando como Don Lorenzo, que era el nombre de mi padre.
Los hombres y las mujeres de la revolución deben y tienen que ser personas correctas. Muy correctas y deben parecerlo, diría Don Lorenzo, porque lo que está en juego no es cualquier cosa. Las personas correctas generan confianza y credibilidad, dos condiciones esenciales e indispensables en quienes asumen posiciones de liderazgo, gerencia y dirección en el gobierno revolucionario. Solo pueden ser eficientes y tener calidad revolucionaria quienes tienen confianza y credibilidad en si mismos y en lo que hacen. La confianza y la credibilidad son en definitiva el cemento que une a los hombres y mujeres que hacen la revolución. Ambas son el punto de Arquímedes de la autocrítica revolucionaria.
Si tenemos confianza en nuestras capacidades y creemos firmemente en el proceso de transformación radical que estamos impulsando con todas sus fallas desde el gobierno revolucionario, debemos actuar conforme con sus principios rectores y de manera coherente con la visión que compartimos de construir un país soberano, solidario e independiente del control hegemónico del poder imperial. Los revolucionarios y las revolucionarias siempre estaremos preguntándonos que estamos haciendo mal, que dejamos de hacer y cómo podemos hacer mejor las cosas que están bajo nuestra responsabilidad.
Por eso me preocupan algunas situaciones sobre las cuales quiero llamar la atención porque son parte de mi experiencia profesional. La primera está calientita y se refiere la práctica de la planificación en los órganos y entes de la Administración Pública. El “Che” Guevara, señalaba en su discurso “Soberanía política e independencia economía política” (Marzo 20,1960) “Las victorias son el producto del trabajo, del tesón y de la planificación”. Un bucle indisoluble.
El Presidente Chávez ha sido permanentemente reiterativo sobre la necesidad de mejorar el nivel de la planificación en las instituciones públicas. El Maestro Giordani no se queda atrás en esta cuestión. Y sin embargo la práctica de la planificación en la RBV deja mucho que desear en lo estratégico, es débilmente democrática, poco participativa y menos de consulta abierta como lo establece la Constitución en su artículo 299º. Se supone entonces que quienes tienen la responsabilidad de dirigir, orientar y armar la planificación desde las instituciones públicas son hombres correctos y mujeres correctas, y a ambos quiero llamarle la atención. Un poco de autocrítica revolucionaria creo que les haría mucho bien.
En el próximo mes de julio se inicia el proceso de formulación del Plan Operativo Anual Nacional que se va a ejecutar en el 2011. . En una programación que abarca cuarenta días el POAN debe quedar listo para la parrilla. Pero si nos remitimos a las formulaciones de los años anteriores del POAN o simplemente investigamos como se están montando actualmente los POAI para el 2011 y les aplicamos el proceso de las 3R no será nada difícil encontrar un cerro bien alto de incoherencias e inconsistencias que van a formar parte del POAN 2011, que desdicen mucho del absurdo empeño de reducir este proceso a quienes supuestamente se califican como “planificadores”, por supuesto, con las excepciones que puedan darse al respecto. Sin embargo, no dudo que buena parte de quienes tienen la responsabilidad de armar el POAN harán magia y hechicería para que salga un documento pomposo y voluminoso donde se solicitarán cuantiosos recursos para ejecutar acciones que no tiene la viabilidad necesaria y suficiente. Ya lo decía el Presidente Chávez, en el Aló Presidente 343, “A veces uno revisa un plan y se parece a todo menos a un plan”.
Pero también deben ser hombres correctos y mujeres correctas quienes hablan en nombre de la revolución. Aquí viene la segunda situación. En un programa matutino de VTV decía un cintillo: “El Gobierno garantiza calidad, eficacia y eficiencia en Sistema Público Nacional de Salud”. ¿Saben realmente la magnitud de lo que están diciendo? Una cosa es el importante empeño y la asignación de una parte importante del presupuesto nacional que dedica el gobierno revolucionario para su construcción, pero lo cierto es que todavía no lo tenemos. Los avances son significativos para quién quiera verlos porque están a la vista, pero todavía falta mucho. No olvidemos que el Presidente reflexionaba en este mismo año sobre la enorme cantidad de recursos presupuestarios que cancelan las instituciones del propio gobierno por concepto de seguros privados de cirugía, maternidad y hospitalización. Solicitó públicamente que se corrigiera esta situación que de paso se presenta como muy compleja. Ojala los llamados “planificadores” tengan en mente diseñar un conjunto de acciones para que a mediano plazo podemos tener un verdadero sistema de salud.
Camaradas. La rectitud de un revolucionario no es poca cosa. No juguemos con eso. Ser correctos y no tenerle miedo a la autocrítica. Nos lo dice el Presidente Chávez.