Después del desfile del 19 de abril, sólo algo podía amargar más a la “oh-posición”: las elecciones internas del PSUV del 2 de mayo. En un escenario inédito y avasallante, el partido de la Revolución Bolivariana aplastó en participación a la derecha vernácula y la hizo probar una cucharada de la inminente derrota que le espera en los comicios del venidero 26S. Con una contundente cifra de más de 2 millones 500 mil sufragantes, el PSUV se ratifica como la organización política de más arrastre en nuestro país. Jamás ningún partido venezolano, ni siquiera Acción Democrática en su cuarto de hora, pudo movilizar tal cantidad de personas y menos para un proceso de votación interno. En el contexto de marras, las cúpulas eran las encargadas de nombrar a dedo a los candidatos que representarían al otrora “parti du peuple”, en las respectivas elecciones nacionales o regionales. ¿Voluntad popular? ¡Yo te aviso!

En primera instancia conviene desglosar, punto por punto, los elementos intrínsecos del estrepitoso fracaso oposicionista del 25 de abril:

1- ¿Por qué la “oh-posición” no realizó la consulta en todos los circuitos del país? Por varias razones, entre ellas: a) para abortar el surgimiento de noveles liderazgos a través de la expresión de las masas en las urnas; b) para imponer el tradicional “cogollo” puntofijista y no perder esa invaluable tradición adeca, y; c) para no quedar en ridículo a escala nacional y camuflar la escasa convocatoria de la actual dirigencia escuálida.

2- Más de 4 millones de personas debieron haber votado el 25 de abril, en las 1.537 mesas de votación destinadas para ello en 7 estados y el Distrito Capital. Cabe destacar que en 5 regiones (Distrito Capital, Carabobo, Miranda, Táchira y Zulia) la oh-posición obtuvo una masiva votación en el proceso electoral de noviembre de 2008. En 4 estados, Carabobo, Miranda, Táchira y Zulia, la “oh-posición se hizo de las gobernaciones y en el Distrito Capital, de la Alcaldía Metropolitana. También habrá que recordar la derrota a la propuesta de Reforma Constitucional de 2007, la cual tuvo como uno de sus ejes débiles –para la Revolución- el Distrito Capital.

3- La cruda realidad es que el 25 de abril de 2010, sólo se expresaron 400 mil electores de “oh-posición”, de un universo de más de 4 millones. ¿Qué pasó? ¿Por qué las bases de la derecha reaccionaron de manera tan apática? Entre algunas motivaciones están: a) la pelea a cuchillo y las zancadillas dentro de la Mesa de la Nulidad, las cuales eran de dominio público; b) la escogencia “a índice” de más del 85% de los candidatos a la Asamblea; c) el cobro de peaje –por parte de la Mesa de la Nulidad- a los aspirantes más pendejos y despistados de la “oh-posición”, a quienes les exigieron hasta Bs.F 20 mil (por cabeza) para inscribirlos en la lista de precandidatos, y; d) la anulación descarada de postulaciones como la de Enrique Mendoza y John “Boicotea”.

4- Durante las elecciones internas escuálidas, entre otras irregularidades, no se permitió el uso de la tinta indeleble, con lo cual no se lograba la garantía de que una persona no fuese a votar en reiteradas oportunidades y en diferentes circuitos. ¿Extraño, no? Otro aspecto que llama la atención es la apresurada destrucción de los cuadernos electorales utilizados durante la jornada del 25 de abril. ¿Qué pretenden ocultar? ¿Será verídica esa cifra de 400 mil votantes o ésta podría ser mucho menor? Hartas interrogantes y dudas atosigan a la derecha criolla.

Por el contrario, las elecciones internas del PSUV desplegaron una coherencia militante sin parangón:

1- El PSUV se subordinó al designio de las masas y sometió a votación la totalidad del espectro de precandidaturas a la Asamblea Nacional. La Revolución tiene la certitud de su arrastre popular y por ello no teme medirse en las urnas. Se permitió la intervención del CNE en todo el proceso, lo cual SÍ no hizo la “oh-posición”, que relegó al organismo comicial a la simple asistencia técnica con las máquinas y los operadores de éstas.

2- Más de 2 millones 500 mil personas participaron en las elecciones internas del PSUV, lo que es una cifra récord en el escenario de las candidaturas al órgano legislativo nacional. Tomando como base una militancia de más de 6 millones de personas, el guarismo del 2 de mayo proyecta casi el 40% de participación. La “oh-posición” apenas rasguñó el 9% en sus plazas más robustas como Miranda y Zulia. Otro detalle es que a las elecciones internas del PSUV solamente acudían los militantes del Partido Socialista, lo que era también una limitante. En el evento oposicionista, cualquiera que estuviese inscrito en el Registro Electoral podía ejercer su derecho. ¿Y entonces, escuálidos? Muchísimas personas que apoyan la Revolución Bolivariana y al Comandante Chávez, no son militantes del PSUV debido a una holgada cantidad de razones –válidas o no- que van desde las circunstanciales (no han podido inscribirse por enfermedad, discapacidad, falta de tiempo o ausencia física del territorio nacional), hasta las personales (creen que el Partido los absorberá demasiado como militantes y desean evitarse hipotéticos conflictos laborales, familiares o de pareja, verbigracia). Igualmente, conozco a muchos que no pudieron reafirmar su militancia en el PSUV por innumerables causas ajenas a su voluntad y eso también hay que considerarlo. Sin duda, la autocrítica es perentoria y no hay que conformarse con lo alcanzado, hay que exigirnos más como constructores del socialismo. Eso sí, desdeñar los casi 3 millones de votos del pasado 2 de mayo, sería tan torpe como no hacer una pertinente cavilación acerca de las manifiestas fallas y debilidades ideológicas al interior del PSUV.

3- La ineptitud en la gestión administrativa de fichas de la “oh-posición” como Henrique Capriles “Ratonsky”, Antonio “Monster” Ledezma, Carlos Ocariz y Gerardo Blyde, ha hecho resurgir el fantasma del “voto castigo” en varios circuitos del Estado Miranda, por ejemplo. Tal fenómeno podría repetirse en el resto de las jurisdicciones electorales a escala nacional. El PSUV debe sacar provecho del descontento y la apatía de las filas oposicionistas, y propinar un triunfo aplastante el venidero 26S.

4- Si en septiembre de 2010 se repite, para la Revolución, la tendencia numérica de noviembre de 2008 y febrero de 2009, la Asamblea Nacional yacería más “roja, rojita” que nunca, lo cual consolidaría todavía más el proceso bolivariano. El bando más perjudicado por el tradicional abstencionismo de cara a las elecciones parlamentarias, ha sido el de la derecha pitiyanqui y plutocrática. La “oh-posición” se quedará con las ganas de aplicar el “formato Tegucigalpa”: el golpe legislativo.

5- El hecho de que más del 80% de los candidatos de la Revolución sean caras nuevas, da un empuje histórico a las fuerzas del cambio. Valiosos cuadros revolucionarios como Jesús Faría (Schuman), Jorge Amorín y el colectivo juvenil del PSUV, acometerán la campaña más diversa, dinámica, radical y combativa de los últimos años. La “oh-posición”, con los mismos corruptos y vagabundos de siempre, tiene como bosquejo -en la mera frente- el más apabullante presagio de la debacle.

Sin caer en triunfalismos exagerados y pronósticos desmesurados, el PSUV puede alcanzar una victoria clave para la Revolución Bolivariana. El 26S saldremos militantes –y no militantes- a sellar el destino de nuestra Patria: la profundización y aceleración de la vía venezolana al socialismo. ¡A votar este 26S!


P.D. Tomándole la palabra a la cándida periodista de Globoterror, podemos afirmar de manera tajante que el nuevo PIN escuálido es: ¡4KI 51 N0 H41 V1D4! ¡Jajaja!

Fe de Errata: en mi anterior ensayo publicado en Aporrea.org, hubo un error involuntario –no atribuible a mi persona- al colocar en el título, “A un año de la CELANA (sic) en Puerto España”, cuando lo correcto debió haber sido, “A un año de la CELADA en Puerto España”.


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