La unidad de la clase trabajadora con las comunidades ribereñas lograrán la creación de la Naviera Socialista del Orinoco

Ciudad Guayana, 19 de julio de 2011

Por los puertos de Guayana, hace más de sesenta años, se han llevado las mayores riquezas de nuestra Patria, sin que le haya quedado ningún beneficio para nuestros pueblos ribereños. Aquí, en esta hermosa tierra es donde se han centrado las políticas neoliberales más salvajes y donde se consolidó un capitalismo de Estado que permitió que el país, en la división internacional del trabajo, se reafirmara como productor y exportador de materias primas y minerales baratos al servicio de los intereses de los grandes grupos económicos de los países industrializados.

La derrota de la combativa clase trabajadora de Guayana entre las décadas de los 80´ y los 90´ fue obra de las multinacionales y del imperialismo para darle la estacada final a nuestra precaria economía y llevarla a niveles de dependencia casi colonial. Fue así, como los gobiernos de Acción Democrática y Copei, tomaron medidas para garantizar que nuestras empresas básicas quedaran prácticamente al servicio de estos grandes grupos económicos. En algunos casos se requeriría la privatización, siempre en condiciones de ventaja para estos grupos, por tanto sería necesario ensayar distintas formas de privatización parcial y progresiva, acompañada de desregulación laboral, precarización del trabajo y destrucción de cualquier tipo de soberanía. De esta forma, nuestra economía era presa fácil del mercado, dominado por grupos económicos ligados, precisamente, a la trasformación tanto del hierro-acero como del aluminio y otros minerales, de menor volumen pero de gran valor, como el oro, el diamante y otras riquezas ampliamente conocidas por estas multinacionales.

En otros casos, y solo a conveniencia de estos grupos económicos, era necesario mantener a las empresas bajo la propiedad de Estado para que el país, léase el pueblo, pudiera absorber costos de producción, propios de una economía de baja escala y atraso tecnológico, poco competitiva en el mercado capitalista, y así mantener a raya a nuestras empresas con los precios impuestos internacionalmente, obviamente inferior a los costos de producción. Esto no solo llevó a la ahorca financiera a nuestras empresas, sino que además las obligó a reducir sistemáticamente el valor agregado, que es donde se obtienen la mayor ganancia en este tipo de producción y a disminuir, violentamente, la variedad y cantidad de productos y subproductos, que ahora estamos importando, en muchos casos producidos con nuestra materia prima exportada.

La pérdida de la soberanía no estuvo solo en la sistemática destrucción de la producción y de la naturaleza, sino en la desvalorización moral de la clase trabajadora; fraccionándola y dividiéndola para que perdiera fuerza material y espiritual para enfrentar estas arremetidas. Prueba de esto, es que previo a la privatización de SIDOR se despidieron, en un corto período, más de quince mil trabajadoras y trabajadores, sin que las voces de protestas se pudieran escuchar en Guayana para defender el derecho al trabajo, violado drásticamente por los gobiernos de derecha de la llamada democracia representativa.

La lógica del capital impuso en Guayana una dinámica, que muchos revolucionarios no terminan de entender y le resulta más fácil responsabilizar a la “élite de trabajadores” que hoy devenga altos salarios dentro de las empresas básicas, como la única responsable de la pérdida de ganancias en la producción, sin comprender que esta era parte de la maniobra para dividir a la clase, y obtener mayor plusvalía. Un análisis elemental, simplemente con sentido común e intuición de clase, nos llevaría a entender, la situación vivida en las empresas básicas en los últimos 25 años, ya que la lógica del capital dice que una empresa no se puede mantener si da pérdidas. ¿Cómo se explica, entonces, que la hayan mantenido por tanto tiempo en esta situación? ¿Cómo puede dar pérdida una empresa que obtiene de la naturaleza los minerales sin pagar nada a nadie, que explota a los trabajadores y que además cuenta con una energía barata, construida intencionalmente, por el Estado, para ser viable la producción en Guayana?

Por supuesto si los precios no los imponen desde afuera y nos obligan a vendérselos en condiciones de desventaja, toda la ganancia se obtiene después que sale de suelo patrio y en condiciones de subsidio para estos grandes capitales. Basta recordar que en el 2002-2003 en el paro sabotaje petrolero descubrimos, que antes de que llegará la revolución se vendió el petróleo, también por debajo de su costo de producción a EEUU. Nosotros subsidiamos la gasolina a este país industrializado, vendiendo el petróleo por debajo del precio fijado internacionalmente. Y todos esos “ciudadanos” que vendieron nuestra patria nunca pudieron ser acusados por los revolucionarios de entonces, no solo porque PDVSA era manejada como un secreto de Estado, desde el Pentágono, para impedir que los venezolanos y venezolanas nos enteráramos de esta situación, sino porque además, se impuso una represión desatada contra todos los que levantáramos la voz de protesta.
La eliminación de la CAVN: una política neoliberal para la entrega de nuestra soberanía a las multinacionales

Trabajadores portuarios y navieros en el Orinoco de más de cuatro generaciones han luchado, al lado de las comunidades ribereñas, contra las condiciones de injusticia que impusieron las multinacionales en la Zona del Hierro. El impulso de un Polo de Desarrollo en Ciudad Guayana, centrado en una economía de puertos para la exportación de nuestras riquezas, fue mermando el desarrollo agrícola y pecuario de la zona y las comunidades ribereñas terminaron sometidas a la súper-explotación industrial. Muchos trabajadores y trabajadoras se dedicaron a realizar la movilización de las cargas industriales con destinos foráneos sin ver beneficios para los pueblos. El proceso industrial acentuó las diferencias sociales y redujo a la economía de las comunidades ribereñas a niveles de subsistencia, sin ningún tipo de apoyo de transporte para el intercambio de sus productos y atropellando las formas y tradiciones culturales ancestrales. Los procesos de privatización de las empresas básicas redujeron considerablemente la estabilidad de estos trabajadores, al punto que hoy, representan uno de los sectores más precarizados de la tercerización impuesta por el modelo neoliberal.

En Venezuela, al hacer referencia a la materia naviera se destacan como eventos relevantes del siglo XX, los asociados a la fundación y creación en 1904, de la Compañía Vapores del Orinoco; en 1909 de la Compañía Anónima Fluvial y Costanera; y posteriormente en 1917, de la Compañía Anónima Venezolana de Navegación (CAVN); las tres con asiento, precisamente, en el río Orinoco, y sus operaciones obedecieron más a intereses particulares, propias del capitalismo, que a estrategias que favorecieran al pueblo. De éstas, la empresa CAVN logró mantenerse operativa hasta mediados de la década de los noventa, al ser quebrada de manera “fraudulenta” por el gobierno del momento, al igual que lo hicieron con VIASA y otras empresas del Estado. Este cierre obedeció a la aplicación de las políticas neoliberales para la concentración del capital multinacional que controlaba, cada vez más, el mercado internacional y en especial el de los países productores de materias primas y consumidores de productos de los países industrializados. Aquí vale la pena preguntar, después de esta evidente cadena de traición a la Patria: ¿Cuántos de nuestros buques y demás equipos y accesorios están en manos de las multinacionales, prácticamente regalados, para que nos hagan el servicio a nuestras propias empresas? Muchos trabajadores saben lo bochornoso que fue esta situación en Guayana.

Actualmente, el Estado venezolano carece de una flota mercante propia y de un sistema portuario articulado en el río Orinoco, que garantice de manera eficiente y soberana las operaciones portuarias y de transporte en beneficio de nuestro pueblo. Dicha carencia afecta de manera directa las posibilidades de desarrollo endógeno de la región Guayana, al colocar a las industrias básicas en condición de dependencia frente a empresas multinacionales que ejercen monopólicamente el control de los sectores navieros y portuarios, utilizando en muchos casos, instalaciones y flotas propiedad del Estado, dependencia que limita y niega la capacidad de despliegue de otras actividades socioeconómicas, apoyadas en las tradiciones ancestrales de las comunidades ribereñas. Como agravante, el lucro obtenido por la prestación de estos servicios, favorece exclusivamente al capital extranjero, cuyas infladas ganancias tienen su origen tanto en la sobreexplotación y precariedad laboral de trabajadoras y trabajadores venezolanos, como en el deterioro constante de la capacidad y calidad de producción de nuestras industrias, las cuales se ven afectadas por el incremento en los costos de producción, que contribuyen estos servicios navieros y portuarios, en este momento tercerizados.
La lucha de la clase trabajadora y la creación de la Naviera del Orinoco

Solo en revolución fue posible que se sacara, de los archivos de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), la propuesta de creación de una empresa Naviera. Durante los primeros nueve años de Revolución Bolivariana, está propuesta estuvo planteada, pero siempre los interés particulares y la lentitud del trabajo impidió avanzar con la velocidad demandada por el propio Presidente, que en múltiples oportunidades alertó de la importancia de la navegación en el Río Orinoco para el desarrollo del Eje y de todo el País.

Fueron muchas las horas, en estos últimos tres años, que tuvimos que trabajar, conjuntamente con trabajadores y comunidades ribereñas para demostrar las bondades de esta empresa. Mientras esto ocurría, todas las luchas de esta clase trabajadora se ha concentrado en lograr la estabilidad en el trabajo y la eliminación de la tercerización, sobre todo a partir de la nacionalización de SIDOR, que en su mejor momento llegó a tener más de 1500 trabajadores en su puerto, así como en los demás puertos industriales, donde se observaron pequeños logros de reconocimiento reivindicativo.

Con la decidida fuerza demostrada en el Plan Guayana Socialista (PGS), de transformar a las empresas básicas, las cuales en su mayoría poseen puertos industriales, se inició una etapa que permitió un nuevo tipo de lucha más estructural, con la propuesta de creación de una Empresa Socialista de Transporte Acuático de carga y pasajeros en el Orinoco, que integrara las operaciones portuarias y navieras y contribuyera al desarrollo endógeno de la región, como parte de la construcción del socialismo y estuviera bajo control de los trabajadores y trabajadoras en todos sus procesos. Este salto cualitativo permitió que este colectivo, convencido de esta propuesta, se sumara al PGS, demostrando que a éste le faltaba un pilar fundamental para romper el modelo neoliberal que estamos combatiendo y lograr la soberanía productiva: el transporte fluvial de los insumos y productos bajo propiedad del Estado y con el control de los trabajadores y trabajadoras.

La participación de trabajadores navieros y portuarios en el equipo de Contraloría incluyó el transporte acuático de carga y pasajeros en el PGS, como vital para la eliminación del modelo productivo capitalista, ya que ello fueron los que alertaron de las barbaridades cometidas a la nación y a la población, sobre esta materia. Fue así como en el documento central del PGS, entregado al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela en enero de 2009, se incluyó la propuesta de la Empresa Naviera y posteriormente, también se plantea de forma más acabada en el Plan de Transición en 2010, para fortalecer la creación de las corporaciones Hierro-Acero y Aluminio.

Luego de un trabajo permanente en equipos comprometidos, y de varias acciones y movilizaciones, se comienza a recibir apoyo para la creación de esta Naviera no solo de la clase trabajadora de los distintos puertos y empresas navieras, de organizaciones sindicales del sector y comunidades ribereñas, sino de la propia CVG, la cual próximamente entregará una propuesta a la consideración del Presidente, de diputados de la Asamblea Nacional, de la Vicepresidencia Ejecutiva de la República, de personas vinculadas al Ministerio del Poder Popular para el Transporte y Comunicaciones, de la Universidad Marítima del Caribe, así como de Institutos y Empresas de Industrias Navales, de pueblos hermanos, dispuestos a contribuir a la independencia tecnológica y a la necesidad de formación que requiere las trabajadoras y trabajadores de la futura Naviera.

Con todos estos aportes y compromisos crecientes se ha logrado profundizar la propuesta inicial y desde mayo se ha intensificado el trabajo en equipos permanentes para la creación de la Naviera, con el propósito de elaborar una propuesta, a la consideración de los trabajadores, trabajadoras y las comunidades ribereñas. Se ha logrado una incorporación creciente de personas al equipo original del PGS, de distintos puertos y dirigentes comunales de Cambalache, Palital y demás comunidades de la Parroquia Mano, del Estado Anzoátegui, de Ciudad Bolívar, Caicara, y Cabruta, del estado Guárico, comprometidos con la Naviera Socialista del Orinoco.
La Naviera del Orinoco bajo control obrero, será obra de la clase trabajadora

La navegabilidad del río Orinoco, hoy cobra vigencia como elemento natural integrador vista la nueva estructura socio territorial, sustentada en el desarrollo del Eje Apurinoco, cuya columna vertebral es el eje fluvial que pretende recuperar la importancia del río, para el desarrollo de actividades socio productivas que articulen y fortalezcan nuevas formas de organización y relación de la sociedad con el Estado, en práctica de la democracia participativa y protagónica. Al efecto, la importancia geopolítica de la Región Guayana, asociada a la existencia de cuantiosos recursos mineros y a la presencia de las Corporaciones Industriales, privilegian así mismo, tanto la instalación de una naviera que además cuente con una industria naval para diques y astilleros, destinada a la construcción y reparación de embarcaciones de diferentes tipos (ajustadas a las normas internacionales) y en especial adecuadas al río Orinoco, en función a las condiciones de navegabilidad en sus distintos tramos.

De esta forma con esta Naviera el país podrá poseer, en un corto plazo, una flota regional con capacidad para la movilización de carga y pasajeros y de acuerdo a las características de navegabilidad del eje fluvial, construida progresivamente a través de esta industria naval propia y sustentable, que articule e integre las cadenas productivas de la región (acero, aluminio, entre otros) constituyéndose en un factor determinante para el desarrollo endógeno y para el logro de la independencia intelectual y tecnológica de la industria naval y servicios conexos. Así mismo, se podrá contar con un sistema portuario fluvial, conformado por subsistemas subregionales (alineados con los espacios funcionales) que permitan operar con criterios de cooperación y complementariedad entre los distintos puertos y que favorezca las actividades socioeconómica, turística y recreativa, así como el intercambio cultural, para la satisfacción de las condiciones materiales y espirituales de nuestro pueblo.

Esta Naviera no puede reproducir el sistema capitalista, por eso necesitamos con urgencia impulsar y consolidar el proceso de formación política-ideológica y técnica de las y los trabajadores, así como el desarrollo de tecnologías que permitan la participación directa en la creación y consolidación de esta Unidad Productiva Socialista. De igual manera debemos avanzar, desde su propia constitución, en el desarrollo de una organización de la clase trabajadora basada en el impulso de los consejos de trabajadores y trabajadoras para la gestión obrera directa en la construcción de una economía socialista, que integre todas las operaciones y gestiones administrativas navieras y portuarias en el Río Orinoco, hasta ahora dispersas y fragmentadas por el capitalismo. Esta forma de organización de la producción dentro del marco de la democracia directa debe tomar en cuenta la diversidad de unidades operativas y las características de las trabajadoras y trabajadores navieros y portuarios, para logar su integración real, de manera regional y en todas las operaciones propias de una empresa socialista. Indudablemente que este tipo de organización del trabajo exige ser acompañada de un sindicalismo revolucionario para la clase trabajadora del Eje Apurinoco. El conocimiento directo de lo que está pasando en esta realidad, revela que aquí también se observan avances significativos, que podrán concretarse de mejor forma, con la garantía de anuncio de la creación inmediata de esta Naviera, que sea capaz de incorporar, de manera acelerada a toda la clase trabajadora que se encuentra en condiciones de tercerización en nuestras empresas básicas y de temporalidad, fuera de ellas, a la espera de que llegue un barco, así como de otros que han sido excluidos arbitrariamente por estos capitalistas.

Frenar el avance de las multinacionales en el sector de transporte acuático, implica el impulso de una política antiimperialista y anticapitalista en defensa de la soberanía productiva, alimentaria y la seguridad y defensa nacional. Esta exige, también, la eliminación de la estructura jerárquica existente y la superación de la división y alienación del trabajo impuesta por el capitalismo, para la construcción del socialismo, tal como lo señala el Proyecto Nacional Simón Bolívar. De igual forma esta Naviera debe permitir avanzar en una visión ecológica revolucionaria que entienda a los seres humanos como parte integral de la naturaleza, por eso debe dar paso al impulso de políticas que garanticen la estabilidad laboral y la eliminación de todo tipo de precarización del trabajo dentro de una concepción ética que humanice los puestos de trabajos y garantice el bienestar socio-laboral y la seguridad social para todas y todos los trabajadores y las comunidades ribereñas del Eje.

Convencidos de que la Naviera del Orinoco, bajo control obrero, sintetiza muchos proyectos que son solo realizables en revolución, estamos construyendo el poder material y espiritual de clase, que con su sabiduría, su capacidad de lucha, compromiso y moral revolucionaria hará posible que este sueño se haga realidad.

maisbel18@gmail.com


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Elizabeth Alves


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