Con esos lentes, con esa motosa barba enrarecida procurando dárselas de intelectual, de universitario. Qué tipo, coño. Nada de pendejo, amigos. Todo lo contrario, se cree él, que se las ha comido todas desde que nació: EMPEDERNIDO BURÓCRATA, sindicalero y hasta… rector. Su padre no se merecía este chasco, y como muchos de esta generación, el vástago le salió agachao; no pudo trasmitirle uno sólo de sus dones de hombre de notables méritos, consecuente, estudioso, comunista y en definitiva un pensador decente.
Luis Fuenmayor Toro comenzó a sentirse herido con este “régimen” desde que salió de la OPSU. Anduvo merodeando para ver qué le daban, si tomaban en cuenta sus protuberantes análisis sobre el saber superior, hasta que… se cansó y decidió mandar al carajo a la revolución con sus cabezas huecas, plagadas de asesinos y comisarios (como Sant Roz, según Ernesto Villegas).
Típica reacción de mucha gente que hoy anda regando que Chávez traicionó el proyecto originario. Además hay que decir que no se le puede pedir mucho a un cerebro (que aún no se ha fugado) como el de don Luis Fuenmayor Toro, ciento por ciento profesor universitario, ciento por ciento pedante como corresponde a toda esa gente que cree que un título universitario, “investigar” y perorar sobre ciencia, cultura y conocimiento es la verga de Triana más descomunal del universo. Por esta razón la universidad venezolana es el más grande fiasco educativo que nación alguna haya podido padecer. Y por eso esas universidades han sido dirigidas por seres tan inmorales, ladrones, imbéciles, anodinos, tarados y descarados como, por ejemplo, el adeco Néstor López Rodríguez (quien se jubiló dos veces), el adeco José Mendoza Angulo (quien le otorgó el doctorado Honoris Causa a Gonzalo Barrios y quien está fuertemente comprometido en la masacre de 400 presos siendo Ministro de Justicia), el muy muérmico rector (adeco) Michel Rodríguez quien salió apoyando al estafador Banco Andino mediante un remitido nacional de la ULA; el abúlico y mediocrísimo Henry Vargas quien apoyó el golpe del 11-A, el pastoso opudeista Lester Rodríguez quien le regaló el título de politólogo al violador Nixon Moreno, el cabeza rapada de Mario Bonucci quien se acicala como una reina de belleza y carga su combo de agentes de Globovisión en todas las marchas asesinas que paralizan la ciudad de Mérida. Y de la misma manera la UCV tiene otros chorizos idénticos que dan asco hasta mencionarlos.
Esas universidades señor Luis Fuenmayor Toro, lo que han hecho es estafar a la nación, degradarla, despreciarla, envilecerla, porque aunque algunos de sus congéneres tengan algún talento lo que único que les interesa es su propio bienestar, sus privilegios, sus redondeces aureoladas por reconocidas casa del saber mundial, y no salir nunca del espejo de la autocomplacencia personal, por eso aman con fruición la cultura yanqui y la sabihondez colonialista. Son unos verdaderos comemierdas intelectuales que llevan en las entrañas la memez de la admiración por el desarrollo capitalista, y no conciben otra vida que esa ñoña. El mismo barro en el que usted chapotea, señor Luis Fuenmayor Toro.
Por eso en su miserable artículo “A ser liquidados”, tiene usted que pensar como lo hace Ismael García o la mameluca Cecilia García Arocha. Como usted no encontró el carguito que buscaba tan ansiosamente, y se ha cansado de esperar, tiene que destaparse y decir que “una de las tendencias existentes en el llamado proceso revolucionario es la de aniquilar a los supuestos enemigos, exterminarlos no sólo desde el punto de vista político, sino también de forma física-corporal.” Usted no estudia con serenidad lo que está pasando en este país, de dónde venimos, el trágico y duro legado que hemos recibido. Usted viene de esa bazofia llamada universidades autónomas y no puede concebir el fenómeno distorsionador que impuso aquí la clase dominante y dejó al país totalmente descerebrado. Si aquí decidiéramos seguir por el bello rumbo que usted nos marcara, tendríamos como dioses a todas las lacras adecas o copeyanas del pasado porque usted no tiene otra manera de pensar, de ser, de sentir. Y cuando dice que el terrorismo del gobierno “es la única manera de tener totalmente despejado el camino hacia el objetivo luminoso que no se sabe en qué consiste, ni cómo construirlo, ni cuán lejos está”, ansiamos por saber cuál es el suyo. Pero no lo dice. Usted no tiene un coño de camino de justicia social, de soberanía en la cabeza como nunca lo ha tenido. No sea tan ridículamente falso.
Y para completar este señor nos viene a decir que en “Mérida, recientemente, la “justicia revolucionaria” se desató, entre otros blancos similares, contra el conjunto residencial “Las Marías”, donde viven personas de la llamada “clase” media baja, profesores universitarios entre ellos, que fueron reconocidos como “oligarcas rancios” y acusados de ser los responsables de la muerte lamentable de un joven de 15 años, quien participaba en enfrentamientos violentos ocurridos entre grupos motorizados “patriotas” y los estudiantes “realistas” de la ULA o, a lo mejor, de estudiantes dirigidos por el “Movimiento Trece”…, y como lo anuncia Globovisión todos los días Luis Fuenmayor Toro, clama con su mentalidad de burro universitario: “A preocuparse otros: los profesores universitarios, los médicos, los profesionales en general, quien tenga una casita o un apartamento, quien posea un automóvil, los pequeños propietarios de abastos u otros negocios, quien tenga alguna cuenta pendiente con algún “dirigente patriota” o se haya opuesto a algunas de estas conductas “revolucionarias”; no importa si sus ingresos están por debajo de los cuatro mil bolívares mensuales, ni si se ha identificado con Chávez. Una gran cantidad de amigos podemos estar en estas listas, con un pie en el patíbulo...”
Qué vaina.
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