¿La LOE es una Ley Revolucionaria? (II)

“La educación no es una mera instrucción para un oficio sino inclusión ciudadana en un tipo de nación”

Prof. Guillermo Luque, 1.999

Se expuso en el trabajo anterior (parte I), que se utilizarían algunas referencias del sociólogo y experto educativo Orlando Albornoz para discurrir una reflexión que permitiera determinar el alcance revolucionario de la LOE. Haber decidido colocar como referencia a Orlando Albornoz que es un intelectual de derecha, facilita también “desmontar” el calificativo de “ley Comunista” que la oposición le asigna a la LOE.

No está demás decir, que Orlando Albornoz es hasta el momento uno de los intelectuales de derecha con mayor solidez en el ámbito educativo del país. En la Parte I se colocó una referencia de uno de su libro: Educación Bajo el Signo de la Crisis, que con otro libro suyo, va a seguirse utilizando en esta reflexión con el objeto de precisar cómo la oposición (tan culta y sabia) ignora las propuestas históricas del capitalismo.

Para los que han asomado que la incorporación de la comunidad es una medida comunista, veamos la recomendación que ofrece Orlando en ese libro (Educación Bajo el Signo de la Crisis), cuya publicación fue en 1991

“La escuela básica venezolana, por ejemplo, debe ser efectivamente incorporada a la comunidad, dándole a ésta, incluso, el control de la escuela, para cambiar la actual ecuación, según la cual la escuela está muchas veces, inerte al margen de la comunidad y desempeña un papel antifuncional, más bien. El mapa escolar de la nación debe desenvolverse alrededor de las diversas comunidades” (Pág. 203, subrayado nuestro)

La enfermedad y la locura inducida en ese mundo es están dramática que hasta los más sabios opositores mezclan sus ignorancias y falta de sentido común y de ahí sale un cóctel con una sobredosis de racismo, que cuando leen el término comunidad, inmediatamente saltan porque ese término huele a barrio. Si en vez de colocar comunidad educativa, la comisión que redactó el documento LOE hubiese colocado “pradera educativa” o “Country Club Educativo” estarían ahora pleno de felicidad porque eso si es sociedad civil y eso si está en la lógica de la nomenclatura urbanística neoliberal y racista.

No es una novedad “muy revolucionaria” que en la LOE 2009 se conserve y amplié un poco el concepto de comunidad educativa tal y como fue planteado en la LOE 1980. En la LOE 2009, simplemente se hace corresponder esa propuesta con el principio de participación protagónica contemplado en la Constitución Bolivariana de Venezuela. Es simple, si las ciudadanas y ciudadanos participen más activamente en todo los procesos impulsores del futuro del país; la iniciativa de “más participación” se traduce en una mejor democracia. Es importante y democrático que ricos y pobres construyan, pero que los ricos y la clase media (que se creen muy rica) piensen que los del barrio no tienen ese derecho a participar porque “no conocen nada de educación”, suena a otra cosa, menos a democracia.  ¿Cuál es su enfoque de descentralización que tanto utilizan?

En la Reforma Curricular del Banco Mundial implantada en Venezuela a finales de la década de los noventas e impulsada por el Profesor Leonardo Carvajal, se percibe muy claramente el insistente uso de la palabra familia en varios puntos de esa reforma. La aparición de ese término y la función que se le carga no es si mismo un hecho cuestionable, por cuanto la familia siempre ha sido el primer y más importante espacio en el proceso de formación. Reconocer ese papel y darle la importancia que tiene no es tampoco una idea “muy revolucionaria” y menos una propuesta que busque corregir las desigualdades en la sociedad, porque las diferencias sociales que la escuela venezolana llegó a marcar, no se incubaron en la escuela, sino venían ya del seno familiar y la escuela simplemente las matizó o profundizo. Hay muchas investigaciones en el ámbito de América Latina[1] que confirman con perfecta claridad cómo desde las instituciones educativas se fue profundizando una división social. En Venezuela están las investigaciones de Ramón Casanova y Gabriela Bronfenmajer[2]. En un trabajo previo (1984) a la aparición del libro la Diferencia Escolar, publicado en la revista del CENDES[3] puede leerse el siguiente planteamiento:

“Es en los años 70 cuando la escuela venezolana comienza a ser un instrumento importante de estratificación cultural y, en consecuencia, de redistribución de poder para y dentro de aquellas capas y segmentos beneficiados de la ampliación (….) En todo caso ya no basta decir que la escuela al excluir y eliminar margina. Aún permitiendo el acceso, facilitando la permanencia prolongada y la apertura social de los ciclos largos universitarios, también margina (…) En este sentido es que se puede hablar en Venezuela de un crisis de la escuela primaria y de las ideologías democráticas de la educación. La selección escolar al hacerse cada vez más intensa y variada, tiende a aumentar las distancias entre las clases en relación al poder y al capital cultural(subrayad nuestro)

En esto hay dos situaciones a destacar para un “debate” que transcurre con la manipulación. Una situación, toma cuerpo en la escuela y la otra, toma sentido en la familia y en “capital cultural” que ella ofrece. Para el momento de la reforma curricular del Banco Mundial y aún hoy, una importante cantidad de hogares venezolanos tienen la siguientes características: a) Hogares con madres en funciones de cabeza de familia y b) Un alto porcentaje de esas madres tenían (y tienen) un nivel educativo bajo. En esas condiciones (ayer y hoy) plantearse la “sociedad docente” como formula para conducir y desarrollar el proceso educativo significaba y significa ahora, ir hacia una sociedad más desigual, porque la escuela ayer y aún hoy con la revolución, sirve como un factor para incrementar el “capital cultural” de los que más tienen.

Es muy importante que la familia sea corresponsable en el proceso educativo y el Estado alcance el estatus que la LOE 2009 le asigna. El “Estado Docente” es una garantía, no absoluta pero muy importante en ese esfuerzo por disminuir las odiosas diferencias sociales, pero para ello, deben “quebrarse” dinámicas de diferentes naturalezas que impulsan las desigualdades y los privilegios. El “Estado Docente” estuvo durante todo el tiempo de vigencia de la LOE-1980 bajo un sueño profundo, porque existiendo en ella esa figura; la “sociedad docente” la inmovilizo totalmente. Ahora se coloca en la LOE 2009 y falta que deje la flojera para ver si logra transformarse en una especie de palanca para mover el proceso revolucionario.

El “Estado Docente” no se concibe bajo las maniobras de desinformación que la oposición pone andar con situaciones contradictoria: cuestionamiento a la participación de la comunidad y más intervención del Estado. No, el concepto de “Estado Docente” tiene otro sentido y Prieto Figueroa estuvo muy claro en eso cuando afirmó:

“Es por eso que la educación tiene en ese concepto un valor fundamental. Era la manera de elevar al pueblo a la categoría de un organismo pensante, con ideas capaces de interpretar las ideas abstractas de la política y de la función política de los hombres en una sociedad cualquiera. Ese es el concepto de Estado docente, un Estado que actúa con el propósito de formar en el pueblo la capacidad necesaria para la acción política y social”[4] .

evaristomarcano@cantv.net


[1] Sobre este tema, pueden verse los trabajos (entre otros) de Ángel Rama y José Joaquín Brunner en los cuales se analiza el papel de la escuela en ese proceso de diferenciación social

[2] Puede verse el Libro de Gabriela Bronfenmajer y Ramón Casanova: La Diferencia Escolar. Editorial Paidos y publicado en la década de los ochenta. Ese libro es parte de una investigación que fue desarrollaba bajo los argumentos teóricos metodológicos de Bernstein, Bourdieu y Passeron 

[3] CASANOVA, Ramón (1984) La Escuela Primaria, estratificación social y prácticas pedagógicas. Cuadernos del CENDES, Nros: 2 y 3. Editorial Ateneo de Caracas.

[4] Este planteamiento fue tomado de la entrevista que el Profesor Guillermo Luque le hiciera al Maestro Luís Beltrán Prieto Figueroa el 07-02-1992 y que aparece en artículo publicado en la Revista de Pedagogía de la Escuela de Educación, Nº 59, 1999 con el título Público y Privado en Educación: Vigencia del Estado en la Reconstrucción de una Nación democrática



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Evaristo Marcano Marín


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