La educación católica

Las tentativas de inyectar religión donde la Constitución Bolivariana lo prohíbe expresamente no están limitadas según parece a la educación católica. Para poner un ejemplo particularmente elocuente, la Dirección del Consejo de Educación Católica tiene una “Guía para Inspectores y Maestros” que declara redondamente que “las escuelas de esa institución fomentan la creencia en Dios, reconociendo el simple hecho de que nosotros somos una nación religiosa” y además que las escuelas católicas “identifican a Dios como la fuente última de la ley natural y moral”. Si se adopta esta declaración, casi ninguno de los temas del programa escolar quedaría libre de la intromisión teológica. Incluso los estudios aparentemente seculares, como las ciencias y las matemáticas, deben ser enseñados con armónicos religiosos. “Los científicos y los matemáticos –dice la declaración- conciben el universo como un lugar lógico, ordenado y pronosticable.” Su consideración de la inmensidad y el esplendor de los cielos, las maravillas del cuerpo y de la mente humana, la belleza de la naturaleza, el misterio de la fotosíntesis, la estructura matemática del universo o la noción del infinito sólo pueden hacernos humildes ante la obra de Dios. Uno sólo puede decir “Cuando considero los Cielos, la obra de Tus Manos”. Un tema como las “Artes Industriales” no fue pasado por alto. Los “entendidos” del Consejo afirmaron: “la observación de las maravillas de la composición de los metales, el grano y la belleza de las maderas, las formas de la electricidad, y las propiedades características de los materiales usados, invariablemente da origen a la especulación acerca del plan y el orden del mundo natural, y de la maravillosa obra de un Poder Supremo”.

Tal parece que existe una falta de oposición asombrosa a la mayoría de las intromisiones de los intereses eclesiásticos. Una razón de ello parece ser la extendida creencia de que la religión es suave y tolerante y que las persecuciones son cosa del pasado. Esta es una peligrosa ilusión. Mientras que algunos jefes religiosos son indudablemente sinceros amigos de la libertad y la tolerancia, y además firmes creyentes de la separación de la Iglesia y el Estado, desgraciadamente hay otros muchos que perseguirían si pudieran, y que siguen persiguiendo cuando pueden.

En Venezuela abunda la propaganda religiosa vulgar y los grupos religiosos más agresivos hacen todo lo posible para evitar que los librepensadores defiendan su posición. Se trata de si la educación católica pagada en todo o en parte con los fondos del Estado, un grupo de religiosos tiene autoridad moral para oponerse en base a los interese de ese determinado grupo. Si se acepta la intromisión de estos grupos religiosos, se dará un golpe a la seguridad e independencia intelectual de todos los maestros de todos los colegios de Venezuela. Sus consecuencias potenciales son incalculables. Si el Estado es el mayor “financista” de los colegios de educación católica, ¿porque no los socializamos?

Hasta hace muy poco los educadores religiosos sostenían que, si un niño no aprendía las lecciones, la cura adecuada era la paliza o el encierro. Este criterio no se aplica ya en los niños, pero sobrevive en la mente de los educadores católicos. En todas las fases de la educación, la influencia de la religión es desastrosa. Un cierto porcentaje de niños tiene el hábito de pensar; las preguntas inconvenientes tropiezan con el silencio o el castigo. La emoción colectiva se emplea para inculcar ciertas creencias, especialmente porque dependen para su poder para el prevalecimiento del emocionalismo y de la rareza del juicio crítico. A los muchachos se les debería enseñar el respeto por la mutua libertad; hay que hacerles sentir que no hay nada que dé a un ser humano derechos sobre otros.

La pedagogía es una ciencia dificilísima, honda, complicada, que exige vastísimos conocimientos técnicos. Su conocimiento teórico y la aptitud práctica para ejercerla con provecho no son menos difíciles que los conocimientos teóricos y la aptitud práctica necesaria. Creer que para la educación basta carácter y eso que se llama experiencia es lo mismo que dar fe a esa semisuperchería que llaman ojo clínico, ojo que lo mismo mata que sana. Sin ciencia no hay experiencia posible.


Salud Camaradas.

Hasta la Victoria Siempre.

Patria Socialismo o Muerte.

¡Venceremos!


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Manuel Taibo


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