¡Homologación y conspiración golpista!

El pasado domingo 07 de agosto, fuimos testigos de un evento inusual y extraordinario por su trascendencia para pueblos hermanos y separados –mediáticamente- por una brutal y criminal campaña dirigida por los consorcios mediáticos, propiedad de la oligarquía bogotana santanderista; que mantuvo el poder durante todo el siglo XX y parte del XXI. La victoria electoral de Gustavo Petro y Francia Márquez, marca un hito histórico que señala el final de la hegemonía de los cárteles de la droga, dirigidos por Álvaro Uribe, como detentores del poder político en el Palacio de Nariño por los últimos 20 años y más. El acto de proclamación y juramentación del nuevo Presidente y Vicepresidenta, estuvo marcado de mucho simbolismo y reivindicación de la historia patriótica, representada en la presencia de la espada del Padre Libertador, Simón Bolívar, durante el acto, como testigo clave del mismo y abriendo un nuevo ciclo de hermandad entre ambos pueblos siameses. Las reacciones mediáticas, no se hicieron esperar. Una, en particular, escuchamos por Unión Radio y nos llamó –poderosamente- la atención, la del ex embajador venezolano, Pavell Rondón, quien se dio el tupé de acusar al hermano Presidente, Nicolás Maduro, de ser el responsable de la ruptura de relaciones y cierre del espacio fronterizo. Así de fácil e irresponsable, tratan los problemas -creados por ellos mismos- esos sectores oposicionistas. Desconociendo la historia reciente entre ambas naciones, signada por la ruptura de relaciones como consecuencia lógica de una política diseñada por Washington, bajo el lema del ¡Divide y Vencerás! No fue, Nicolás Maduro, quien desconoció la presidencia de Iván Duque, una vez electo; ni quien propició un magnicidio al finalizar su mandato presidencial, frustrado por las fuerzas de seguridad de Casa Militar; como tampoco fue, Nicolás Maduro, quien propició la invasión con bandas paramilitares del territorio colombiano y mucho menos, propició la migración de colombianos y colombianas hacia territorio venezolano, como mecanismo de extorsión a los organismos internacionales y fuente de corrupción del narco gobierno de Iván Duque. Mucho menos, fue el gobierno venezolano quien intentó inundar el territorio colombiano de cocaína pues es público, notorio y comunicacional que la producción de drogas se realiza en territorio colombiano y cada año, suma cientos de nuevas hectáreas de coca sembradas para satisfacer el apetito de dormideras del pueblo estadounidense, cuyo gobierno las utiliza como mecanismo de control social. En fin, el fulano ex embajador, hace gala de su domesticación al uribismo, renunciando a la verdad de los hechos que hemos transitado en los últimos 22 años y, en su intento de colocar el mundo al revés o tergiversar «la verdad», termina convertido en un verdadero falso positivo o agente de la mentira.

Esta actitud y modo de actuar es propia de los agentes oposicionistas de la ultraderecha venezolana, ahora coaligados con actores políticos de la ultraizquierda (PCV). Fracasados en su intención de «cambio de régimen»; la CIA, les reorienta ahora, en la búsqueda de acercamientos con las vivencias del pueblo. Ese mismo pueblo que, producto de sus acciones criminales, fue sometido a las más brutales torturas que pueblo alguno haya sufrido por las acciones de esos mismos actores del oposicionismo apátrida. «Sanciones», llamaron a la herramienta de tortura empleada por Washington para procurar domesticar y someter al pueblo de las dificultades, como en alguna oportunidad le llamara el Padre Libertador, Simón Bolívar. «Hay cosas que las puedo contar por mi propia experiencia que se van sucediendo (…) como presidente del parlamento fui a solicitar sanciones a Europa y Estados Unidos (…) No hay otro escenario para el grupo de Lima que signifique Maduro en el poder, no hay posibilidad de llegar a un acuerdo de un gobierno de transición que no pase con Maduro fuera del poder», decía Julio Borges en 2019, envalentonado por el apoyo del ex mandatario estadounidense Donald Trump. Las «sanciones» son, un arma de coerción y chantaje que si bien sustituye la invasión militar directa, en los hechos, produce iguales o peores resultados que ésta; algo de lo cual, pueden dar fe los 30 millones de venezolanos y venezolanas, «sancionados» por igual. Thomas Shannon, ex diplomático estadounidense de carrera, en entrevista para el Financial Times, en 2019, afirmaba: «Las sanciones económicas aplicadas por la Administración Trump contra Venezuela tienen un efecto tan devastador como los bombardeos aliados de las ciudades de Dresde y Tokio durante la Segunda Guerra Mundial. (...) Estamos viendo la destrucción de Venezuela como país y como sociedad». Y todavía, aún hoy, nos encontramos con venezolanos y venezolanas, que se niegan a reconocer lo ocurrido; en desmérito del enorme y heroico esfuerzo de resistencia que ha librado el pueblo venezolano, su FANB, Gobierno y Estado Bolivariano. ¡No pudieron destruir la Patria de Bolívar y Chávez! No obstante, la realidad real suele ser más contundente que la realidad mediática y siempre termina manifestándose con toda su crudeza. Tal, como lo hiciera días atrás, la decisión de un tribunal británico de desconocer la vigencia de las instituciones Constitucionales venezolanas y asignarle la custodia del Oro venezolano a las autoridades legislativas que usurparon la Constitución Bolivariana de 1999 y se autoproclamaron como autoridades de la Nación, siendo reconocidas por el gobierno imperialista de los EEUU, sus colonias de la Unión Europea y más una decena de países –nos más de 60- serviles y domesticados a los designios de Washington. Lo que nos demuestra, que la realidad de las «sanciones» criminales contra Venezuela, aún al día de hoy, siguen gravitando sobre la vida y cotidianidad del heroico pueblo venezolano.

Estos días de finales de julio e inicios de agosto, fuimos testigos de un adelanto de la campaña electoral presidencial 2024 por parte de la oposición guaidosista. La excusa, fue el no pago oportuno del bono vacacional a los sectores educativos de la Administración Pública. Si bien, el no pago de dicha reivindicación laboral no tiene otra implicación más que, la no salida de vacaciones de los sectores laborales implicados en tal situación, pues se impide y coarta la posibilidad del disfrute de ese elemental derecho humano al descanso y rehabilitación del organismo, como lo ordena la Ley Chávez (ART. 194. LOTTT): «El pago del salario correspondiente a los días de vacaciones deberá efectuarse al inicio de ellas. Cuando haya de pagarse además la alimentación o alojamiento, o ambas cosas, su pago se hará también al comienzo de las mismas…». Lo cierto es, que ese incumplimiento laboral ha sido utilizado –nuevamente- por el oposicionismo contrarrevolucionario de la ultraderecha venezolana (VP, PJ, AD (Ramos Allup) y Un Nuevo Tiempo), ahora coaligada con actores políticos de la ultraizquierda (PCV), como mecanismo para declararle la guerra a la paz y estabilidad que hemos alcanzado como nación. Recordemos que, finalizando junio 2022, la extinta AN -dirigida por Julio Borges, Henry Ramos Allup, Omar Barboza y Juan Guaidó- utilizando como interlocutora a la ex diputada, Deyalitza Aray, quien se autoproclama como diputada vigente (atención Ministerio Público, ¡Cese a la impunidad!), en declaraciones dadas a Juan Bautista Salas, el 28 junio de 2022, para el Diario El Impulso, lanza la línea política seguida por el oposicionismo ultroso, léase: «Exigir la nulidad del Instructivo 2892 de la Oficina Nacional de Presupuesto (ONAPRE), acordó este martes la Asamblea Nacional ratificando su respaldo y reconociendo a todos los trabajadores de Venezuela y en especial el sector público (…) Subrayó que desde esta Asamblea Nacional Legítima, se hacen eco de este reclamo de la masa laboral venezolana, además de estimular que todos los sectores se unan en ese clamor y esa voz para que se materialice el deseo de cambiar el modelo actual, que los trabajadores recuperen la fortaleza de su capacidad laboral y puedan tener condiciones y salarios dignos». Dada la orden de operaciones a seguir por la supuesta AN «legítima», de inmediato se activan sus organizaciones para-sindicales, esas que aún al día de hoy, reconocen a Juan Guaidó como su presidente «legítimo». Son las mismas organizaciones políticas y para-sindicales, que guardaron y aún al día de hoy, guardan silencio cada vez que los enemigos de la Patria solicitan a su amo del norte le sean aplicadas «sanciones» al Pueblo y Gobierno venezolano. Pero, como les gusta exigir aumentos salariales y nuevas reivindicaciones al Gobierno Legítimo y Constitucional del hermano Presidente Nicolás Maduro. ¡Son el colmo del descaro y las sinvergüenzuras! Y como tal, se han aprovechado de la circunstancia del no pago oportuno del bono vacacional para lanzar una nueva operación de guerra y desestabilización de la paz nacional.

Con los ataques a la ONAPRE, buscaban propiciar enfrentamientos violentos entre hermanos de clase. «Todos los dados están cargados. No hay palabra, gesto ni símbolo que no presente un frente de guerra o no sea, en sí, un ejercicio de belicismo psicológico», nos recuerda Buen Abad en su Semiótica de la Guerra (2013). Con sus agresiones a la ONAPRE, no solo buscaban propiciar la guerra entre hermanos de clase (¡Divide y vencerás!), sino también propiciar –intencionadamente- que, desde dentro de las filas de la Clase Obrera surgiera algún Gouveia o un Kaczynski alias «Unabomber» o peor aún, un Leopoldo López alias «violencia extrema» que, en acto de supuesta justicia, se atreviera a cometer algún acto terrorista contra la ONAPRE, contra sus hombres y mujeres, sus instalaciones. Para su infortunio, ello no ocurrió.

Mucha e intensa, ha sido la campaña de guerra psicológica dirigida al grupo de trabajadores y trabajadoras de la educación. «El pago del bono se hará en cuatro porciones», denunciaban las bandas terroristas oposicionistas; luego saltaban a diez porciones, con lo cual el bono vacacional sería cancelado en 2023. Las redes sociales, se convirtieron en el epicentro de la batalla cognitiva del oposicionismo guaidosista en su intento de reposicionarse políticamente en el escenario electoral venezolano. La siquiatría, distingue el miedo de la angustia. El miedo, tiene un objetivo preciso al cual se le puede enfrentar, ya que está bien identificado. La angustia, al contrario, es una espera dolorosa frente a un peligro aún más temible que no se identifica claramente a primera vista. Es un sentimiento de inseguridad, tal es la sensación inoculada por el oposicionismo en esos grupos de trabajadores y trabajadores, que sentían como perdido su bono vacacional. Ser sádico no equivale a ser cruel, como suele pensarse. Significa, rebajar de rango a un grupo de personas con el objetivo claro de ejercer dominio sobre ellas y ellos. Ello, lo consiguió el oposicionismo guaidosista mediante la manipulación mediática: «La manipulación debilita la voluntad y la forma de pensar de los individuos. Su propósito es que los manipulados terminen tomando decisiones que, inicialmente, por cuenta propia no lo harían». Un ejemplo famoso de esto, fue el suicidio colectivo en la granja Jonestown en Guyana (1978). Nada casual, que en su campaña de propaganda saltaran del tema del no pago del bono vacacional a: «Se lo cobraremos en 2024». Como, si este pueblo careciera de memoria colectiva y ya olvidó lo que representó la última cola y la AN de 2015-2019, en pérdidas materiales para la Nación en el orden de 114.302 millones de dólares (P. Curcio, Impacto de la Guerra Económica contra el pueblo de Venezuela, 6 agosto, 2019). En robos de activos y pérdida de la Soberanía Nacional, con la entrega total de dicha AN a los designios de Washington.

Este episodio, de supuesta lucha sindical del oposicionismo guaidosista, debemos analizarlo en detalle para extraer conclusiones de futuro sobre esta modalidad de desestabilización, utilizada por la CIA en Venezuela. Lo cierto es también, que funcionarios de altísimo nivel y con poder de decisión para cortar de raíz el problema, se hicieron de la vista gorda y dejaron que funcionarios de segundo nivel como serían las ministras y ministros, tuvieran que asumir las riendas del asunto y dar la cara al pueblo trabajador. Tal fue el caso de las ministras Tibisay Lucena, Yelitza Santaella y el ministro Francisco Torrealba quienes, a la larga lograron desanudar los nudos burocráticos creados en la Vicepresidencia Sectorial de Planificación y Finanzas. El Che, en su obra: Contra el Burocratismo, conceptualizaba este mal como: «… la cadena del tipo de funcionario que quiere resolver de cualquier manera sus problemas, chocando una y otra vez contra el orden establecido, sin dar con la solución». Y precisaba: «Si conocemos las causas y los efectos del burocratismo, podemos analizar exactamente las posibilidades de corregir el mal». Fue lo que hizo –magistralmente- el Ministro Francisco Torrealba, quien identificó –acertadamente- una falla que ya llevaba más de un año sin corregirse, y que afectaba el Principio de Legalidad Constitucional y una vez hecha la identificación del problema procedió a corregirlo como un rayo, homologando la IV CCU del sector universitario. A sabiendas que el TSJ, consecuente con su doctrina jurisprudencial decidiría algo similar: «Que la respectiva homologación NO se ha verificado hasta la presente fecha, mucho menos consta en las actas que la mencionada Funcionaria del trabajo haya realizado alguna observación u ordenado alguna corrección siendo que, por ello, las estipulaciones convencionales contenidas en las cláusulas de dicho proyecto de Convención Colectiva no surten efectos legales, no tienen vigencia y por lo tanto NO puede reclamarse su cumplimiento…» (Decisión nº 2016-107 de Juzgado Segundo de Primera Instancia de Juicio del Trabajo. Extensión Maracaibo, 27 de Enero de 2016). Lo que de no haberse corregido oportunamente habría complicado la solución del problema e incluso lo agravaría. Faltaba entonces, convencer al funcionario involucrado –directamente- en el caso, quien se había convertido en un obstáculo para la solución rápida del problema presentado, nos referimos al Vicepresidente Sectorial de Planificación, Ricardo Menéndez, habida cuenta que la Vicepresidenta Ejecutiva, Delcy Rodríguez, permanecía de reposo por Covid19. Es así, que el día miércoles 10, aparece –misteriosamente- en un acto de gobierno el sujeto antes mencionado. Quien se mantenía ausente por todo este año de los actos de gobierno. Fue, el propio Presidente Nicolás Maduro quien anunció que estaba presente en el acto del Motor Industrial, aunque en la toma televisiva no quedó registro alguno de su presencia en dicho acto. Lo que nos permite concluir, que era un hecho cierto el involucramiento directo del Jefe de Estado en la solución del asunto del bono vacacional. Para ese momento, ya las calles eran del pueblo con la masiva y contundente marcha convocada por Wills Rangel y la CBST. El oposicionismo, se recluía en su reducto: la puerta Tamanaco de la Ciudad Universitaria de Caracas. Es entonces, cuando la CBST activa un Pliego Conciliatorio que es recibido por el Ministro Torrealba, quien en su intervención ante las y los marchistas dejando en claro que, por instrucciones directas del Jefe de Estado, a ningún trabajador y/o trabajadora se le cercenará ningún derecho laboral. Ese pliego conciliatorio, se convierte en una especie de poder especial u orden de la Clase Trabajadora al Ministro del Proceso Social del Trabajo para que activara todos los mecanismos establecidos en la Ley Chávez o LOTTT y diera con la solución del problema presentado, y en cuestión de unas pocas horas, el Ministro Torrealba convoca a la sede ministerial a las Ministras de Educación Básica y Universitaria y a los líderes sindicales quienes suscribieron y activaron las respectivas Convenciones Colectivas. Al día siguiente, 12 de agosto, la Ministra Tibisay Lucena anuncia mediante un tuit desde su cuenta @TibisayLucena8: «Anunciamos con la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores el pago del 100% del Bono Vacacional la semana que viene #GraciasPresidenteObrero». Con ello, se ponía fin a este nuevo intento golpista del extremismo oposicionista de la ultraderecha y la ultraizquierda venezolana. Así, debemos registrarlo en la nueva historia que está escribiendo el Pueblo que vence todas las dificultades, el Pueblo venezolano…

Caracas, 14-08-2022



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Henry Escalante


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