La implosión de las universidades y la expansión de otras

Gran parte de nuestras universidades, sobre todo las 11 que hacen vida en la AVERUO (Asociación de Rectores Universitarios Oposicionistas), están viviendo una situación dramática a causa de las acciones de la oposición venezolana, de unas autoridades irresponsables, de una torpe dirigencia estudiantil, por culpa de unos gremios docentes indolentes, por culpa de unos decanos permisivos y una masa estudiantil conformista.

Esta situación que podría verse como coyuntural es también estructural, puesto que desde hace años en estas universidades no se realizan cambios en los pensa de estudios, se mantiene el mismo modelo de universidad napoleónica consistente fundamentalmente en generar profesionales para la sociedad. Los procesos de transformación, renovación o reforma que se han intentado impulsar en ellas han fracasado pues los muros de la universidad se han agigantado y frenado todo tipo de planteamientos novedosos.

En el caso venezolano, la renovación universitaria de los años sesenta fue aplastada por el gobierno de Caldera cuando en 1969 a través de la denominada "operación canguro" allanó e intervino la UCV cerrándola por casi dos años. Luego con las políticas del cupo universitario de los años 80 y 90 estas universidades fueron cerrándose al pueblo y comenzaron a convertirse en elites selectivas. Incluso, aun cuando en 1970 se aprobó (sin consultar con nadie) la Ley de Universidades donde se incorporaba la figura de las universidades experimentales diseminadas en el interior del país y convertir algunos institutos de educación superior, así llamados entonces, el cupo universitario seguía restringido para las grandes mayorías nacionales. (Ver imagen de cómo era la matrícula estudiantil hasta 1998, cuando en las universidades nuestras estudiaban 600 mil estudiantes)

Es con el gobierno bolivariano cuando se desarrolla una política de inclusión y democratización universitaria, así como nuevas propuestas de transformación que se llevan a cabo. Surge la Misión Sucre, la UNEFA, la Universidad Bolivariana, las universidades temáticas (Ciencias de la salud, de la Tecnología, Hidrocarburos, Turismo, de los Trabajadores, Campesina, Marítima. Deporte, Indígena, Militar) se convirtieron los Institutos Universitarios de Tecnología (IUT) en Universidades Politécnicas Territoriales (UPT) en todo el territorio nacional, todo lo cual convirtió a la patria venezolana en una gran universidad con la posibilidad de que quien desee realizar estudios universitarios pueda hacerlo sin restricciones.

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Por supuesto que esto cambió el mapa universitario venezolano en cuanto al número de instituciones de educación universitaria y en cuanto a la matrícula estudiantil. (Ver imagen actual, donde en las Instituciones de Educación Universitarias desde el 2007 estudian 2 millones 800 mil estudiantes, convirtiendo a Venezuela en el quinto país del mundo en matrícula universitaria y el segundo país en toda América, según la UNESCO).

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Pero frente al gobierno bolivariano, las universidades AVERUO han generado toda una serie de acciones que las han llevado a la más increíble situación de inercia, de postración y de oscuridad como nunca se había vivenciado en este ámbito de lo que otrora fueron "las casas que vencen las sombras"

Un ejemplo patético de lo que acá afirmo en la UCLA y en el resto de universidades AVERUO, desde hace más de dos meses no hay clases, primero por una suspensión de las mismas, y luego por una "flexibilización" en la asistencia, las evaluaciones, o simplemente dejar a los estudiantes la decisión de asistir o no a la universidad. Ello ha generado otro semestre perdido en las universidades, sin que a las autoridades y a los gremios oposicionistas no les importe para nada lo que ocurre.

En la UCLA (y en las universidades AVERUO) se han perdido 4 semestres en los últimos 5 años, es decir, se perdió un semestre en el 2013 a consecuencia de un paro docente avalado por la FAPUV y la APUCLA, se perdió otro semestre en el 2014, a causa de la guarimba terrorista convocada por sectores opositores y apoyada indirectamente por las autoridades universitarias, se perdió un semestre más en al 2015, por otro paro docente y ahora en el 2017, por las situaciones ya mencionadas.

En la UCLA, de 25.611 estudiantes que se tenía en el año 2013 (según el boletín estadístico oficial de ese año), hoy se ha reducido dramática y lamentablemente, a 14.148 estudiantes activos, datos oficiales de la Secretaría general de la universidad. La causa fundamental de esta reducción en la matrícula estudiantil estriba en las continuas paralizaciones de la universidad que afecta la prosecución estudiantil y hace que una gran parte de ellos se vayan a las universidades bolivarianas, donde no se pierden clases o a las universidades de gestión privadas, haciendo un enorme sacrificio económico los padres de los estudiantes para costear las altas matrículas de las mismas.

Fíjense que en la bicentenaria Universidad de Los Andes, ULA, la matrícula estudiantil ha descendido de 65.000 estudiantes a 30.000. Igual ocurre en las universidades AVERUO donde la implosión universitaria ha generado la deserción estudiantil y el descenso en casi todas las actividades de extensión, investigación y hasta los posgrados.

En la UCLA (y en las universidades AVERUO), los estudiantes están tardando en promedio hasta 10 años para graduarse sobre todo en carreras como Medicina, Ingeniería Civil, Agronomía y Veterinaria y en esta realidad no tiene nada que ver la situación presupuestaria, en lo cual luego profundizaremos, sino la negligencia de las autoridades y los paros gremiales de los gremios oposicionistas que permanentemente se declaran en huelgas ilegales, cuya víctima fundamental son los estudiantes, puesto que, mientras a los trabajadores (docentes, empleados y obreros) se les continúa pagando sueldos y salarios, bonos, primas, cajas de ahorros, seguro social, vacaciones, aguinaldos, etc, los estudiantes pierden clases en medio de la indolencia de las autoridades.

Creemos que ya es tiempo de analizar, revisar, reflexionar, rectificar y reimpulsar el sector universitario para llevarlo a los niveles que llegó a tener en la sociedad venezolana. Lo otro es que si las universidades AVERUO siguen igual nada detendrá que el proceso de implosión las lleve a una reducción peligrosa para su comunidad, mientras que las universidades ARBOL deben fijarse en eses ejemplo negativo para evitar crisis similares.



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Cécil Gerardo Pérez


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