Paraxología educativa liberadora

“Siempre he creído que la claridad es la cortesía del filósofo, decía Ortega. En lugar de tratados que ostenten los bíceps de su tecnicismo, el filósofo debe ofrecernos obras claras”.
(Freddy Castillo Castellanos. Incisiones, UCLA-Dirección de Cultura y Fundacultura. Mérida-Barquisimeto, 1984. P. 71).

     En atención al epígrafe que encabezan estas líneas y aunque no seamos filósofos profesionales, en la presente comunicación seremos claros en la exposición que haremos ante este auditorio de colegas trabajadores académicos, estudiantes y ojalá también que estén también presentes trabajadores académicos y de servicio o de los consejos comunales del entorno, ya que desde los tiempos de la renovación universitaria en Venezuela de finales de la década de los sesenta y finales de los setenta, según recuerda  el antropólogo y eminente profesor universitario Miguel Acosta Saignes, (en Agustín Blanco Muñoz, 2012, Habla Miguel Acosta Saignes, Cátedra Pío Tamayo- UCV), la nueva educación liberadora reconoce como agentes óptimos del hecho educativo a todos los actores del currículo y no sólo al binomio discípulo-maestro, pero para que haya ese reconocimiento se requiere que los gerentes educativos asuman y sean portadores de una teoría educativa cónsona, que posea una “caja de herramientas” cuyas dimensiones teleológicas,  antropológicas, epistemológicas, axiológicas y metodológicas sea coherentes con lo que Acosta Saignes denomina humanística, técnica y científica, empezando por reconocer la importancia de la cultura propia, que tenga identidad regional latinoamericana.

     Textualmente el admirado ucevista cuenta que “…La renovación llevó a la Universidad  a la incorporación  de los trabajadores a las asambleas y a las reuniones. Y la  representación de los trabajadores en todo sentido, hasta los obreros de la Facultad, particularmente FHE (Facultad de Humanidades y Educación). Yo reuní dos asambleas”, ( VIDE, p. 403); si tomamos las referencias anteriores a modo de premisas tenemos que (a) el asunto de la renovación universitaria mediada por una acción educativa liberadora viene a ser una aspiración de larga data en Venezuela contemporánea y  ha sido en el período de Hugo Chávez Frías (1998-2013), casi cuarenta ños después de la renovación que vino a hacerse realidad la educación universitaria  democrática y popular, sobre la base de la teoría del Estado docente y el humanismo democrático de fuerte talante pragmático, esto es, una educación del hacer provechoso, que “comunica ideas a las cosas y cosas a las ideas”, más allá de la instrucción libresca, de entelequias etéreas, (Confróntese, Luís Beltrán Prieto Figueroa, Principios generales de la educación; El estado y la educación en América Latina).

     Por otra parte, (b) toda educación que se precie  de ser tal, educación y no mera instrucción técnico-operativa, tendría que ser una educación liberadora. En otras palabras, una acción en el plano teócio-práctico (praxología) para liberarnos de todo colonialismo, neocolonialismo y vasallaje en el orden cotidiano y abstracto del pensamiento y las actitudes, que nos inste por emulación y actividad vicaria a descubrir y reafirmar los valores de la independencia, Soberanía y la Autonomía. Ello, de acuerdo con la conclusión que se deriva de las ideas anteriores, deben expresarse en los planos personales de la autonomía cognitiva y la autonomía moral, así como también debe expresarse en las estructuras objetivas de la economía y la política e instituciones del Estado-Nación e instancias del orden militar, que son los dispositivos para seguridad y defensa, precisamente, de los elementos clásicos del Estado-Nación, a saber: el pueblo, territorio, lengua, economía, cultura y psicología colectiva; en ese sentido, Prieto Figueroa decía, igualmente, que un pueblo educado en los ideales de la patria, con racionalidad y afecto a la tierra es la mejor garantía de la soberanía e independencia y cuyo paradigma en la paideia  griega, es decir, en los ideales de la educación griega, según Warner Geagger, en libro del mismo nombre, fue Héctor y en Venezuela lo fueron los héroes de la gesta emancipadora, que  cualquier sacrificio era poco por defender la patria y hasta se hacían matar por ella, virilmente y no podían que vinieran de otras partes a que los invadieran como piden ahora algunos de los egregios e ilustres egresados de los mejores colegios de Barquisimeto y Venezuela en general, como informaron los mass media días atrás… as{i será de buena esa educación de los modelos jesuíticos y lasallistas o no sé cuáles otros, con razón mi querido maestro Luís Beltrán Prieto Figueroa decía que él prefería a la peor escuela pública para sus hijos que al mejor colegio privado; sobre todo si esa escuela pública desarrollara su proceso  educativo bajo la teoría de la educación práctica y del trabajo, vocacional y contextualizada a tenor de la filosofía pragmática, de John Dewey (       ) pero enriquecida con el aporte de algunos pedagogos latinoamericanos y caribeños, verbigracia los archiconocidos y poco estudiados Paulo Freire y Julián José Martí, de plumas tan fecundas como sensibles a las necesidades  educativas y culturales de los sectores  humanos socialmente vulnerables, nosotros, pues, a quienes Salvador Garmendia llamara Los pequeños seres, y Fran Fanón Los condenados de la tierra o los pobres de la tierra con quienes José Martí decía que echaba sus suerte. Ergo, para que haya una educación liberadora (C) tiene que haber educadores sensibles, que comprometan y echen su suerte con los pobres, que el título y demás credenciales de académicos no nos “despueble”, como decía el formador de Fe y Alegría  Antonio Pérez Esclarín, como  se llenaba de horror recientemente una colega de la UPEL_IPB que mascullaba: ---¡Ay, Luís Beltrán, cómo vas a creer tú que tengamos que ir nosotros que somos profesores a un CDI, un CAT y aun MERCAL o PDVAL! ¿No somos profesionales? Los obreros son otra cosa, tú me dirás…!”

     Si han tenido la paciencia de seguirme hasta aquí, podrán advertir que  así como al desgaire se han soltado alguna hilachas de ideas acerca de qué puede entenderse por la noción teórica-práctica de educación liberadora; que, como hemos dicho, todo educación que humaniza al hombre y la mujer, niña, niño o adolescente, tendría que ser liberadora; pero conviene recarcar que podría ser aquella que cuya acción discurra al modo de una acción praxológica cooperativa cuya teleología invita a descubrir que La vida es bella, para decirlo así con el título de la afamada película de Roberto Begnini, y la vida es bella a pesar de que el entorno conspire contra los lazos de fraternidad y amor entre las familias, una pareja o la patria misma; de hecho la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) contempla que esta es una nación irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad y justicia y paz internacional, en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador. Esos  son, entonces valores a modelar y enseñar en el marco de una educación liberadora.

     Correlativamente. Más adelante, el artículo 1, del título I, De los principios fundamentales, agrega que: “…Son derechos irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación nacional”; de esto se colige que el proceso social e institucional de la educación en Venezuela contemporánea y actual o más aún en la historia reciente e inmediata, debe de estar guiad por estas orientaciones sustantivas, en orden de la teleología y axiología, que tiende en la dimensión antropológica a formar al nuevo y a la nueva republicana/no, en el marco de una sociedad democrática y participativa, o lo que es lo mismo “…Un Estado social, de derecho y de justicia”… pero cabe preguntar, de lo que se va construyendo la mayoría del pueblo venezolano como revolución bolivariana y chavista ¿ qué ha hecho al respecto el nuevo estado venezolano? ¿El crecimiento cuantitativo que ha experimentado para superar la contracción de la oferta educativa y dar respuestas a las altas demandas, es suficiente para hablar de la consolidación de la educación liberadora en Venezuela? Según datos del atinado y respetado periodista Domingo Díaz Rangel, El Gigante, como a su amor y padre María Gabriela Chávez, “En el años 2000nhabía 894.418 estudiantes universitarios, hace cuatros años , en 2008, eran 2.169.330. existen 30 nuevas  universidades y 1500 aldeas universitarias distribuidas en casi todos los municipios; 200 mil estudiantes becados. Yo soy profesor jubilado (UCV, escuela de periodismo), y mientras fui activo nunca  recibimos un incremento como ahora, del 100%,ni se firmó un contrato que incluyera a todos: profesores, empleados, obreros y estudiantes. En época de la cuarta hubo manifestaciones en defensa de la universidad, con muertos y heridos. En toda la historia de Venezuela ningún presidente había hecho tanto por mejorar la universidad como Chávez. Ni los ucevistas Leoni, Caldera, Lusinchi, al contrario, algunos la allanaron. Lo que sí es cuestionable es la calidad académica” (VIDE, Los domingos de Díaz Rangel, Últimas noticas, 30 de junio de 2013, p. 12, el país)

     Es la dialéctica, dice mi amigo el ex viceministro Luís Bonilla-Molina, (él en Rubio dirigió una revista que se llamaba Dialéctica) que en la revolución bolivariana cuando se solventa medianamente una cosa surgen otros nuevos problemas que exigen una nueva síntesis, la cual no cristalizará si no se cuenta con la participación de todos, por eso surge la pregunta, ¿por qué no es suficiente en educación el crecimiento cuantitativo? ¿Por qué no basta  la ampliación  de la oferta educativa, en cuanto a la creación  de nuevas universidades o transformación de antiguos tecnológicos en las llamadas universidades territoriales o la denominada explosión matricular de lo que da cuenta Díaz Rangel? ¿Cuándo se dirá que se ha consolidado la educación liberadora o es una utopía, un lugar ideal en el topus urano de las ideas platónicas, al modo de Campanella  o Tomás Moro o los románticos del socialismo utópico? ¿Los cambios cuantitativos en Venezuela en el segmento educativo y en toras áreas como la economía y la organización popular, por decir algo, van acompañadas de los necesarios y suficientes cambios cualitativos, frutos pudiéramos decir de la acción en las conciencias, las actitudes y la conducta de la educación liberadora, que va haciendo camino al andar, cual decía el poeta Antonio Machado?

     Responder estas interrogantes con suficiente claridad, al modo de una muestra de la cortesía del filósofo, (Ortega y Gasset, dixit), nos llevaría muy lejos y no  es esta la ocasión  ni el lugar, sino que se formulan para animar la discusión, o como diría otro poeta, Aquiles Nazoa, son cosas que uno dice pa´ conversá… (VIDe, Miguel Angel López, Poemas , CD) 



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Luis B. Saavedra M.

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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