La Gran Ilusión de los "10 Mil Billones": Desmontando la Falacia de la Inflación Acumulada en Venezuela

En la era de las redes sociales, es fácil toparse con información que, a primera vista, parece contundente y reveladora. Recientemente, una influencer venezolana, llamada Karen Destello, ha capturado la atención con una afirmación sobre el valor del dólar en Venezuela que, si bien matemáticamente tiene un punto de partida real, ignora por completo la verdadera tragedia económica que vivimos. Es hora de desmantelar lo que llamo la falacia de la inflación acumulada y la reconversión, una simplificación peligrosa de nuestra realidad.

Permítanme citar el extracto de lo dicho por Karen que ha causado revuelo:

"En Venezuela un dólar cuesta 100 bolívares. Yo te voy a invitar a vos a que agarres esos 100 bolívares para escribirlo, escribir 100 bolívares y le vas a poner los 14 ceros que le han quitado a nuestro bolívar desde la primera reconversión que hizo Chávez, y después vas a ir de derecha a izquierda poniendo puntos cada tres ceros para separar millones de miles y así te vas a dar cuenta de la espantosa y devastadora suma de 10 mil billones, no millones, 10 mil billones de bolívares. Eso es lo que cuesta un dólar en Venezuela y esto es un recordatorio para ti, para ti que dices que en Venezuela no está pasando nada y que Venezuela se arregló. 10 mil billones es un dólar en Venezuela."

A primera vista, la cifra impacta. 10 mil billones. ¡Suena aterrador! Y sí, es un cálculo numérico exacto de los ceros que le han sido suprimidos a nuestra moneda a lo largo de las múltiples reconversiones monetarias. Pero aquí es donde entra la falacia: la influencer omite deliberadamente que esa "reconversión" de los 10 mil billones de bolívares también se le hizo al kilo de queso, al pan, a los servicios públicos y, crucialmente, al salario de cada trabajador.

La hiperinflación es un cáncer económico que carcome el valor de la moneda en todos los aspectos. No es que el dólar sea el único que ha "subido" a esos niveles astronómicos. Es que el bolívar ha perdido su valor de manera tan brutal que todo, absolutamente todo lo que se mide en bolívares, refleja esa misma devaluación.

EL DESAFÍO: APLIQUEMOS LA MISMA LÓGICA A TU MERCADO

Te invito a que hagas el mismo ejercicio que propone la influencer, pero con cualquier producto de tu cesta básica. Toma un paquete de harina P.A.N. o una salsa de tomate. Anota su precio actual en bolívares. Ahora, con la calculadora en mano, agrégale esos 14 ceros que se le han quitado a nuestra moneda.

¿Sorprendido? Verás que la harina P.A.N. que compras hoy por X bolívares, "costaría" una cifra igual de descomunal si le devolvemos los ceros. ¿Significa eso que la harina P.A.N. también ha aumentado su precio en 10 mil billones de bolívares?

¡Claro que no! Significa que la unidad de medida, el bolívar, se ha pulverizado en esa misma proporción.

LA VERDADERA MEDIDA DE LA DEVASTACIÓN: EL PODER ADQUISITIVO PERDIDO

La discusión sobre el dólar y los ceros es una cortina de humo que desvía la atención de la verdadera tragedia: la pérdida abismal del poder adquisitivo de la familia venezolana. Aquí es donde la situación realmente duele y donde la influencer se equivoca al señalar el "problema" solo en el dólar.

Para entender el verdadero impacto, debemos comparar el ritmo de crecimiento de los precios de los bienes y servicios con el ritmo de crecimiento del salario mínimo integral. Aquí los datos son crudos:

  • En 2012 (tiempos de Hugo Chávez): El salario mínimo integral (incluyendo el cesta ticket) rondaba los 550 dólares mensuales. Con esa cantidad, una familia trabajadora podía adquirir el 100% de la canasta básica familiar e incluso tener un excedente. Venezuela ostentaba el salario mínimo más alto de América Latina.

  • Hoy, junio de 2024: El salario mínimo integral, que incluye bonos y salario base, apenas representa unos 161 dólares mensuales. Mientras tanto, el costo de la canasta básica familiar supera los 780 dólares. Esto significa que con el salario actual, una familia solo puede cubrir, con suerte, el 20% de sus necesidades básicas.

Esta es la cruda realidad de la pérdida del poder de compra en Venezuela. Es la incapacidad de un salario de cubrir las necesidades mínimas de una familia.

NO ES SOLO LA RECONVERSIÓN: UNA TORMENTA PERFECTA

Amiga, amigo, la pérdida de nuestro poder adquisitivo no se reduce a una simple "reconversión" de los billetes. Es el resultado de una tormenta perfecta de factores que han devastado nuestra economía:

  • La hiperinflación crónica: Que distorsiona todos los precios y la planificación económica.

  • El auge del dólar paralelo: Que, si bien hoy es la referencia para muchos, es un síntoma de la pérdida de confianza en la moneda nacional y genera un ciclo vicioso de devaluación.

  • Las sanciones económicas: Que han impactado la producción y la capacidad de comercio exterior.

  • La caída drástica de la producción petrolera: Que mermó la principal fuente de divisas del país.

  • La corrupción sistémica: Que desvió recursos vitales y profundizó la crisis.

La narrativa que solo se centra en los "10 mil billones" del dólar, sin reconocer que cada bien y servicio sufrió la misma "reconversión" y, lo que es peor, que el salario se ha rezagado a niveles de miseria frente a la inflación real, es una falacia que oculta la verdadera magnitud de la tragedia humanitaria y económica de Venezuela. No caigamos en simplificaciones; la realidad es mucho más profunda y dolorosa.



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Andrés Giussepe

Doctor en Gerencia, Especialista en Política y Comercio Petrolero Internacional y Economista de la Universidad Central de Venezuela. Secretario Nacional del Movimiento Profesionales de Venezuela.

 agiussepe@gmail.com

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